Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.
El desprecio de los cubanos hacia los negros era tan marcado como en República Dominicana. O más exagerado. En 1917 se produjo una matanza de veinte personas, en un ingenio azucarero, solo por su color. Aunque los acusaron de robo, “la lucha era racial”. Ya para esa época se habían forjado una imagen de ellos como rebeldes. Este crimen se registra en la historia como “La masacre de Jobobo”, derivado de los nombres del pueblo y el central donde ocurrió. Los llamaban despectivamente “jamaiquinos”, eran víctimas de abusos y fraudes cuando los mantenían en estaciones de cuarentena en condiciones infrahumanas. Los guardias rurales también los maltrataban. “La raza negra era una marca física que los identificaba como objeto de discrimen”.
Jorge L. Giovannetti Torres, sociólogo y antropólogo puertorriqueño, hizo esas consideraciones en reciente visita al país, para participar en los homenajes a los cocolos que también estudió, pues participó junto a Humberto García Muñiz en la preparación del libro sobre Marcus Garvey. Sus investigaciones abarcan la historia de los negros en el Caribe: Jamaica, Dominica, Barbados, Santa Lucía, San Vicente.
“Van a cortar caña en los ingenios, trabajan en los centrales, tienen iglesias, logias, asociaciones mutualistas, juegan cricket”, refiere para exponer similitudes entre “cocolos” y “jamaiquinos”, este último término despectivo en Cuba.
“Sobrevivieron con resiliencia y desarrollaron comunidades en Puerto Padre, Nuevitas, Baraguá, Banes, Chaparra y Delicias”. Donde había azúcar, había negros, agrega. Eran “trabajadores caribeños, ingleses, del Caribe Colonial Británico”.
Durante un año en Cuba visitó los archivos de todas las provincias. Confiesa que para su libro “Black British Migrants in Cuba: Race, Labor, and Empire in the twentieth century Caribbean, 1898-1948”, tuvo la ventaja de haber trabajado con García Muñiz.
El volumen de Giovannetti fue reconocido con el premio “Sterling Sluck”, de la Asociación Mundial para el Estudio de la Diáspora Africana. Tiene también un ensayo que compara las corrientes migratorias en el país y en Cuba.
Giovannetti Torres era estudiante de sociología de la Universidad de Puerto Rico cuando colaboró con García. Cursó maestría sobre la música reggae, en Jamaica, vinculada al Movimiento Rastafari que, a su vez, estaba conectado con el de Marcus Garvey. “Los Rastafari lo veían como a un profeta”.
Tradujo al español la entrevista en inglés de Wilfred Rowland y al salir para Inglaterra a realizar un doctorado en Historia y Estudios del Caribe, influenciado por los cocolos, decidió estudiar a los migrantes en Cuba. Él y Humberto publicaron en 2003, en la revista Caribbean Studies, el primer artículo sobre la organización de Marcus Garvey, “que hasta ese momento había sido ignorado”.
El incansable investigador, nacido en San Juan, Puerto Rico, el ocho de noviembre de 1970, dio a la luz, además, otro artículo sobre Garveyianos en Cuba.
En su ejemplar laureado no solo se demuestra en palabras el desprecio de los cubanos hacia los negros, sino, en caricaturas sarcásticas. Las semejanzas con los cocolos están representadas también en imágenes: casas, templos, reuniones… Muchas fotos son de Baraguá, en la provincia Ciego de Ávila, en las que se aprecia el parecido a lugares cocolos en San Pedro de Macorís.
Refiere que los “jamaiquinos” enfrentaron la discriminación y la persecución mediante apoyo consular, a veces negado y “por sus esfuerzos organizacionales”.
Cita otros parecidos: “En Puerto Plata, los antillanos crearon el British Defense Society, Abraham Smith era un miembro. En Cuba había asociaciones con nombres de las islas (Jamaican Club) o con afiliación al imperio británico. Algunos sobreviven, como el West Indian Welfare Center, de Guantánamo…”.
Conoció las obras de estudiosos dominicanos sobre el particular y resume: “Son enriquecedoras. Julio César Mota aborda el tema con sensibilidad única, producto de la cercanía y el conocimiento no encontrado en los archivos. Rafael Jarvis se beneficia del acceso a archivos internacionales, como las fuentes británicas. Investigadores como José del Castillo cuentan la amplitud de un conocimiento erudito del contexto nacional…”.
Considera los actos del Ministerio de Relaciones Exteriores “un evento de altura, un reconocimiento a la caribeñidad. El monumento a los cocolos y el libro reconocen ese regionalismo pocas veces visto en otros contextos caribeños, incluyendo Cuba y Puerto Rico”.
Afirmó que el rescate de la historia de los cocolos “nos debe hacer reflexionar sobre cómo tratamos hoy a los emigrantes, atacados, discriminados. La historia de otras épocas debe llamar la atención de la inmigración para el enriquecimiento de los países”.
Agregar Comentario