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Con más de cincuenta años en el mercado, con sus diseños y confección de trajes ha elaborado decenas de vestuarios para ballet, teatro musical, obras teatrales y comparsas carnavalescas. Dibujar vestuarios para las muñecas recortables de papel (mariquitas) y confeccionar ropitas para su colección de muñecos, fue el inicio de una labor que Magaly Rodríguez desarrolló con un rotundo éxito en las artes escénicas. Con el tiempo se consolidó como experta en diseño de vestuario, diseñando y confeccionando para decenas de montajes artísticos, especialmente para espectáculos de ballet, teatro musical, obras teatrales y comparsas carnavalescas. Su trabajo más reciente, y para ella el más espectacular y completo, fue el montaje de ballet “Sueño de una noche de verano”, presentado el pasado mes de diciembre en el Teatro Nacional, una producción de su hija Alina Abreu, y que obtuvo el premio Soberano como Mejor Coreografía.
Doña Magaly, como se le conoce en su entorno, creció en la época más dura del tirano Rafael Leónidas Trujillo. Nació en la provincia de La Vega, en el seno de una familia muy culta y antitrujillista. Su padre, Ramón Antonio Rodríguez (Rodrigote) fundador del “Movimiento 14 de Junio”, le inculcó una valentía, amor patrio y deseo de libertad, que la impulsaron a participar en marchas y protestas contra el régimen desde que tenía 14 años; llegando a ser agredida por la policía, con una importante herida en la cabeza, en una de las manifestaciones, que ella y un grupo de estudiantes organizaban en las calles de La Vega.
El arte lo cultivó gracias a su tío, el literato Ramón S. Cosme, quien todos los jueves reunía a los jóvenes de la familia y les impartía una charla de literatura y arte universal. Esa semilla que fue sembrada en Magaly, sus hermanas y primas germinó con una generación de educadores tanto en las artes como en la educación preescolar. Su madre Edita Taveras le enseñó el buen hacer y la paciencia para la costura, y su hermana Eladia de Cuello, quien fuera una destacada maestra de ballet clásico y fundadora de la Academia de Ballet Anna Pavlova, en 1966, la introdujo en la danza, en donde se destacó como maestra.
“Todo nace, siendo yo adolescente, mi hermana Eladia de Cuello que era maestra de danza, me motivó a trabajar con ella, y así surgió una escuela de ballet, en La Vega, con la disciplina que amerita el desempeño y el rol del maestro. Ella me pidió que viniera a Santo Domingo a entrenarme, y todos los fines de semana, junto a otros maestros, veníamos a instruirnos. Ella (Eladia) me preparó como maestra y directora de danza”, recuerda Magaly con cariño a su hermana fallecida.
En su adolescencia su ingenio y el deseo de aprender llevaron a la inquieta Magaly a los talleres de caretas del Carnaval Vegano, allí aprendió diferentes técnicas y fue testigo de la evolución de las caretas. Para la época del carnaval fue la precursora de hermosas comparsas que terminaban ganando, siempre el primer lugar, no solo en La Vega, también ganó en Santiago, Bonao y en el Country Club de la capital.
“Yo soy autodidacta, en la costura, con mi mamá, aprendí lo básico, y tomé en la escuela de Altos de Chavón un taller de ilustración, después todo lo demás en el diseño y confección de vestuario ha sido creatividad e ingenio de mi parte”.
Ha diseñado y confeccionado vestuarios para ballet como “Carmen”, “Giselle”, “El Lago de los Cines”, “Cascanueces” y otros. También ha trabajado en todas las producciones de Fidel López como “El Mago de Oz”, “Pinocho”, “Regreso al Mundo de Oz”, “Alicia en el país de las Maravillas”, “El Flautista de Hamelín” y “Canción de Navidad”.
Para sus creaciones es siempre quien decide qué tipos de textiles, colores y textura para sus diseños. Antes de diseñar cualquier vestuario se orienta y conoce la historia del montaje y luego da rienda suelta a su creatividad.
Magaly se nutrió del método de enseñanza montessoriano, al igual que todos sus hijos. Recuerda que en la década de los años 50, su tía Rhina Espaillat trajo al país las técnicas de enseñanzas de este novedoso método. Su hermana Elvia Rodríguez, después de conocer el nuevo sistema se va a Estados Unidos a perfeccionarse en el mismo y regresa y funda en el país el primer centro de enseñanza María Montessori. “Mi hermana Elvia obtuvo la licencia en Estados Unidos para entrenar maestros aquí en el país, y nosotros estuvimos también beneficiándonos de ese método de enseñanza”.
La visión de doña Magaly la impulsó a dejar su ciudad natal y trasladarse a la capital con su familia, compuesta por cinco hijos, que al hablar de ellos le brillan los ojos y sus palabras rebosan de amor y orgullo por cada uno de ellos.
“Tengo cinco hijos preciosos que cuatro de ellos son educadores, Ana Magaly en el preescolar Montessori; Rubén Arturo, no es maestro pero enseña a los maestros de mecánica con nuestra técnica de enseñanza; Alfredo, él lleva “El Patio con Alfredo”, me da gusto con el empeño y la dedicación con la que ha trabajado este proyecto”.
Añade: “Cuando Alfredo tenía 9 años era quien cuidaba la portería en la escuela de ballet cuando me mudé a la capital. Y a los 12 años Alina era maestra de la escuela; y Alicia también tiene su escuela. Alina y yo estamos juntas siempre”.
De todos sus hijos define a Alina como la artista más completa, pues además de sus grandes y exitosas puestas en escena, es fundadora del Conservatorio de Danza Alina Abreu, una institución que ha formado a cientos de bailarines en el país.
El espíritu inquieto de doña Magaly también la movió a incursionar en otros oficios, como en convertirse en la primera mujer en dar clases de ejercicios, en su segmento por televisión “Gimnasia en su casa”, en el programa “Buenos días”, de Milady de Cabral, por Rahintel. Junto a Milady haciendo televisión estuvo 15 años, también trabajando en otras secciones del programa.
También se especializó en clases prenatales o clases de educación prenatal, para ayudar a las futuras madres. Otra de sus especialidades y pionera en el país es la educación sexual en casas y las escuelas.
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