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Gabriela Asturias, médica galardonada con el premio Princesa de Girona: “La desinformación ocupa los espacios que el sistema de salud ha desatendido”

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Gabriela Asturias (Ciudad de Guatemala, 30 años) se expresa con la misma facilidad sobre neurociencia y medicina que sobre inteligencia artificial, noticias falsas y el derecho a la información.

Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

Gabriela Asturias (Ciudad de Guatemala, 30 años) se expresa con la misma facilidad sobre neurociencia y medicina que sobre inteligencia artificial, noticias falsas y el derecho a la información. Todas esas pasiones las ha fusionado en Alma, una Inteligencia Artificial (IA) 100% desarrollada y perfeccionada en Guatemala en los últimos cinco años para resolver gratuitamente consultas sobre el covid, salud y vacunación y para facilitar el acceso a los servicios sanitarios del país centroamericano. “La gente desconfía del sistema de salud por el modelo paternalista de ‘yo tengo toda la información y nadie más sabe’. Eso ya no funciona. Somos seres humanos preguntones, curiosos y globalizados que le preguntamos todo a Google o ChatGPT. Si no hay quien satisfaga nuestra curiosidad con evidencia, alguien que expande mitos en redes sociales va a hacerlo”, sostiene Asturias, en una entrevista con EL PAÍS en Barcelona, donde este miércoles recibirá el premio Princesa de Girona Internacional en la categoría de Investigación.

Alma, reconocida en Guatemala por ser una guía digital y gratuita durante la pandemia, no ha dejado de crecer. La IA opera en WhatsApp y está presente en todas las redes sociales, en una página web y en un centro de llamadas. El próximo mes lanzarán una aplicación para móviles. “Mientras hablamos”, añade la líder del proyecto, “el Ministerio de Salud de Guatemala avala nuestro curso piloto sobre vacunas para profesionales de la salud [que impartirá una IA a través de WhatsApp]”. Pero también se enfrenta al desafío de luchar contra la desinformación sobre salud y la tendencia antivacunas. “La desinformación llena los vacíos que el sistema de salud ha dejado. A los médicos nos educaron para atender uno a uno en el consultorio, pero la nueva generación comparte conocimientos, abre redes, hace videos, desmiente ideas, explica temas. Entender es clave para restaurar la confianza, porque lo que no se comprende, no se cree”, afirma.

Asturias emigró a los 18 años a EE UU para estudiar Neurociencia en la Universidad de Duke y, luego, hacer la carrera de Medicina en la Universidad de Stanford. “Pero me prometí que iba a buscar una forma de devolver todo a mi país”, cuenta la investigadora, que actualmente reside en San Francisco (California). Tras cursar el primer año de Neurociencia, contactó con profesores de universidades guatemaltecas para trabajar en proyectos nacionales. “Conocí al doctor David Boyd, que trabaja en Salud Global y me enseñó a investigar con la participación de la comunidad y con impacto social. Hasta entonces, yo pensaba en la investigación como algo de laboratorio”, recuerda. En medio de ese trabajo, tuvieron que reunir fondos para un estudio sobre el impacto de la nutrición crónica en el desarrollo cognitivo de niños guatemaltecos y, por cuestiones burocráticas, terminaron creando la Fundación Desarrolla Guatemala para la Educación y Salud. A los 19 años, Asturias ya era líder de la Junta Directiva. Desde entonces, combina su vida como doctora en EE UU — actualmente da consulta en el hospital de Stanford y cursa una especialización en Psiquiatría — con proyectos en su país.

De esa fundación y de la red de alianzas y financiadores que lograron, nació Alma en 2020, en plena pandemia. “En la covid nadie sabía nada porque lo estábamos descubriendo mientras lo vivíamos. La evidencia científica y clínica salía cada semana. Alma vino en ese momento a ser una fuente de información para resolver dudas comunes. Y mientras la evidencia iba avanzando, Alma se iba actualizando”, relata. Todo funcionaba con un chatbot — un programa que, a través de IA, simula una conversación con un humano — a través de WhatsApp y Facebook. “En los planes de telefonía móvil en Guatemala, WhatsApp y Facebook no consumen tus datos de internet. El mundo entero se mueve por ahí y nosotros nos sumamos donde ya estaba la conversación, donde se difunden mitos”, afirma la guatemalteca.

El primer objetivo de Alma fue traducir la evidencia científica a un lenguaje sencillo y comprensible; el segundo, asesorar a los pacientes a qué punto del sistema de salud guatemalteco acudir si necesitaban acceder a pruebas PCR, atención sanitaria o vacunación. “En Guatemala, gran parte de la oferta de servicios en salud no está digitalizada. Si buscas por el centro de salud más cercano, no siempre existe una respuesta en Google. La fórmula mágica de Alma fue mezclar información clínica con información logística. Responde a los qué, dónde, cuándo, cómo que tenía la gente”, explica Asturias. En Guatemala, un país con 18 millones de habitantes, llegó a haber 1,2 millones de casos de covid y más de 20.000 muertes, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Alma tuvo entre 100.000 y 150.000 usuarios mensuales y se expandió a múltiples canales. Llegaron a Instagram y a lo que, entonces, era Twitter (hoy X); en 2021 abrieron un servicio de llamadas que atendía en español y en cinco lenguas mayas (Mam, Kaqchikel, K’iche’, Q’eqchi’ y Tzʼutujil); y en 2022 dieron acompañamiento presencial en siete municipios. “Fue un esfuerzo gigante en comunidades rurales e indígenas. Pero la demanda en español siguió liderando, porque nuestro sistema de salud está en español y la gente no creía que pudiese haber atención en su idioma. Nos costó muchísima energía y presupuesto posicionarlo”, reconoce.

Tras la pandemia, la meta ha sido perfeccionar la IA en español para dar información sobre otras enfermedades y sobre vacunación. Alma, por ejemplo, es parte del Vaccine Safety Net, una red de sitios web certificados por la OMS por ofrecer información verídica sobre vacunas. “Tú decides cuidar tu salud y la de tus seres queridos con base en la información que tienes”, dice la doctora para justificar su obsesión por llevar la evidencia científica a los guatemaltecos. “Es cierto que un médico podría resolver las preguntas que tengas. Pero su tiempo en consulta es limitado y va a priorizar diagnosticarte y decirte los siguientes pasos en evaluación o tratamiento. Alma llena esos espacios en los que un doctor no da abasto. Al final, responder mitos requiere paciencia y empatía para entender que hay miedos reales”, afirma. Este proyecto le ha valido a Asturias para ser reconocida por la revista Forbes como una de las 100 mujeres más poderosas de Centroamérica y como una de las 35 innovadoras menores de 35 por el Massachusetts Institute of Technology.

Tras la pandemia, sin embargo, Alma se ha enfrentado a una baja en visitas y a una escalada de la desinformación: de 100.000 visitas mensuales llegaron a mínimos de 10.000. “En 2022 empezamos a ver escepticismo y cansancio entre la gente. Y al igual que en la pandemia nacieron muy buenas iniciativas, también surgieron muchos mitos. Hoy, vemos que esas fuerzas digitales comparten mucha información falsa y ya no se sabe qué creer”, comenta la investigadora. Ahora, en 2025, Alma se fortalece y en el último mes ha remontado a más de 90.000 visitas. “Ha tomado tiempo crear un producto competitivo. ChatGPT y la IA cambiaron el mundo en 2024 y hoy estamos entrenando nuestros modelos de forma mucho más avanzada”, dice.

La aplicación móvil que está próxima a su lanzamiento incluirá la posibilidad de crear perfiles de usuario para que la IA ofrezca información de forma personalizada. En un principio, por ejemplo, enviará recordatorios para vacunar a los niños.

Por otra parte, Alma llegará pronto a los profesionales de la salud. “Las mismas tecnologías que usamos para empoderar con información a los pacientes sirven para los trabajadores de salud que están solos en los puestos de salud más rurales de Guatemala. Estamos creando un modelo en WhatsApp de capacitación de trabajadores de salud con el Ministerio de Salud”, adelanta Asturias. El primer curso será sobre vacunación y funcionará con gamificación, es decir, el modelo de aprender jugando. “Una enfermera, por ejemplo, se inscribe y le indica a la IA, por WhatsApp, qué horario le funciona. Entonces, todos los días a esa hora, la IA mandará un reto y preguntas”, detalla la líder del proyecto. “El sueño es avalar los cursos”, admite, “para que la persona no solo se mantenga a la vanguardia en información, sino que al completar el módulo y sacar el puntaje necesario, pueda completar créditos de educación continua como trabajador de salud [que le reporten valor en el sistema público]”. Mientras sale el piloto sobre vacunación, las cerca de 20 personas que trabajan en el proyecto, ya se preparan para desarrollar otros módulos sobre enfermedades infecciosas, respiratorias o aquellas transmitidas por agua y alimentos.

A la par de alimentar a Alma con contenidos, el equipo trabaja para que sea espontánea y cercana, para recuperar la confianza perdida en un entorno digital donde abundan los bulos. “No funciona con un modelo rígido y prescrito, sino que ha buscado que la gente se sienta cómoda”, afirma Asturias. Parece que ha funcionado: “La gente le ha agarrado cariño, le mandan bendiciones, saludos a su familia y hasta le desean feliz Navidad. En algunas zonas rurales llegaron a preguntarnos dónde vivía Alma”.

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