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Camilo Carmona Moreno (Pereira, 2000) es estudiante del doble grado de Lengua y Literatura Española y Periodismo en la Universidad Rey Juan Carlos. Su pasión por los deportes lo llevó a iniciarse en el mundo del fútbol. Durante su formación, tuvo la fortuna de pasar por la sección de deportes de Telemadrid y de Castilla-La Mancha Media, llamada “La Cancha”. En la actualidad, forma parte del equipo SEO de La Razón.
Hoy en día existe un gran debate en la sociedad respecto a la elección entre un coche de combustión interna o uno eléctrico. El primero se refiere al clásico vehículo impulsado por gasolina o diésel, mientras que el segundo es el que está ganando terreno al no necesitar combustible, sino energía.
Los mareos y dolores de cabeza al conducir o viajar en coches eléctricos están relacionados principalmente con un fenómeno llamado cinetosis o mareo por movimiento, pero en este caso con una causa específica ligada a las características propias de estos vehículos.
Según varios estudios recientes, el problema reside en que los coches eléctricos generan menos señales sensoriales que nuestro cerebro suele usar para anticipar y procesar el movimiento.
En un coche de combustión interna (gasolina o diésel), el cuerpo recibe estímulos como el ruido del motor, las vibraciones o los cambios de marcha, que ayudan al cerebro a predecir cómo se moverá el vehículo. En cambio, los coches eléctricos son mucho más silenciosos, tienen menos vibraciones y aceleran y frenan de forma más suave o diferente, sobre todo por la frenada regenerativa, que produce desaceleraciones sin avisos sonoros o táctiles claros.
Esto provoca que el cerebro tenga menos referencias o señales externas para anticipar el movimiento, lo que genera una falta de coordinación entre lo que ven los ojos, lo que siente el oído interno (que controla el equilibrio) y el resto del cuerpo. Esto provoca mareos, náuseas y, en algunas ocasiones, dolores de cabeza, especialmente en los pasajeros.
Además, el mareo es más frecuente en los pasajeros que en los conductores, porque quien maneja el vehículo sabe cuándo va a acelerar, frenar o girar, y su cerebro está preparado de antemano. Los pasajeros reciben el movimiento sin aviso, lo que aumenta la probabilidad de sufrir mareo o molestias.
La falta de costumbre o experiencia en vehículos eléctricos también influye, ya que el cerebro necesita un tiempo para adaptarse a este nuevo tipo de estímulos o su ausencia. Por eso, muchas personas que se suben por primera vez a un eléctrico pueden sentir esta incomodidad, pero suele desaparecer con el tiempo.
Por otro lado, la presencia creciente de pantallas grandes en los coches eléctricos puede intensificar estos efectos, ya que al fijar la vista en ellas, los pasajeros pierden referencias visuales exteriores que normalmente ayudan a mitigar la cinetosis.
En definitiva, los mareos y dolores de cabeza al conducir o viajar en coches eléctricos no son causados por la electricidad del coche ni por la duración del trayecto, sino por la falta de señales sensoriales previas, las aceleraciones lineales, la frenada regenerativa y el silencio del motor, que desorientan el equilibrio en el cerebro hasta que se adapta a esta nueva experiencia.
Para evitar mareos y dolores de cabeza al viajar en coches eléctricos, existen varias recomendaciones basadas en estudios científicos y la experiencia clínica reciente, ya que se sabe que los síntomas están relacionados con la falta de señales sensoriales, el silencio y las características propias de aceleración y frenada de estos vehículos. Las claves para prevenir o reducir el mareo son:
Por último, está el hecho de que hay que adaptarse progresivamente. Hay evidencia de que el mareo disminuye con la experiencia. El cerebro se reeduca al nuevo entorno sensorial del coche eléctrico con el paso del tiempo y la exposición repetida.
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