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Ni dominada ni todopoderosa: el rol adecuado de la Fed

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La política monetaria de la Reserva Federal (Fed) tiene una gran influencia en las tasas de interés en Estados Unidos.

Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

La política monetaria de la Reserva Federal (Fed) tiene una gran influencia en las tasas de interés en Estados Unidos. El comportamiento de su economía impacta directamente a la dominicana, por lo que el país no puede ignorar las decisiones del banco central estadounidense ni los motivos detrás de ellas.

En la situación actual, con una coyuntura económica más compleja y plazos que se vuelven cruciales, la indiferencia no es viable.

Tanto la economía de Estados Unidos como la de República Dominicana, aunque en mayor medida la primera, exhiben signos de debilitamiento. El PIB estadounidense se contrajo un 0.5% en el primer trimestre, superando la estimación inicial de una caída del 0.2%. Por su parte, la economía dominicana creció un 2.7% en el mismo período, lo cual supone una disminución de 1.8 puntos porcentuales comparado con el crecimiento del 4.5% de 2024 en el mismo período.

A la contracción del PIB estadounidense se agrega una disminución del 0.3% en el gasto en consumo personal, ajustado por inflación, la mayor caída en lo que va del año.

Si se analizara únicamente el comportamiento del PIB, estos datos podrían sugerir que ambos bancos centrales deberían bajar sus tasas de interés, que actualmente se encuentran en niveles altos, para impulsar la reactivación económica. Es importante recordar que, a diferencia de antes, cuando los bancos centrales solo se enfocaban en la estabilidad de precios, hoy también deben proteger el empleo.

En el caso del Banco Central de la República Dominicana, una reducción de tasas sin una acción similar por parte de la Fed podría aumentar el riesgo de fuga de capitales, debido a la ampliación de la diferencia entre las tasas de referencia de ambas instituciones, lo que a su vez podría generar presiones sobre el tipo de cambio. En el caso de la Fed, una disminución sin considerar el comportamiento de los precios o el impacto potencial de los cambios arancelarios en curso podría poner en riesgo la estabilidad inflacionaria.

Hasta hace poco, la idea general era que la Fed reduciría las tasas por primera vez en 2025 en septiembre. Sin embargo, este panorama podría cambiar tras las declaraciones inesperadas de la vicepresidenta del organismo, Michelle Bowman, quien sugirió que la primera baja podría ocurrir incluso en julio.

La decisión no es fácil, y se complica aún más por la presión que el presidente Donald Trump ejerce sobre Jerome Powell, presidente de la Fed, para que baje las tasas. Esto presenta un doble riesgo: que el banco central ceda a la presión del Ejecutivo, y que, en su intento de reafirmar su autonomía, incurra en una reacción exagerada que roce la rigidez.

La Reserva Federal debe sopesar cuidadosamente los temores inflacionarios y las señales de enfriamiento económico. Y debe ir más allá: hay decisiones, como esta, que, aunque se basan en datos, también requieren instinto para percibir lo que las cifras aún no revelan.

Y debe actuar con rapidez, porque hay decisiones que no admiten retrasos: el costo de la espera suele ser mayor que el de cualquier error.

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