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Santo Domingo.- Un deporte veloz, accesible y cautivador. Así es como Elvis Duarte define el pickleball, la disciplina que encabeza desde hace nueve meses al frente de la Federación Dominicana de Pickleball. Aunque aún resulta novedoso para muchos dominicanos, su crecimiento ha sido acelerado y lleno de entusiasmo.
Desde Monte Plata hasta Herrera, pasando por escuelas privadas y el mismo Centro Olímpico Juan Pablo Duarte, este deporte ya ha arraigado.
Sin embargo, su expansión se topa con un obstáculo que parece repetirse con demasiada frecuencia en el país: la carencia de apoyo institucional.
“El pickleball surgió en Estados Unidos en 1965, como una combinación entre bádminton, tenis y tenis de mesa”, explica Duarte.
Su esencia reside en la regla de la zona de no volea, una franja donde está prohibido golpear la pelota en el aire, lo que altera por completo la dinámica del juego y lo hace más estratégico y técnico de lo que aparenta a simple vista.
De viceministro…
La historia de Duarte con el pickleball comenzó cuando era viceministro de Deportes. Un visitante, Omar Cruz (hoy vicepresidente de la Federación), solicitó ser recibido tras no poder hablar con el ministro.
Le habló de este nuevo deporte, lo invitó a presenciar un partido en un colegio del sector El Millón y, tres días después, Duarte ya estaba en la cancha con paleta en mano.
“Desde entonces no he parado”, cuenta con entusiasmo.
A partir de ahí, la federación ha logrado establecer cuatro canchas oficiales en el Centro Olímpico y ha creado asociaciones en varias provincias del país.
“Al principio hubo resistencia, sobre todo por parte de algunos tenistas que lo veían como un deporte ‘ligero’. Pero cuando lo juegan, se enamoran. Incluso, varios están ahora en la selección nacional”, afirma.
Aunque aún no es masivo, el pickleball ya ha reunido a más de 100 atletas en torneos locales.
El próximo 24 de agosto se celebrará el primer torneo nacional femenino, con 50 inscritas. Lo más llamativo es su carácter inclusivo: “Lo juegan niños desde cinco años hasta adultos mayores.
En la selección tenemos dos mellizas de 11 años de Monte Plata que competirán en la categoría avanzada”, señala Duarte.
El deporte también ha calado en espacios educativos. Gracias a un acuerdo con el INEFI, ya se están realizando exhibiciones y entrenamientos en escuelas públicas y privadas, todo de manera gratuita y sin academias oficiales.
“Estamos capacitando a profesores de educación física para que el deporte no desaparezca después de la exhibición”, asegura Duarte.
Además, la federación impulsa programas sociales únicos: entrenamientos para atletas en silla de ruedas y para niños y niñas con discapacidad auditiva, quienes ya forman parte de la federación.
“El pickleball es salud, inclusión y comunidad”, resume.
A pesar del entusiasmo, el crecimiento enfrenta un tope evidente: la falta de respaldo económico.
“No tenemos equipamiento suficiente ni recursos para viajar. Para el Mundial en Estados Unidos en octubre, llevamos una delegación de 23 personas y no tenemos cómo cubrir los pasajes”, lamenta Duarte.
Aun así, no baja la guardia. Las clases siguen abiertas para todo público en el Centro Olímpico, los martes y jueves por la noche y los domingos por la mañana.
Y la meta es clara: expandir el pickleball por todo el país.
Duarte hace un llamado: “Necesitamos el apoyo de las autoridades, del empresariado, de la gente. Cuando lo juegues, te vas a enamorar.
No te vas a querer ir”. Porque aunque el pickleball ha demostrado que puede crecer a pulmón, para llegar lejos necesita algo más que pasión: necesita apoyo.
¿Qué se necesita?
— Para jugar
Para jugar pickleball, solo se necesita una raqueta especial, una pelota oficial de plástico con 40 orificios, ropa cómoda, zapatos deportivos y muchas ganas de divertirse. Este juego también es ofrecido en hoteles como atractivo.
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