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MADRID (EFE). — La Unión Europea debería fomentar la creación de plataformas de calidad, en cuyos contenidos puedan fiarse los ciudadanos, ante la reticencia de gigantes tecnológicos, como X (anteriormente Twitter), Facebook, YouTube y TikTok, a acatar la legislación de la Unión Europea, comportamiento con el que “ponen en peligro nuestra democracia”.Bajo el nombre “Trusted European Platforms (Plataformas europeas de confianza)”, o TEP, el centro de estudios Europe Médialab, con sede en Bruselas, puso en marcha una iniciativa que busca persuadir a la Comisión Europea de que respalde, normativa y financieramente, el desarrollo de este modelo de plataformas que serían certificadas como “fiables” desde el punto de vista del respeto de la legislación y la protección de los consumidores.”Espero que la presidenta (Ursula) von der Leyen mencione algo en su discurso de septiembre en Estrasburgo sobre el ‘Estado de la Unión'”, declaró a EFE Christophe Leclercq, exempresario de medios de comunicación y presidente de Europe Médialab, en una entrevista por videoconferencia desde Bruselas.La Comisión de la UE tiene previsto adoptar después del periodo vacacional una comunicación titulada “European Democracy Shield (Escudo Europeo de la Democracia)” en la que propondrá medidas para contrarrestar de forma proactiva la manipulación de la información en redes sociales y las injerencias extranjeras, entre otras amenazas.Leclercq plantea solo “ligeros ajustes” en el marco regulatorio que permitan crear la etiqueta “plataforma de confianza”, la cual sería otorgada tras una evaluación independiente y garantizaría a los usuarios que la plataforma actúa conforme a las exigentes disposiciones europeas en materia de calidad, transparencia y veracidad.”Esta etiqueta se basaría esencialmente en tres aspectos”, explica. “Uno es reflejar indicadores de confianza en sus algoritmos. De hecho, hace seis años, las plataformas estadounidenses se comprometieron a hacerlo, pero no lo han hecho. Así que es hora de implementar lo prometido”.”En segundo lugar”, añade, “necesitamos interoperabilidad, y (tercero) también portabilidad de los datos de los consumidores para que, por ejemplo, si usted desea dejar de usar Twitter y utilizar otra plataforma, o simplemente copiar a sus seguidores y utilizar ambas, le resulte fácil hacerlo”.Aclara que no se trata de prohibir Facebook, YouTube o Twitter. “Twitter -apunta, no obstante- sería la primera en ser cuestionada por no cumplir con la legislación europea”. “No pensamos recomendar prohibir estas plataformas en Europa, sino crear una competencia europea, y más concretamente, una competencia que sea ‘europea’ y ‘de confianza'”.”Durante años hemos intentado trabajar en la regulación y también en iniciativas paralelas como la alfabetización mediática y la verificación de datos. Pero, francamente, el impacto es muy limitado.Asegura que “está maduro” este mercado en Europa y que ya hay inversores privados interesados en entrar en él, si los responsables políticos actúan de “catalizadores”.”Creo, sinceramente -subraya Leclercq-, que las instituciones de la UE tomarán la iniciativa en este ámbito. No se necesita mucha valentía ni mucho dinero. Y si no lo hacen, también podría hacerlo el propio sector privado, estableciendo normas ‘de facto’ y colaborando como lo hacen en ámbitos especializados”.
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