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En la educación superior actual, el aprendizaje trasciende los libros y las aulas. Se requiere un enlace que conecte el conocimiento con la realidad y permita a las universidades cumplir su misión social y su función sustantiva de extensión. Ese puente, mediante el cual las universidades se relacionan con la sociedad, es la vinculación, y debe gestionarse de forma activa y estratégica, generando alianzas con instituciones, empresas, comunidades y organismos públicos, que permitan crear valor y crecimiento para todos los actores involucrados. Actividades como las prácticas profesionales y pasantías, los programas de voluntariado, los proyectos de investigación aplicada y los espacios académicos con actores del sector externo son ejemplos concretos de cómo esta conexión se convierte en parte esencial y enriquecedora de la experiencia universitaria. Marien de Moya, docente y coordinadora de vinculación de la Universidad Iberoamericana, Unibe, explica que, para los estudiantes, esto implica entrar en contacto directo con el mundo real durante su carrera. Ya sea colaborando en un caso empresarial, realizando pasantías en instituciones del sector salud o participando como monitores de investigación en laboratorios asociados. Asimismo, señala que cada experiencia representa una oportunidad única para aplicar lo aprendido, ampliar su red de contactos y desarrollar nuevas habilidades. Estas vivencias complementan su formación académica y fortalecen su perfil profesional. “Todas estas iniciativas representan un complemento invaluable en la formación académica. Tanto a mis alumnos como a mis hijos siempre les digo que participen en todo en la universidad: en pasantías, proyectos de servicio comunitario, programas de voluntariado, actividades con egresados, intercambios académicos o deportivos, paneles con expertos… Cada uno de estos espacios los conecta con el entorno profesional, social y cultural de forma directa, lo cual sería difícil de conseguir de otra manera”, afirma. ¿Su recomendación? “Priorizar aquellas experiencias alineadas con su carrera e intereses, pero mantenerse abiertos a explorar otras áreas que los ayuden a desarrollar habilidades nuevas, ampliar su red de contactos y fortalecer su sentido de propósito”. Durante sus años de experiencia como docente y en la Vicerrectoría de Vinculación e Internacionalización de Unibe, De Moya ha sido testigo de resultados de aprovechar al máximo estas oportunidades. “Gracias a todo esto, cuando nuestros egresados se enfrentan al mundo laboral real, lo hacen con herramientas concretas y valiosas, conocimientos aplicados y la experiencia de haber aprendido o trabajado junto a expertos. Al final, esa es la universidad que crea valor y transforma”, asegura. Los beneficios de la vinculación universitaria no son solo para los estudiantes. Las instituciones aliadas también acceden a conocimiento fresco, talento joven y recursos como plataformas de investigación o equipos técnicos, mientras que la sociedad recibe las soluciones concretas que nacen de esta colaboración. Es una relación ganar-ganar, basada en el intercambio de valor. Tomando todo esto en cuenta, al momento de elegir una universidad, es importante que padres y futuros estudiantes miren más allá del currículo y pregunten sobre la estrategia de vinculación. De Moya los invita a indagar si la institución de interés fomenta vínculos activos con su entorno, si ofrece pasantías, oportunidades de voluntariado, acceso a redes profesionales y experiencias internacionales. Sin duda, estos elementos marcan la diferencia entre una educación teórica y una que prepara verdaderamente para la vida y el trabajo.
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