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El ensayista norteamericano Robert D. Kaplan escribe sobre guerras y ciudades, y ningún rincón del planeta le es desconocido, ya sea en África, el lejano Oriente, Europa o la esquina de su casa en Nueva York. De visita en Madrid, para dar una conferencia sobre su último libro, ‘Tierra baldía, un mundo en crisis permanente’ (RBA), en la Fundación Ramón Areces, realiza un análisis de la situación global y el papel de España en la reorganización geopolítica impulsada por tres figuras “históricas”: Trump, Putin y Xi Jinping.
-¿Qué está pasando ahora en el mundo? ¿Es una continuación de la II Guerra Mundial, o la paz ha sido solo un paréntesis?
-Europa ha vivido un paréntesis que duró 80 años. Pero nada es para siempre. Durante este tiempo, la seguridad europea la han costeado los contribuyentes estadounidenses, y eso le ha permitido construir un estado de bienestar social muy generoso. Se dio el lujo de hacerlo, mientras que Oriente Medio ha estado en guerra y Rusia, sumida en la agitación. En estos 80 años, en el Lejano Oriente, no solo en China, sino también en Japón, Australia y Singapur, se han construido grandes fuerzas aéreas, armadas, submarinos… Así que lo que existe en el mundo es poder, intimidación e interés nacional. Es la guerra, y la fuerza para lograr mantener la paz, algo que no se logra con el derecho internacional, como aspiraban los europeos. Y Estados Unidos ya no será tan generoso en el futuro.
-¿Entonces el estado de bienestar debilita a Europa?
-No, no debilita a Europa, al contrario. La ha convertido en un paraíso para vivir. Pero pudo construirlo porque no tuvo que invertir en un gran sistema de defensa.
-¿Cómo influyen las personalidades de los líderes mundiales, como Putin y Trump, en el destino de los países?
-Tiene un gran efecto. Porque a la historia no la moldean solo la geografía, la economía, la tecnología y el tamaño de la población. También las grandes personalidades. Putin, Trump y Xi Jinping son figuras históricas mundiales. No es un cumplido, porque no lo digo en sentido positivo. Simplemente significa que están teniendo un tremendo impacto en la historia, por lo que serán recordados durante décadas. Mientras que dentro de 30 años nadie recordará la larga lista de primeros ministros europeos, ni al secretario general de la OTAN, ni a Clinton, Obama o Biden.
-¿Cuál es el peor escenario que vislumbra con los datos actuales?
-Permítame decirle el peor y el mejor, ¿de acuerdo? El peor es que Trump provoque un grave declive en Estados Unidos, porque está atacando el sistema de control político, los pesos y contrapesos que hacen que los Estados Unidos sean lo que son. Putin seguirá luchando en Ucrania y amenazará a Europa, y Xi Jinping convertirá a China en una auténtica autocracia leninista con tecnología. Eso es lo peor. Y, en el mejor de los casos, habría un mejor régimen en Irán; Xi Jinping dejaría el poder en China, que regresaría a un régimen más colegiado, más abierto y menos agresivo; Putin perdería la guerra en Ucrania, y Trump seguiría siendo presidente, pero con un poder controlado por los tribunales y el Congreso.
-¿Sería una solución sustituir a esos líderes carismáticos?
-No es tan fácil, porque a Putin podría reemplazarlo alguien muchísimo peor. Los intelectuales europeos hablan de los liberales rusos como Navalny, pero no se dan cuenta de que realmente son una minoría. La mayoría de los posibles reemplazos están mucho más a la derecha y son un peligro. En cuanto al presidente chino Xi Jinping, está ahí por un conjunto de fuerzas que seguirían estando si él desapareciera, con lo cual no habría cambios. Y, en el caso de Trump, él es el resultado de las redes sociales y la globalización, con lo cual tampoco habría muchos cambios en Estados Unidos.
-¿Qué es lo más probable que ocurra?
-No lo sé, sinceramente, no lo sé. Podría ser una mezcla de lo mejor y lo peor. En un mundo como este, que está en crisis permanente con un sistema mundial semianárquico, habrá periodos de optimismo y de pesimismo. Pero la Historia no tiene fin.
-La tecnología ha cambiado las guerras. ¿Ha transformado también la forma de hacer política?
-Sí, ha cambiado la política. En la era de la imprenta y la máquina de escribir, la política era más centrada, más normal, más responsable, porque los propios medios eran más centrados, normales y responsables. Pero en la era de las redes sociales, de pasión y brevedad, la política se superficializa.
-¿Presenciamos el declive de Occidente?
-Lo que vemos es el auge del mundo no occidental. Creo que las ideas occidentales, la civilización occidental, están ahora profundamente inmersas en otras culturas y civilizaciones, y eso hará que cambie.
-¿Qué papel juega Europa? ¿Qué papel debería jugar?
-Es interesante que en la guerra de Oriente Medio, desde el 7 de octubre de 2023, no se escucha nada de Europa. A israelíes, palestinos e iraníes les importan Estados Unidos, China y Rusia. Europa, no. Porque, como dije al principio, recién empieza a pensar seriamente en el poder.
-¿Cómo ve a España? ¿Será determinante en la geopolítica actual?
-Si España no aumenta drásticamente su presupuesto de Defensa para ayudar, no se le tomará muy en serio. Por otro lado, entiendo su postura porque, desde el punto de vista geográfico, Ucrania representa una amenaza menor, y la migración desde África y Oriente Medio, una mayor. Así que ve la defensa de forma diferente a, por ejemplo, Polonia. Pero la idea de una alianza implica que a veces hay que hacer sacrificios. Hay que hacer cosas que no son completamente en beneficio propio, pero que se hacen de todos modos por el bien de la alianza.
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