Salud

¡Ciudad de gérmenes! Cosas de casa con más bacterias que el inodoro

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La humedad y los restos orgánicos que acumulan son el escenario perfecto para microorganismos como salmonella y campylobacter.

Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

Si bien el inodoro tiene mala reputación como el lugar más antihigiénico del hogar, varios estudios indican que hay otros objetos cotidianos que pueden superarlo ampliamente en cantidad de bacterias. Investigadores y microbiólogos consultados por The Guardian alertan que desde esponjas y grifos hasta mandos a distancia y bolsas reutilizables, existen focos invisibles de microorganismos potencialmente perjudiciales.

A continuación, los 7 objetos señalados por la ciencia y los especialistas como amenazas cotidianas, su importancia y cómo impactan en la salud.

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Chuck Gerba, virólogo de la Universidad de Arizona, advierte que las esponjas de cocina representan el entorno ideal para el crecimiento bacteriano, superando incluso la carga de bacterias encontrada en muestras de heces. La humedad y los restos orgánicos que acumulan son el escenario perfecto para microorganismos como salmonella y campylobacter. Por ello, se aconseja renovarlas cada una o dos semanas y, mientras tanto, desinfectarlas con detergente.

Un estudio citado por The Guardian detectó que una botella reutilizable puede contener hasta 40.000 veces más bacterias que la tapa de un inodoro. Jason Tetro, microbiólogo canadiense y autor de The Germ Code, señala que, sin una higiene diaria con agua caliente y detergente, estos recipientes se convierten en un “banquete para gérmenes”, sobre todo si se olvidan residuos en la tapa y boquilla.

Los grifos de cocina y baño se manipulan constantemente con manos sucias y, debido a la humedad constante, favorecen la aparición de bacterias, incluso fecales, especialmente en uniones y roscas. Frotar las superficies y piezas menos accesibles con desinfectante es esencial para mantenerlas a raya.

Las hendiduras y la porosidad de las tablas dificultan la eliminación total de bacterias, sobre todo si se utilizan para preparar tanto carnes crudas como vegetales, aumentando el riesgo de contaminación cruzada. Utilizar tablas diferentes para cada tipo de alimento y lavarlas cuidadosamente con agua caliente o en lavavajillas es una medida básica de prevención.

Estos objetos pueden contener hasta 10 millones de bacterias y, en ambientes húmedos, el riesgo se amplifica, sobre todo si los portacepillos no se limpian nunca. Se recomienda enjuagar el cepillo con agua caliente después de cada uso, cambiarlo mensualmente y limpiar el portacepillos cada semana.

El contacto constante con oídos, manos y superficies, junto con el calor corporal, crea un hábitat ideal para bacterias y hongos. Estudios identificaron E. coli en auriculares mal higienizados. Limpiarlos semanalmente con un paño y alcohol isopropílico ayuda a prevenir problemas.

Patillas y almohadillas acumulan microorganismos, sobre todo si se usan en ambientes húmedos o durante actividades físicas. Personas con defensas bajas son más vulnerables a esta carga bacteriana, que puede eliminarse lavando las gafas con agua y jabón varias veces a la semana.

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