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La lluvia amenazó la Ceremonia de Exaltación del grupo del 2025 del Salón de la Fama del Béisbol, con la posibilidad de que el evento se viera obligado a realizarse en un pequeño recinto interior.
Pero, afortunadamente, el clima y los dioses del béisbol no permitieron que eso ocurriera a este numeroso, diverso e históricamente significativo grupo y a la gran multitud de fanáticos que atrajo aquí el domingo. Aunque se retrasó una hora, el día de gala en el podio para Ichiro Suzuki, CC Sabathia y Billy Wagner, y las familias de los fallecidos Dave Parker y Dick Allen, transcurrió sin problemas en los terrenos del Clark Sports Center.
Aquí un vistazo a cada miembro del grupo del 2025.
“Billy the Kid” sabía cómo cerrar, y eso se extendió a su experiencia en la papeleta de la BBWAA, ya que logró su entrada a Cooperstown en su décima y última boleta.
Pero el domingo abrió las acciones, dando el primer discurso de aceptación y aplicando un consejo que había recibido.
“Respira hondo”, dijo. “Solo recuerda cuando yo tenía que enfrentarme a los bateadores 3-4-5 para que tu pudieras dominar a los bateadores 6-7-8”.
Wagner es apenas el noveno relevista en llegar al Salón y el primer relevista zurdo. Este último punto es increíble, porque es algo natural que solo aprendió a lanzar a la zurda cuando se rompió el brazo derecho jugando fútbol en el vecindario siendo un niño. De apenas 5 pies y 10 pulgadas de estatura, Wagner también salió de la pobreza infantil en la zona rural de Virginia para abrumar a los oponentes en Division III Ferrum College y luego dominar los últimos innings en las Grandes Ligas con su recta de 100 mph y su endiablado slider.
Con un promedio de oponentes de .187 y una tasa de ponches del 33.2% que se clasifican como los mejores para un pitcher con al menos 900 entradas, Wagner logró un apoyo constantemente creciente en la boleta antes de finalmente abrirse paso en el 2025. En 16 temporadas con los Astros, Filis, Mets, Medias Rojas y Bravos, Wagner fue siete veces All-Star y sumó 422 salvados y 1,196 ponches en 903 innings. Sus 225 rescates con Houston son un récord de la franquicia, y ahora está inmortalizado con una gorra de los Astros.
La tan esperada exaltación de Parker fue un momento agridulce para su familia tras su fallecimiento apenas 29 días antes por complicaciones con el Parkinson. Habiendo recibido poca atención en el proceso de votación de la BBWAA y habiendo quedado corto en tres votaciones anteriores de comités de veteranos, el hombre conocido como “La Cobra” se había llenado de alegría con su selección por el Comité de la Era Clásica el pasado diciembre.
“He estado guardando este discurso durante 15 años”, había dicho.
Atlético y dinámico, Parker fue el corazón y el alma de los Piratas que ganaron la Serie Mundial de 1979, cuyo logotipo aparece en su placa. Ganó otro anillo con los Atléticos una década después.
Parker jugó 19 temporadas de 1973 a 1991 con los Piratas, Rojos, Atléticos, Cerveceros, Angelinos y Azulejos. Fue siete veces All-Star y tres veces ganador del Guante de Oro y del Bate de Plata en el jardín derecho. Fue el JMV de la Liga Nacional en 1978, cuando bateó .334/.394/.585 con 30 jonrones y 117 carreras impulsadas y obtuvo su segundo título de bateo consecutivo. También terminó entre los cinco primeros de la votación en otras cuatro ocasiones.
Veinticuatro años después de convertirse en el primer jugador de posición japonés en las Grandes Ligas, Ichiro se convirtió en el primer beisbolista nacido en Asia en llegar al Salón de la Fama. Se quedó a un sólo voto de convertirse en el primer jugador de posición en entrar de forma unánime a Cooperstown.
Un jugador cuyo impacto e influencia no pueden subestimarse, especialmente dada la creciente presencia de estrellas japonesas en la escena actual de MLB, el momento de Ichiro en Cooperstown atrajo una inmensa presencia de aficionados, no muy diferente de la intensa atención que recibió en sus primeros días con los Marineros en el 2001, el año en que se convirtió en el segundo jugador (uniéndose a Fred Lynn de Boston en 1975) en ser votado como JMV y Novato del Año en la misma temporada.
Todavía delgado y ágil a los 51 años, Ichiro, cuya placa del Salón incluye su gorra de los Marineros, fue reconocido por ser una máquina de hits que alcanzó el club de los 3,000 imparables en MLB a pesar de no debutar en la liga hasta los 27 años. A lo largo de 19 campañas con los Marineros, Yankees y Marlins, dio 3,089 incogibles, bateó .311, se robó 509 bases, fue 10 veces All-Star y ganador del Guante de Oro y tres veces ganador del Bate de Plata en el jardín derecho. Y eso ni siquiera incluye sus 1,287 hits y tres honores de JMV de la Liga del Pacífico en Japón.
Como Ichiro, Sabathia recibió su llamado al Salón en su primera boleta de la BBWAA, justamente recompensado por su carrera de caballo de batalla en la que no solo fue uno de los grandes ases del juego, sino también uno de sus grandes embajadores.
Miembro de los “Ases Negros”, un grupo de 15 lanzadores afroamericanos y afrocafnadienses que ganaron al menos 20 juegos en una temporada, las 251 victorias y 3,093 ponches de Sabathia se destacan cada vez más en un deporte en el que el rol de abridor se ha reducido y la longevidad ha sido cada vez más difícil de conseguir. El total de entradas lanzadas por Sabathia sigue siendo el más alto para cualquier jugador que ha debutado desde 1989, y es uno de los únicos tres zurdos en la historia con al menos 250 victorias y 3,000 ponches.
Aunque debutó con Cleveland en el 2001, ganó un Cy Young para los Indios en el 2007 y tuvo una breve pero increíble temporada llevando a los Cerveceros a los playoffs a finales del 2008, Sabathia ingresó al Salón como un Yankee, habiendo firmado con el club como agente libre antes de ganar la Serie Mundial del 2009 y acumulando 134 de sus victorias allí.
Sabathia, de 45 años y nativo de Vallejo, California, sigue muy activo en MLB como asistente especial del Comisionado.
Un bateador dominante en una era de gran prominencia de pitcheo, Allen falleció en el 2020 a la edad de 78 años antes de poder ver una votación de un comité de veteranos que finalmente lo reconoció como una de las estrellas más importantes del juego.
Principalmente primera base y tercera base, Allen bateó .292/.378/.534 con 351 jonrones, 320 dobles y 1,119 carreras impulsadas en 1,749 juegos con los Filis, Medias Rojas, Dodgers, Cardenales y Atléticos de 1963 a 1977. Fue el Novato del Año de la Liga Nacional en 1964 con los Filis y el JMV de la Liga Americana en 1972 con los Medias Blancas. También fue siete veces All-Star y lideró su liga en OPS cuatro veces, en slugging tres veces y en jonrones en dos ocasiones.
La familia de Allen optó por que fuera reconocido en su placa como miembro de los Filis, quienes retiraron su número poco antes de su fallecimiento.
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