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Los ciudadanos se sumaron a las autoridades en la búsqueda de los desaparecidos, entre ellos 11 niñas de un grupo cristiano que acampaban a orillas del río Guadalupe.
En el campamento del condado de Kerr, el domingo se veían mantas, osos de peluche y otras pertenencias de las niñas cubiertas de lodo. La fuerza de la corriente destrozó las ventanas de las cabañas.
El gobernador de Texas, Greg Abbott, indicó que en el campamento Mystic había unas 750 niñas cuando el río se desbordó. Quedó “devastado de una forma que no había visto en ningún desastre natural”, declaró.
“El agua alcanzó la parte superior de las cabañas”, explicó Abbott en X tras visitar la zona. “No pararemos hasta encontrar a todas las niñas”, añadió.
El vicegobernador del estado, Dan Patrick, advirtió que las lluvias del domingo causarán más inundaciones.
Mientras tanto, la cifra de fallecidos sigue aumentando. “Lamentablemente, prevemos que el número crezca”, declaró Patrick a Fox News Sunday. Las autoridades informaron que hasta el momento hay 68 muertos.
Patrick relató que un trabajador del campamento Mystic se enfrentó a la corriente para romper una ventana de una cabaña y permitir que un grupo de niñas pudiera salir y no morir ahogadas.
Para salvarse, “las niñas nadaron durante 10 o 15 minutos. ¿Se imaginan, en la oscuridad y con las aguas revueltas, los árboles pasando a su lado y las rocas cayendo encima?”, describió.
En un informe anterior, los encargados de la búsqueda informaron que 27 niñas del campamento estaban desaparecidas, pero Dalton Rice, funcionario del municipio de Kerrville, donde está el campamento Mystic, redujo el domingo esa cifra a 11.
El papa León XIV envió sus condolencias a las familias de las víctimas. “Oramos por ellos”, dijo el pontífice estadounidense durante el rezo del ángelus en el Vaticano este domingo.
El Servicio Meteorológico Nacional (NWS) advirtió el domingo sobre el riesgo de nuevos diluvios, ya que se esperan lluvias torrenciales en zonas de Texas con el suelo ya saturado.
“Es posible que caigan entre 50 y 100 milímetros adicionales de lluvia, con focos aislados de cerca de 250 milímetros”, indicó el servicio meteorológico en su último boletín. “Es muy difícil predecir dónde ocurrirán las precipitaciones más fuertes”, añadió.
El viernes, el río Guadalupe creció unos ocho metros en 45 minutos, debido a la caída de más de 300 milímetros de lluvia durante la noche, un tercio del promedio anual de precipitaciones.
Las inundaciones repentinas no son inusuales en el sur y centro de Texas, donde ocurrió la tragedia, ya que el suelo no tiene las condiciones para absorber el agua de las lluvias torrenciales. La zona donde ocurrió el diluvio del fin de semana se conoce como “callejón de las inundaciones repentinas”.
“El agua llegaba hasta la copa de los árboles. Unos 10 metros más o menos”, explicó Gerardo Martínez, un vecino del municipio de 61 años. “Coches y casas enteras se iban río abajo”, describió.
Científicos y agencias de gestión de catástrofes han criticado al presidente Donald Trump por los recortes de financiación y personal en la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA).
La secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, aseguró este domingo que Trump quiere “mejorar las tecnologías” de la NOAA. “Tenemos que renovar ese sistema antiguo”, dijo la funcionaria en una rueda de prensa.
Los científicos alertan de que los fenómenos meteorológicos extremos, como inundaciones, sequías y olas de calor, son cada vez más frecuentes e intensos debido al cambio climático causado por el hombre.
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