Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.
En Cupertino se estaba gestando una jugada maestra. Un plan con nombre de rock and roll, diseñado para tomar por asalto el negocio de la nube y, de paso, ahorrarse los 7.000 millones de dólares anuales que Apple paga a sus competidores. Parecía un plan sin fisuras para competir con Amazon Web Services (AWS) y Google Cloud.
Ahora, un nuevo informe del medio The Information ha desvelado el nombre y los detalles de esa operación secreta: Project ACDC (un acrónimo de Apple Chips in Data Centers, o Chips de Apple en Centros de Datos). La publicación revela cómo la iniciativa es hoy un fantasma y plantea la pregunta: ¿está el proyecto muerto o simplemente a la espera?
Para entender el plan ACDC, hay que mirar atrás. Desde que iCloud nació en 2011, Apple ha acumulado un océano de datos. Fotos, notas, copias de seguridad… información de millones y millones de usuarios que necesita un hogar. El problema es que ese hogar no ha sido propio, sino alquilado a sus mayores rivales: Google y Amazon Web Services. El costo de ese alquiler es la sangría de 7.000 millones de dólares anuales.
Durante años, Apple no tuvo otra opción. Sus Mac funcionaban con chips de Intel. Construir una nube propia sobre hardware ajeno era un contrasentido para su filosofía de control total. Pero entonces llegó la revolución: Apple Silicon.
Con sus propios procesadores, la situación cambió radicalmente. De repente, Apple controlaba su destino con chips más potentes y, sobre todo, mucho más eficientes, el factor clave en un centro de datos. La idea de ACDC ya no era un sueño: era el siguiente paso lógico.
Y no es una teoría. Esa tecnología ya tiene una utilidad diaria en nuestros dispositivos. El corazón del Proyecto ACDC es el motor de Private Cloud Compute, el cerebro en la nube que da vida a Apple Intelligence. Sí, parte de ese plan secreto ya está funcionando para garantizar nuestra privacidad al procesar las peticiones más complejas de Apple Intelligence y Siri.
Con todas las piezas sobre la mesa: la necesidad (iCloud), la tecnología (Apple Silicon) y la prueba de que funciona (Private Cloud Compute), la pregunta es: ¿por qué no han apretado ya el botón final?
Aquí es donde la historia da un giro. El proyecto ganaba tracción, impulsado por una figura fundamental que The Information señala como clave en todo el proceso: Michael Abbott, el entonces vicepresidente de servicios en la nube de Apple. Michael no era un cualquiera. Era el cerebro detrás de iCloud y la red Buscar. El principal valedor de la idea. Bajo su liderazgo, se llegó a planificar la producción de chips de 3 nanómetros con TSMC, dedicados exclusivamente a estos servidores. Pero en 2023, la música se detuvo. Michael Abbott abandonó la compañía.
Con la marcha de su “padrino”, el Proyecto ACDC quedó huérfano. Las conversaciones se enfriaron y la iniciativa, que en su momento fue una prioridad estratégica, parece haberse archivado. El silencio desde entonces ha sido total.
Aunque el proyecto parece archivado, es probable que el “silencio” sea en realidad la calma antes de la tempestad. Apple está probando y escalando su infraestructura con los avances actuales de Apple Intelligence. La verdadera prueba de fuego llegará con la prometida nueva Siri, un chatbot conversacional al estilo de ChatGPT que dependerá en gran medida de la nube para dar servicio a miles de millones de dispositivos.
Tiene todo el sentido que Apple esté ejecutando una hoja de ruta silenciosa. Podrían empezar poco a poco, migrando primero los servicios más livianos como Notas, Recordatorios o los mensajes de iCloud. Una vez probado el sistema, irían a por las “cosas grandes”: la inmensa Fototeca de iCloud y la aplicación Archivos, que son las que consumen la mayor parte de esos 7.000 millones que pagan a terceros.
Porque la decisión no es tan sencilla. En el terreno de los datos, diversificar es una estrategia inteligente. Mantener parte de la infraestructura en AWS y Google Cloud ofrece una capa extra de seguridad, no solo contra ciberataques, sino también contra problemas geopolíticos.
De hecho, Apple ya lo hace. En China, por exigencias del gobierno, utiliza servidores completamente aparte. No tener todos los huevos en la misma cesta es una póliza de seguros. Esto explica por qué, aunque tengan toda la arquitectura pensada y la tecnología lista, el salto final es tan complejo.
La doctrina de control total de Apple choca aquí con la prudencia estratégica. El plan existe, la tecnología está lista, pero el momento perfecto para ejecutarlo, al parecer, todavía no ha llegado.
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