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Este sábado se comunicó el deceso del reconocido cineasta, documentalista e historiador dominicano René Antonio Fortunato, una de las personalidades más influyentes del cine de no ficción en República Dominicana. A continuación, detalles sobre su figura.
René Antonio Fortunato, nacido en Santo Domingo en 1958, es considerado uno de los documentalistas más prominentes en la historia del cine dominicano. Su obra se enfocó en rescatar y preservar la memoria histórica y cultural del país.
Según especifica el portal especializado cinelatinoamericano.org, Fortunato comenzó su carrera en el cine aficionado en 1974. Tan solo tres años después, se integró al ámbito profesional en la Productora Fílmica Dominicana como encargado del Departamento de Sonido, donde trabajó en la edición y musicalización de documentales, comerciales y el noticiero Panorama Dominicano.
En 1979, realizó una pasantía sobre producción televisiva en Venezolana de Televisión, lo que le abrió camino en medios dominicanos importantes como Teleantillas, Color Visión, Rahintel y Radio Televisión Dominicana. Además de su labor audiovisual, se desempeñó como crítico de cine en los diarios El Caribe, La Noticia, Última Hora y Listín Diario, y también en programas de radio y televisión.
Entre 1982 y 1986 cursó la carrera de Comunicación Social en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), y posteriormente, en 1987, asistió a un taller de guion y dirección en la Escuela Internacional de Cine de San Antonio de los Baños, en Cuba.
Su primer documental, Tras las huellas de Palau, se centró en el pionero del cine silente dominicano Francisco Arturo Palau, marcando el inicio de una carrera enfocada en contar la historia dominicana desde el lente documental. Le siguió Frank Almánzar, imágenes de un artista (1987), y al año siguiente, su obra más emblemática: Abril: la trinchera del honor (1988), sobre la guerra civil de abril de 1965 y la intervención militar estadounidense.
Este documental, considerado el primer largometraje documental del país, fue un éxito de crítica y público, recibiendo múltiples reconocimientos dentro y fuera del país, incluidos premios en el Festival de La Habana, San Juan Cinemafest y una mención honorífica en el festival Contra el silencio todas las voces, en México.
Entre 1991 y 1996, Fortunato produjo la trilogía El poder del jefe, dedicada a la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo. La segunda parte de esta serie fue galardonada por la Latin American Studies Association (LASA) en 1995. Después, realizó un díptico sobre Joaquín Balaguer, incluyendo el documental La violencia del poder (2003), que abordó los doce años de gobierno del exmandatario.
Otras de sus producciones destacadas incluyen Bosch: Presidente en la frontera imperial y Balaguer: La herencia del tirano, consolidando una línea de trabajo rigurosa, basada en la investigación histórica, el uso de archivos visuales y una narrativa audiovisual coherente y valiente.
Fortunato también fue fundador y presidente de la empresa Videocine Palau, Inc., y fue invitado como jurado a festivales internacionales como los de Bilbao y San Juan. Su trayectoria fue reconocida con diversos galardones, entre ellos el Premio a la Excelencia Profesional (2000) y el Premio Internacional Lumière (2001).
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