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¿Qué se viene a la mente cuando pensamos en la Vía Láctea? ¿Agujeros negros? ¿Colores en la oscuridad? Las imágenes actuales nos dan una idea de un espacio poco explorado por la humanidad, pero Gaia busca cambiar esto.
El objetivo principal de esta misión de la Agencia Espacial Europea es elaborar un mapa tridimensional de la Vía Láctea, el más preciso hasta ahora, y para ello dedicó casi 11 años a observar cerca de 2 billones de estrellas.
Con Gaia, la humanidad da un paso histórico en el entendimiento de los enigmáticos astros, afirma Pedro García Larido, astrónomo de la Agencia Espacial Europea, uno de los responsables de la misión.
“Digamos que lo que hace Gaia es como un Google Maps, pero de nuestra galaxia. Lo que nos interesa es saber la posición con la mayor precisión posible de la mayor cantidad de estrellas en las cercanías de nuestro sistema solar. Para ello tenemos un telescopio en órbita que ha estado recopilando datos durante casi 11 años. Ya tenemos todos los datos disponibles para procesarlos y obtener este mapa preciso de la galaxia”, asegura.
García explica que este telescopio espacial utiliza la astrometría, que mide las estrellas basándose en su órbita, situada a 1,5 millones de kilómetros de la Tierra en dirección opuesta al Sol.
“Gaia, en su movimiento orbital, se traslada alrededor del sol junto con la Tierra, lo que significa que, de un extremo a otro de la órbita, la posición de Gaia difiere en el doble de la distancia de la Tierra al sol, unos 300 millones de kilómetros. Tiene dos puntos de observación. Uno en un extremo de esta órbita y otro a 300 millones de kilómetros de distancia, y desde esos dos puntos observa y mide las posiciones de las estrellas, mientras estas pasan por los detectores en un movimiento giratorio del propio satélite”, indicó.
¿Pero cómo llegan los datos de un satélite como Gaia a la Agencia Espacial Europea? Jorge Fauste, subdirector de la estación de Cebreros, una antena a unos 77 km de Madrid, señala que los datos llegan vía la antena: “Se comprimen, se transforman para enviarlos al control de operaciones en Alemania, donde se interpretan para el mantenimiento y operación de las misiones”.
La estación de Cebreros es una de las tres antenas que respaldan misiones en el espacio profundo, y están distribuidas en tres puntos distintos del planeta para asegurar la recepción de ondas a medida que la Tierra rota alrededor del Sol.
“Para el seguimiento de sondas en el espacio profundo necesitamos tres estaciones que den cobertura a todo el planeta, ubicando estas estaciones a unos 120° de longitud geográfica. La primera estación de espacio profundo que construyó la ESA fue la de Australia, y la siguiente tenía que estar a unos 120° de longitud geográfica con respecto a Australia. Esa localización geográfica es donde estamos, aproximadamente, aquí, en Cebreros, en España, y la tercera, es a unos 120° entre Cebreros y New Norcia, que cae más o menos en Argentina”, indica, añadiendo que con estas tres estaciones casi cubren todo el planeta.
Gaia tiene como misión principal crear un mapa, pero, según el astrónomo Pedro García, sus hallazgos van más allá y ya han mejorado la astronomía en todas las áreas, por ejemplo, en la arqueología galáctica: la disciplina que estudia el pasado de las estrellas, incluyendo las que ya desaparecieron.
“Gracias a Gaia, podemos usarla como una máquina del tiempo, podemos avanzar en el tiempo y ver dónde estarán las estrellas dentro de 100.000 millones de años, y también retroceder para saber dónde estaban hace miles o millones de años, lo que nos permite hacer lo que podríamos llamar arqueología galáctica”, apunta García, agregando que, al mirar atrás, hemos visto que el pasado de nuestra galaxia fue muy agitado, con canibalismo galáctico.
“Es decir, nos hemos tragado otras galaxias menores, que han chocado con la Vía Láctea y ahora reconocemos el efecto de estas colisiones, porque nos sorprendemos al observar cómo el flujo común de todas las estrellas se ve perturbado en ciertas direcciones”, señala.
Además de estas colisiones galácticas, Gaia también ha hecho otros descubrimientos inesperados. “Gaia también ha logrado detectar nuevos exoplanetas y, algo muy interesante, recientemente pudimos detectar un nuevo tipo de agujeros negros que tienen masas intermedias entre 10 veces la masa del Sol y unas 40 o 50 veces la masa del Sol”, añade García, aclarando que este hallazgo es uno de los últimos que estaban en la lista de lo que no esperábamos encontrar.
Gaia es considerada una de las primeras misiones de la Agencia Espacial Europea donde se ha usado el big data, a tal punto que, cuando fue lanzada en 2013, sus científicos no sabían cómo harían posible esta misión tan exigente en volumen de información.
Actualmente, analizan 3 millones de líneas de datos, 142 terabytes y el conocimiento de 263.000 millones de tránsitos de estrellas detectados por Gaia, cuenta David Teyssier, científico de operaciones de la Agencia Espacial Europea.
“Hay que tener en cuenta que, tecnológicamente, estábamos muy lejos de lo que permiten hoy en día las computadoras. Pero ya se sabía la cantidad de datos que iba a generar, aunque Gaia ha vivido dos veces más de lo previsto, 10 años en lugar de 5”, cuenta Teyssier.
La próxima publicación de datos de Gaia está prevista para 2026 y la última, no antes de 2030. Los astrónomos esperan recopilar medidas precisas para crear ese ambicioso mapa tridimensional de la Vía Láctea, aunque saben que en esos datos hay una infinidad de descubrimientos posibles, aún inesperados.
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