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Cinco personas perdieron la vida y al menos 52 resultaron heridas la noche del 20 de julio del presente año.
Lo que inició como un acto solidario para salvar una vida terminó en luto y desolación.
Cinco personas fallecieron y al menos 52 resultaron heridas la noche del pasado domingo, cuando el autobús en el que viajaban sufrió un grave accidente de tránsito. El grupo regresaba de una excursión a la playa organizada para recaudar fondos.
Unas 60 personas, en su mayoría residentes del municipio de Esperanza, provincia Valverde, habían participado en esta actividad recreativa con fines benéficos. El objetivo era reunir recursos para ayudar a un niño de la comunidad con una grave condición de salud.
Sin embargo, el viaje de regreso se convirtió en pesadilla cuando el autobús se accidentó en la comunidad de Puesto Grande, en la carretera Moca-San Víctor, provincia Espaillat.
Entre las cinco víctimas fatales se encontraba Liz Manuel Molina Mézquita, de 23 años, quien conducía el autobús. “Luis”, como era conocido en el sector La Altagracia de Esperanza, se inició en el oficio de la conducción a los 15 años, influenciado por su padre.
Sus allegados lo describen como un joven responsable y abstemio. “A sus 23 años no tomaba, era muy responsable con su trabajo”, afirmó Manuel Hernández, amigo de infancia del chófer.
Según Hernández, la decisión de regresar por la carretera San Víctor-Moca no fue de Liz Manuel, sino de las personas que lo contrataron, ya que a él “no le gustaba contradecir”.
Areliz Mézquita, madre de Liz Manuel, expresó su profundo dolor y defendió la memoria de su hijo. “Mi hijo vivía para su trabajo, no tenía otra vida que su trabajo, no tomaba alcohol; su vida era de su casa al trabajo”, manifestó conmovida.
“Mi hijo era muy tranquilo, no sé por qué quieren hacerlo responsable de esta tragedia. Si mi hijo hubiera tenido la oportunidad de salvar a todo el mundo lo hubiera hecho. Sé que hizo todo lo posible para que las cosas hoy no fueran peor”, agregó la madre.
Mézquita confesó al LISTÍN DIARIO que su hijo le había mencionado que el autobús había presentado problemas de calentamiento en ocasiones anteriores y que ya había notificado al propietario.
Con voz entrecortada, relató una premonición: “Yo me había soñado con la muerte de mi hijo días antes de la tragedia y se lo encomendé al Divino Niño, pero no era para que se me lo llevara, era para que me lo protegiera”.
Corina Ventura Sánchez, de 42 años, quien viajaba con seis miembros de su familia, narró el angustioso momento vivido. Sobreviviente del accidente que cobró la vida de cinco personas y dejó a 52 heridas, incluida ella, agradeció a Dios por una segunda oportunidad.
“No creí que iba a salir con vida de esa situación”, dijo. En medio del caos, su prioridad fueron las dos menores que la acompañaban. “Mientras intentaba levantarme, corrí a auxiliar a las dos niñas que estaban conmigo, una de cuatro y otra de siete años; solamente pensaba en ellas”, sostuvo la mujer.
Ventura Sánchez puntualizó que el autobús presentó fallas en tres ocasiones y que habían advertido al chófer de la situación, pero que este hizo caso omiso. Manifestó que la situación comenzó a complicarse cuando “de la parte interna del motor se comenzó a desprender un fuerte olor a quemado”.
Añadió que “el chófer se metió por donde no debía” al tomar la carretera Jamao-San Víctor. “Fue entonces cuando el pánico comenzó a apoderarse de todos nosotros”, recordó.
Tanto los 52 heridos como los fallecidos fueron trasladados al hospital Toribio Bencosme de la provincia Espaillat. Miguelina Comprés, directora del centro, explicó que en sus cinco años de gestión nunca había asistido una emergencia de tal magnitud, implicando tantos pacientes a la vez.
Resaltó la capacidad de respuesta del hospital: “Inmediatamente nos reportaron el hecho, rápidamente se activaron los protocolos de emergencia en la institución, movilizando a un equipo multidisciplinario para atender a los afectados”.
Las autoridades iniciaron una serie de interrogatorios para determinar las causas del accidente. Actualmente, se investiga si el conductor fallecido contaba con la documentación adecuada y estaba apto para manejar ese tipo de vehículo. Según los testigos, el autobús transportaba a unas 65 personas.
El incidente, que dejó un saldo de cinco fallecidos y 52 heridos, ocurrió la noche del domingo en la carretera Jamao al Norte-San Víctor, en la provincia Espaillat, cuando los excursionistas regresaban de la playa en Río San Juan.
Este cruel giro del destino ha sumido a la comunidad de Esperanza en el shock. Lo que nació como un gesto de esperanza, terminó en una de las peores tragedias recientes en la localidad. Mientras las familias de los cinco fallecidos sepultan a sus parientes, las preguntas sobre las condiciones del viaje y la seguridad vial quedan flotando en el aire, a la espera de respuestas.
Las autoridades de Tránsito y el Ministerio Público trabajan en el sitio para determinar la causa del accidente y establecer responsabilidades. Por su parte, la gobernación local anunció apoyo psicológico y logístico para los afectados.
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