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El nuevo Código Penal no se puede aprobar a la ligera. No se trata de ceder a presiones mediáticas ni de alimentar egos. Es fundamental fortalecer el sistema judicial.
Con un código obsoleto como el actual, se aplican penas y sanciones, pero hoy se requiere un texto actualizado que responda a las necesidades de la justicia en el siglo XXI.
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El liderazgo político elude responsabilidades, buscando no perder popularidad entre grupos religiosos, avivando el debate en la sombra. Una gran irresponsabilidad.
El principal obstáculo para su aprobación ha sido el tema del aborto. La sociedad civil y sus aliados han intentado imponer la despenalización. En la sociedad dominicana actual, no existen las condiciones para aprobar un código que incluya el aborto libre y el matrimonio homosexual.
Las iglesias, católica y evangélica, tienen el poder de levantar barreras contra la aprobación del código, si se incluyera el aborto libre y los matrimonios entre personas del mismo sexo.
Lo ideal sería alcanzar posturas equilibradas y consensuadas sobre esta pieza controversial, entendiendo que será muy difícil su aprobación mientras persista la confrontación.
Lo prudente es sacar el tema del aborto del código. Dejarlo a un lado y, en el futuro, abordarlo en otra agenda. Los grupos mediáticos cambian de opinión según las nuevas correlaciones de poder. Actualmente, la despenalización del aborto no cuenta con mayoría.
Hay que buscar el liderazgo de los partidos mayoritarios, que controlan el Congreso, para lograr la mayoría y el consenso. La solución política es imperativa. Sin diálogo y acuerdo, el Código Penal no será aprobado.
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