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WASHINGTON (EFE). — A solo dos días de que venza el plazo fijado por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para concretar acuerdos comerciales, la incertidumbre sigue siendo lo predominante, con Washington aumentando la presión e insistiendo en los mensajes contradictorios, mientras la Unión Europea (UE), Japón, Corea del Sur o India intentan acelerar las negociaciones.
Trump ha dicho que enviará hoy lunes — tras señalar inicialmente que sería el viernes pasado — cartas detallando los aranceles que se implementarán a partir del 1 de agosto si en teoría no hay un acuerdo para la fecha límite establecida inicialmente, que es el próximo 9 de julio.
El presidente anticipó que los gravámenes serían de hasta el 70% para algunos países, un nivel muy superior al de los llamados “aranceles recíprocos” que hizo públicos el pasado 2 de abril.
En otra muestra de aparente volatilidad, Trump manifestó el pasado viernes que en realidad prefiere mandar cartas en lugar de sentarse a negociar con “cientos de países”.
Todo esto se interpreta como una estrategia de la Casa Blanca para ejercer presión de última hora sobre los socios comerciales.
En todo caso, los mensajes que surgen de Washington resultan a veces contradictorios, por no decir caóticos. El secretario del Tesoro, Scott Bessent, puso en evidencia ayer esta situación en una entrevista concedida a la CNN, en la que fue cuestionado sobre qué pasará exactamente el miércoles.
“Ya veremos… No voy a revelar nuestra estrategia, porque vamos a estar muy ocupados en las próximas 72 horas”, replicó Bessent.
Al ser cuestionado sobre por qué solo se han logrado dos acuerdos marco — con el Reino Unido y con Vietnam — , que además carecen de la profundidad de un tratado comercial al uso, y un pacto para rebajar la tensión con China cuando Trump llegó a prometer “90 acuerdos en 90 días”, un vacilante Bessent dijo que el presidente estadounidense “nunca prometió eso”.
“Cuando enviemos las cien cartas (a cien países) vamos a fijar sus tarifas arancelarias, con lo cual vamos a tener cien (pactos) hechos en los próximos días”, detalló el secretario del Tesoro.
“Pero eso no es un acuerdo, es una amenaza”, precisó la periodista de CNN que le entrevistaba. “No, ese es el acuerdo: si quieres comerciar con EE.UU., esto es lo que hay”, sentenció Bessent.
Tensión latente
En otro ejemplo de este tipo de situaciones equívocas, el diario económico japonés Nikkei reportó, citando a funcionarios nipones, que Tokio estaba sufriendo para entender las demandas de Washington debido a que, durante las conversaciones con el país asiático, el propio Bessent; el secretario de Comercio, Howard Lutcnick, y el representante comercial de EE.UU., Jamieson Greer, mostraron desacuerdos y dieron muestras de rivalidad entre ellos.
En medio de este caótico panorama, la Unión Europea (UE) afronta los últimos días de negociaciones antes de que se cumpla el plazo fijado por Trump (que sugirió en un momento dado que castigaría a los Veintisiete con un arancel del 50%), con la dificultad añadida de que los socios mantienen enfoques divergentes sobre la estrategia a seguir en las negociaciones y el tipo de acuerdo que pretenden.
Los medios apuntan a que Bruselas aspira en estos momentos a un acuerdo parcial — como los que EE.UU. ha firmado con Vietnam y el Reino Unido — , de naturaleza provisional, que mantendría activo el arancel del 10% que Washington aplica actualmente a las importaciones europeas.
El objetivo sería proseguir después del 9 de julio con las conversaciones sobre determinados sectores — como el automóvil, y el acero y el aluminio — , a los que EE.UU. aplica actualmente gravámenes del 25% y el 50%, respectivamente.
Por otro lado, Japón ve difícil lograr un acuerdo: pide eliminar aranceles a sus autos en EE.UU., mientras Trump exige vender más vehículos y arroz ese país.
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