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Choque entre Francia y Alemania por el futuro avión de combate europeo, mientras España se mantiene al margen de la discusión

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Al parecer, París quiere que los contratistas franceses asuman una parte significativamente mayor del trabajo.

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Bruselas (Euractiv.com/.es) – La industria aeronáutica alemana ha solicitado ayuda al gobierno del canciller, Friedrich Merz, en un contexto de alta tensión con Francia por el polémico proyecto de caza europeo de nueva generación (FACS, por sus siglas en inglés), en el cual también participa España. Al parecer, París quiere que los contratistas franceses asuman una parte significativamente mayor del trabajo. El asunto ha generado inquietud en Alemania ante la posibilidad de que las empresas aeroespaciales francesas acaben dominando el programa Sistema Aéreo de Combate Futuro (FCAS), cuyo coste inicial supera los 100.000 millones de euros. Varias voces en el sector han instado a Merz a rechazar cualquier intento francés por dominar ese programa de defensa. La tensión ha estado presente casi desde el lanzamiento del proyecto en 2017, en especial entre Francia y su contratista principal, Dassault Aviation, y el gigante de la aviación Airbus, que Berlín designó para dirigir la contribución alemana al programa. España se sumó después, con la empresa Indra. Algunas fuentes comunitarias apuntan a la posibilidad de que los ministros de defensa francés y alemán aborden el tema en una reunión prevista para el 24 de julio. Por otro lado, está previsto que el asunto figure esa misma semana entre los temas a abordar por Merz y el presidente francés, Emmanuel Macron. En ese sentido, Merz admitió este miércoles que hay divergencias con Francia sobre la “composición del consorcio” responsable del programa, pero calificó el FCAS de contribución valiosa para la defensa europea, y expresó su confianza en llegar a una solución en este diferendo franco-alemán. Dura disputa en la industria. El conflicto estalló cuando el CEO de Dassault, Eric Trappier, sugirió poco antes del Salón Aeronáutico de París del pasado junio. Por su parte, el gobierno francés insinuó que abandonaría el proyecto de avión no tripulado de largo alcance Eurodrone, en el que también participan Dassault y Airbus, debido a los retrasos en su desarrollo. Trappier advirtió de que los retrasos en el programa FCAS podrían dejar obsoleto el avión antes incluso de que entre en servicio activo. En principio, el avión de combate debía estar operativo en 2040, pero el proyecto acumula un gran retraso. Durante el pasado fin de semana, algunos medios de comunicación informaron de que Francia ha. Francia ha negado haber hecho esa petición específica en las negociaciones previas al lanzamiento de la siguiente fase de desarrollo del programa. Inquietud alemana. La Asociación Alemana de la Industria Aeroespacial, que cuenta con Airbus entre sus miembros, rechazó la supuesta exigencia francesa al tiempo que pidió apoyo político de Berlín. Marie-Christine von Hahn, Directora General de ese grupo de presión, calificó el FCAS de “programa tecnológico emblemático” para la industria aeroespacial. “Hay que preservar el saber hacer alemán en este importantísimo segmento militar, industrial y económico”, declaró Von Hahn en un comunicado. “Nuestras empresas rechazan la unilateral búsqueda francesa de dominio y trabajarán con los socios franceses para volver a la senda de cooperación ya acordada”, agregó. En una reunión con los trabajadores de una importante planta en la ciudad bávara de Manching, el líder del comité de empresa de Airbus, Thomas Pretzl, defendió el FCAS, que calificó de necesario, pero señaló que Francia es el socio equivocado en este proyecto. “La asociación se basa en trabajar juntos y no unos contra otros. Hay socios más atractivos y adecuados en Europa”, comentó. Pretzl advirtió de que los problemas en torno al FCAS, combinados con las dudas sobre el futuro de los actuales programas de producción de reactores como el Eurofighter, al que el FCAS está llamado a sustituir, perjudican la capacidad de Airbus Defence and Space para competir con rivales más dinámicos de Estados Unidos y otros países europeos. Dassault no respondió a las peticiones de comentarios de Euractiv. Airbus Defence and Space tampoco quiso hacer comentarios. Programas equilibrados. Las disputas entre Dassault y Airbus sobre el reparto de tareas del proyecto forman parte de la historia del FCAS desde hace tiempo. La española Indra se ha mantenido al margen de las disputas, al menos en público. El proyecto FCAS va mucho más allá de la construcción del avión de combate, y abarca todo un sistema de plataformas conectadas para apoyar al piloto. El programa prevé enjambres de drones para aumentar la potencia de fuego y el reconocimiento y la interrupción de los sistemas enemigos. Está previsto que todos los sistemas FCAS estén conectados y apoyados por la llamada “nube de combate”, el tercer gran pilar del proyecto franco-alemán-español. Hay mucho en juego. Un proyecto rival de aviones de combate de sexta generación -el Programa Aéreo de Combate Global (GCAP) británico-italiano-japonés, también conocido como Tempest- avanza a buen ritmo, lo que plantea más dudas sobre la viabilidad de los programas europeos. Mientras tanto, el caza F-35 estadounidense, de Lockheed Martin, sigue acaparando más pedidos europeos, y el gigante aeroespacial estadounidense Boeing sigue adelante con su propio caza de sexta generación, bautizado como F-47, con una versión suavizada para ventas en el extranjero.

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