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Tardes de té: entre la costumbre y el arte de agasajar

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Lo que comenzó como una práctica aristocrática pronto se convirtió en una costumbre social extendida por toda Europa, y con el tiempo, por el mundo entero.

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El ritual de la hora del té tiene su origen en Inglaterra, a mediados del siglo XIX, cuando Anna, la séptima duquesa de Bedford, hizo popular una merienda ligera entre el almuerzo y la cena para aplacar el apetito. Lo que comenzó como una práctica aristocrática pronto se convirtió en una costumbre social extendida por toda Europa, y con el tiempo, por el mundo entero.

Hoy, las tardes de té evocan ese mismo espíritu: compartir, conversar, disfrutar con calma. Pero como todo ritual, tiene su protocolo. Para Yakaira Mejía, anfitriona experta y creadora de La Taza Curiosa, montar una mesa de té es mucho más que colocar tazas bonitas: “Se trata de una ceremonia, un momento para conectar. Y como tal, hay ciertos elementos que deben cuidarse”.

Una mesa pensada para el encuentro

Lo primero que destaca Yakaira es que la mesa debe invitar al diálogo. “No deben haber elementos que obstaculicen la vista de quien tienes enfrente. Los arreglos florales deben ser frescos y proporcionales al tamaño del espacio”.

Desde la disposición de las tazas hasta los colores del mantel, todo debe reflejar armonía y calidez. El objetivo no es la ostentación, sino la buena compañía.

Estilos de tarde de té

Aunque muchas personas asocian automáticamente el té con el estilo inglés, existen cuatro formas reconocidas de servir una tarde de té, cada una con su esencia particular:

Afternoon Tea (Té de la Tarde Inglés): Es el estilo más conocido y popular. Se sirve entre las 2:00 p.m. y las 5:00 p.m., con una selección de bocadillos dulces y salados — como panecillos, pequeños sándwiches y mini dulces — acompañados de una variedad de tés.

Royal Afternoon Tea: Se trata de una versión más lujosa y sofisticada. “Aquí se utiliza vajilla más suntuosa, platería, arreglos florales elaborados e incluso se incluye una copa de champaña”, explica Yakaira.

High Tea: A diferencia de lo que sugiere su nombre, este no es el más formal. En realidad, surgió entre las clases trabajadoras británicas y se servía al final de la jornada. Incluye comidas más sustanciosas, como pasteles de carne y sándwiches grandes. “Es una merienda-cena, más que un té ligero”, apunta Yakaira.

Cream Tea: Muy popular en regiones como Devon y Cornwall, en el suroeste de Inglaterra. Este estilo es más sencillo y se centra en una buena taza de té acompañada de panecillos con crema espesa (clotted cream) y mermelada. Perfecto para una pausa corta pero deliciosa.

Etiqueta y detalles

Montar una mesa de té se trata de crear un ambiente cálido y delicado. Yakaira, comparte algunos consejos:

Olvídate de los platos base. En una mesa de té los bocadillos son pequeños y no se requiere vajilla excesiva.

Las tazas ideales son aquellas de 7 a 8 cm, con una abertura más ancha que las de café, lo que permite que el té se enfríe a la temperatura justa.

Las servilletas deben ser pequeñas, de entre 20 y 30 cm, perfectas para este tipo de encuentro. Y si decides ofrecer leche, preséntala en una jarrita aparte. Es un gesto simple que suma elegancia.

Prefiere manteles y servilletas en tonos pastel, transmiten calma y armonía. El plato se ubica a unos 3 cm del borde de la mesa, un detalle que aporta orden visual. Los bocadillos pueden variar según el gusto, pero siempre es bueno incluir una opción dulce y una salada para equilibrar sabores.

Y lo más importante: es la anfitriona quien sirve el té. Un gesto que honra la tradición y refuerza la hospitalidad.

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