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La pasión por el inglés y la enseñanza le otorgaron a Juan Soto el premio a la excelencia docente 2025

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Reunía las letras de canciones en inglés para ejercitarse.

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Tras sortear obstáculos, logró graduarse de Lenguas Modernas en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).

Juan Soto Franco, dominicano de nacimiento, pero con una larga trayectoria como docente en Estados Unidos, fue distinguido con el Premio a la Excelencia Magisterial 2025 por su sobresaliente desempeño académico, enfocado en formar a los jóvenes del futuro.

Su pasión por el inglés lo llevó a la docencia. Desde séptimo grado, mostró interés por el idioma. De niño, al salir de la escuela, se enfocaba en practicar. Reunía las letras de canciones en inglés para ejercitarse.

Su deseo de educarse en esta lengua extranjera le valió una beca en un instituto en Cristo Rey. Al concluir, con 15 años, comenzó a impartir sus primeras clases.

“Recuerdo que era un grupo de niños y, desde ese momento, cuando vi que esos niños podían adquirir el idioma de forma tan natural, tan transparente, tan agradable, sentí que estaba presenciando un milagro y quise vivir ese milagro a diario”, relató Soto.

Por un tiempo, dejó de dar clases y trabajó como operador de larga distancia, una oportunidad para seguir mejorando.

A pesar de las dificultades, logró graduarse de Lenguas Modernas en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), donde también realizó cursos adicionales.

En el Ensanche Quisqueya fundó su propio instituto de idiomas, aunque solo duró nueve meses. Para 1999, ya había trabajado en el Dominico Americano y como docente en la UASD en el municipio de Mao, en la provincia Valverde, como profesor viajero.

Con el tiempo, obtuvo una beca para estudiar en Estados Unidos. Fue un curso de verano de unas seis semanas en la Western Michigan University. Más años de estudio en diferentes centros de Estados Unidos le llevaron a obtener una maestría en lingüística aplicada a la enseñanza del inglés y un doctorado en tecnología educativa.

En 2009, Soto regresó a República Dominicana con ganas de aplicar lo aprendido.

En 2010, Soto y un grupo de docentes, en un viaje a Puerto Rico para una conferencia donde conocieron asociaciones de profesores, surgió la idea de crear una organización llamada Dominican Republic TESOL.

Actualmente, más de 20 años de docencia le permitieron ser reconocido por su trayectoria profesional y sus aportes para fortalecer la enseñanza, la cultura y los valores en las aulas.

Al hablar sobre el sistema educativo dominicano, Soto expresó que se han implementado buenas iniciativas con resultados positivos, aunque mencionó que, con los cambios de ministros de Educación, las políticas efectivas suelen modificarse y no se les da continuidad.

“La parte institucional que debería darse a la educación se pierde y eso, lamentablemente, es algo en lo que deberíamos trabajar”, exhortó Soto.

Dijo que, a pesar de ello, existen muchos profesores dedicados que dan el 100% para lograr algo con sus estudiantes, para que aprendan de manera significativa y memorable.

Agregó que con los pocos recursos que tienen a mano, a veces trabajan en condiciones inadecuadas, “y aún así el profesorado se esfuerza, se sacrifica por sacar lo mejor”.

Destacó que no es lo mismo trabajar en un aula superpoblada que en una con un número limitado de estudiantes, donde el aprendizaje sería óptimo.

En cuanto a los estudiantes, mencionó que hay una mayor cantidad con discapacidades, a quienes se les debe dar una atención particularizada.

Como consejo, indicó a los profesores que la profesión de enseñar es una de las más dignas y, por lo tanto, deben amarla.

“Hagan su trabajo con amor y que cada estudiante vea en ustedes la oportunidad de mejorar, que vea en ustedes el escalón que les permite seguir subiendo”, manifestó el docente, quien también dijo que este ascenso no solo debe ser académico, sino intelectual, espiritual, social y humano, para que los alumnos vean en los maestros a esa persona que los guía.

A los estudiantes, les aconsejó ser resilientes, lo que significa que, aunque se sientan derrotados por los obstáculos, por los problemas diarios para obtener una educación, deben seguir adelante.

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