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Los escritores buscan en su oficio una forma de navegar “a contrapelo” de la cultura de la inmediatez

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Escritores de distintas nacionalidades comentaron sobre la literatura dominicana en el festival Mar de Palabras.

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Escritores de distintas nacionalidades comentaron sobre la literatura dominicana en el festival Mar de Palabras. Con el tiempo, la escritura pasó de ser un entretenimiento principal a un medio que pierde favor frente a medios tecnológicos, como las redes sociales, los podcasts y los audiovisuales. Las nuevas tecnologías, en constante actualización, han dado lugar a una cultura de la inmediatez, en la que el contenido de mayor consumo es el que se puede digerir rápido para pasar al siguiente. Una práctica que limita la disposición reflexiva y la exploración a profundidad de los argumentos o temas que se plantean en la comunicación.

Varios escritores presentes en el festival literario Mar de Palabras compartieron sus perspectivas sobre el oficio de escribir en el nuevo esquema de inmediatez moderno. Frank Báez, escritor dominicano y autor de “Bajo otras luces”, mantuvo una postura confiada sobre la firmeza de la literatura ante la velocidad de la vida. “La literatura pone en pausa todo eso”, dijo el escritor, refiriéndose a las corrientes de información constante de internet. “La única forma de escribir es a contracorriente, porque si intentas escribir con eso, te arrastrará la corriente. Te arrastrará la corriente de información, de lo que está de moda y todo eso, cuando realmente uno escribe porque busca lo nuevo, lo permanente”.

De forma similar se postuló la autora de “Todos los fines del mundo”, Andrea Chapela. Ella busca en su escritura “ir de alguna manera en contra de esa inmediatez, porque escribir es todo menos lo inmediato”. Otra perspectiva fue la del cronista peruano Joseph Zárate, quien abogó por la tranquilidad y la pausa que requiere la labor de redactar en su trabajo. “Los cronistas siempre intentamos tomarnos el tiempo para procesar los estímulos que vemos en la realidad, los acontecimientos, los sucesos. Tratamos de mirar la realidad de forma más pausada para comprender lo que ocurre frente a nosotros, ¿no? Interpretarla. Y a partir de esa mirada, esa observación más profunda, contar una historia que ayude a construir pensamiento crítico sobre lo que sucede alrededor. Entonces, creo que el trabajo de un cronista debe ser, sobre todo, tomarse el tiempo para mirar, para intentar comprender lo que está frente a sus ojos”.

Sorayda Peguero, escritora y columnista de Haina, compartió cómo su espacio está ligado a su proceso de escritura y concentración. “Tengo un espacio y trato de sacar tiempo para dedicarme a la escritura y a la lectura, que también es parte del proceso. (…) De alguna manera, entiendo que es una responsabilidad, ¿no? Como asumir esta vocación que tengo, por eso siempre creo ese espacio y me aparto de todo lo demás”. Otro punto interesante sobre el que reflexionaron los autores extranjeros es la percepción que obtuvieron de la literatura nacional durante su estancia en la República Dominicana.

Joseph Zárate, tras leer la poesía de Frank Báez, comentó: “Aquí hay una conciencia mayor de la musicalidad de las palabras, de la relación con el agua, el mar”. “El sentido del humor caribeño, la música, las referencias de la actualidad, es un temperamento distinto. (…) Hay una conexión más con el movimiento. Eso me parece muy notorio”. Por otro lado, Andrea Chapela habló de las dificultades que enfrenta la República Dominicana para importar libros de otros lugares. “Como la República Dominicana es una isla, muchos libros tardan mucho en llegar, siempre llegan a través de Miami, de Estocolmo y hay que pensar en la desconexión que existe en América Latina para conseguir los libros de nosotros”, dijo, agregando que esta situación también se repite en México, su país natal, en el caso de los libros chilenos.

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