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La televisión evolucionó en RD

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Lo que antes era el bastión de los noticieros de las 7 y de las 10, hoy es territorio de transmisiones en directo, análisis en tiempo real y debates que se multiplican con un clic.

Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

En 2025, la transmisión en vivo de noticias a través de YouTube en televisores inteligentes supera a la televisión tradicional y transforma el consumo informativo en la República Dominicana.

¿Quién domina la pantalla de tu hogar hoy?

No es la televisión tradicional.

En República Dominicana, YouTube ha tomado el mando del televisor en este 2025, redefiniendo el panorama del consumo de noticias. Lo que antes era el bastión de los noticieros de las 7 y de las 10, hoy es territorio de transmisiones en directo, análisis en tiempo real y debates que se multiplican con un clic. La nueva sala de redacción está en la nube, y el presentador eres tú, el espectador que comenta, comparte y demanda.

Más del 45% de los internautas dominicanos ya consume transmisiones en vivo por YouTube, y más de la mitad lo hace desde Smart TVs, según los datos de los diversos estudios exhaustivos del consumo de noticias. Esta cifra confirma una realidad ineludible: el televisor dejó de ser pasivo. Ahora es interactivo, impredecible y gobernado por el algoritmo.

Las nuevas generaciones — y cada vez más las anteriores — han convertido a YouTube en la nueva televisión nacional, desplazando en masa a los canales tradicionales, cuya rigidez horaria y formato anticuado ya no pueden competir con la velocidad, la personalización y poder de engagement del streaming.

Los medios que entendieron el cambio están cosechando audiencias sin precedentes. Noticias SIN publica en promedio 114 videos por semana, con transmisiones en directo, noticiarios adaptados al formato digital y cobertura de última hora. Mañanero TV y Telemicro siguen su ejemplo, compitiendo ya no por rating, sino por reproducciones, engagement y fidelización.

Desde el sofá, la cama o la cocina, el dominicano conectado elige su informativo como elige su playlist: por tema, tono, estilo o rostro confiable. Y si no le gusta, cambia. Y si le encanta, lo comparte. Y si le indigna, lo debate en los comentarios.

Estamos ante una ciudadanía empoderada que ya no acepta pasivamente el guión de la noticia. La reescribe en vivo.

Con más del 58% de hogares conectados a internet y 76.6% con televisores, el Smart TV se convierte en el arma decisiva del ecosistema noticioso digital dominicano. Y en ese terreno, YouTube no tiene rival.

Atrás quedaron los tiempos en que solo importaba tener un canal. Hoy importa tener comunidad, autenticidad y conexión emocional. Los medios que solo transmiten pierden. Los que escuchan, crecen. Los que interactúan, lideran.

En 2025, el noticiero ya no se ve… se vive.

La audiencia ya no consume… participa. Y el televisor ya no pertenece al canal… pertenece al algoritmo.

Los cambios ya están ocurriendo:

Y ante este nuevo panorama, surgen preguntas apremiantes:

¿Está tu medio preparado para aparecer en la pantalla que sí se está viendo?

¿Estás produciendo para el espectador digital o atrapado en los códigos del siglo XX?

¿Entendiste ya que el control remoto ahora lo tiene YouTube?

La batalla por la atención no está en el canal 5 o 11. Está en el botón de “Saltar anuncio”.

La revolución no será televisada.

Será streaming. En vivo. En YouTube. Desde tu Smart TV.

Y ya empezó.

Los datos no mienten: para 2030, el 95% de la población dominicana estará conectada, y más del 85% del contenido será consumido en formato video, mayoritariamente desde televisores inteligentes. En ese futuro que ya asoma, YouTube no será una alternativa… será la plaza pública, el parlamento visual y la agenda nacional.

El mercado de medios digitales alcanzará no solo aquellos que se atrevan a transformar radicalmente sus modelos de producción, participación y narrativa estarán en condiciones de competir. La inteligencia artificial, la hiperpersonalización de contenidos, los entornos inmersivos y los algoritmos predictivos no son ficción: ya están moldeando lo que la gente ve, siente y cree.

¿Y mientras tanto? Políticos que siguen apostando a ruedas de prensa vacías, directores de medios atrapados en la rigidez del noticiero de las 10, y periodistas formados para escribir editoriales, no para generar conversación, interacción ni comunidad.

La televisión como la conocimos ya no existe. El informativo de siempre ha sido reemplazado por transmisiones donde la audiencia comenta en tiempo real y exige verdad con pruebas. Hoy, el poder no lo tiene quien emite, sino quien conecta. No quien habla, sino quien escucha.

¿De qué sirve tener un canal, si ya nadie sintoniza?

¿De qué vale tener una redacción, si el guión lo escribe el algoritmo?

¿Y qué sentido tiene informar, si no somos capaces de influir ni de generar confianza en la nueva pantalla del pueblo?

La batalla por la verdad y la influencia ya no se pelea en el set de televisión, sino en la página de inicio de YouTube, en el celular del votante y en el televisor que ahora responde al control remoto de la audiencia.

Este no es el final de la televisión. Es su renacimiento digital.

Y en esta nueva era, no hay espacio para espectadores pasivos… solo para protagonistas activos.

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