Tecnologia

Ofrece energía solar molecular

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El silicio es eficaz, pero resulta rígido y pesado", explicó el catedrático, que recibió el galardón en su edición de 2024 la semana pasada de manos del rey Felipe de Borbón.

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MADRID (EFE). — Ventanas que producen electricidad, invernaderos que generan energía y prendas de vestir capaces de recargarse con la luz solar son algunas aplicaciones de la energía solar molecular, tecnología en la que investiga Tomás Torres, ganador del Premio Nacional de Química Enrique Moles, en España.

“La energía solar tradicional tiene ciertas limitaciones. El silicio es eficaz, pero resulta rígido y pesado”, explicó el catedrático, que recibió el galardón en su edición de 2024 la semana pasada de manos del rey Felipe de Borbón. En comparación, indicó que “la fotovoltaica molecular permite dispositivos flexibles, ligeros e incluso transparentes”.

Entre las posibles aplicaciones, mencionó los invernaderos solares: “Si recubres las paredes con películas orgánicas, disminuyes la temperatura, generas electricidad y conservas la luz para los cultivos”. Añadió que esta tecnología puede transformar sectores como la agricultura, la electrónica y la arquitectura.

“La fotovoltaica molecular no busca sustituir al silicio, sino complementar sus usos”, precisó el investigador. “El Sol es la mayor fuente de energía que tenemos. No se puede desaprovechar. La tecnología permite aprovecharlo de forma distribuida, integrada y limpia”.

Si bien reconoció que la tecnología molecular todavía afronta desafíos — como la fragilidad y la presencia de plomo en ciertos materiales –, destacó que ya sirve de base para productos como ventanas inteligentes y ropa tecnológica. “Los materiales se pueden aplicar como películas tan finas como el papel film transparente”.

Torres también estudia cómo imitar la fotosíntesis. “La clorofila se basa en una porfirina, una molécula con un potencial inmenso. Imitarla puede abrir grandes caminos a nivel energético”, dijo.

Este tipo de progresos son posibles gracias al trabajo en equipo. “Nada de esto lo logra una sola persona”.

“La emergencia climática y los apagones recientes demuestran la necesidad de diversificar las fuentes de energía”, advirtió. “El silicio seguirá siendo clave en instalaciones grandes, pero en ropa inteligente o ciudades complejas, lo molecular es lo que tiene todo el sentido”.

El interés internacional por la fotovoltaica molecular ha crecido en los últimos años, a medida que los desafíos climáticos y energéticos hacen más urgente explorar soluciones descentralizadas y sostenibles.

En varios países europeos y asiáticos ya se desarrollan proyectos piloto en edificios públicos y en centros de investigación con la intención de evaluar su rendimiento en condiciones reales.

Torres manifestó que, más allá de los laboratorios, la aceptación social y el impulso industrial serán cruciales para que estas tecnologías alcancen su potencial.

“La investigación ha avanzado mucho, pero necesitamos que el sector productivo se involucre, que apueste por materiales orgánicos y sus aplicaciones”, subrayó.

También consideró que son necesarios marcos regulatorios adaptados a estos nuevos materiales. Aunque aún no se ha determinado una fecha para la comercialización masiva, el investigador señaló que el ritmo de desarrollo es prometedor.

“En la última década, el avance ha sido notable. Lo que parecía ciencia ficción ahora comienza a integrarse en productos reales”.

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