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Qué desencadenó las revueltas en Torre Pacheco: violencia, desinformación y redes sociales, un caldo de cultivo
En Torre Pacheco, -escenario en los últimos días de múltiples altercados y episodios violentos-, la convivencia multicultural está presente desde hace décadas y la población se ha triplicado en 40 años. La integración, sin embargo, no siempre es fácil, y las autoridades ponen el foco especialmente en los jóvenes de segunda generación.
Uno de cada tres vecinos de la localidad murciana son inmigrantes, la mayoría marroquíes.
“Vine aquí para empezar de nuevo”, cuenta Abdelkrim frente a nuestras cámaras.
“Trabajo aquí de regador en esta finca. Siempre trabajo. Tenemos que seguir trabajando, no hay otra cosa”, señala, por su parte, Abdelhay.
Como ellos, muchos llegaron en los 80 y 90 atraídos por la agricultura, principal motor económico en la localidad murciana. Con el paso de los años, se asentaron en el barrio de San Antonio y formaron su familia, como Mallid, que regenta una carnicería y cuenta que en Torre Pacheco nacieron su hija y su hijo. Ambos, nacidos en España, son la segunda generación de origen inmigrante, pero, a diferencia de sus padres, tienen dificultades para integrarse.
“De niña muy bien, pero una vez que creces hay problemas. En el instituto ya empecé a tener problemas yo”, señala una joven.
Desarraigo social, precariedad y problemas de convivencia en Torre Pacheco
Existe un desarraigo social entre estos jóvenes. No se identifican ni como españoles ni como marroquíes.
“Tienen problemas de integración por factores socioculturales. Esto deriva en fracaso escolar, lo que provoca un perjuicio a la hora de integrarse laboralmente”, afirma José Pablo Martínez, investigador en dinámicas socioeconómicas de las migraciones del Real Instituto Elcano.
El abandono escolar y la falta de oportunidades laborales, más allá de seguir trabajando en el campo, acaban generando problemas de convivencia.
“Se crean barrios precarios en los cuales lo único que sale de ahí es marginalidad, odio, racismo… Pero por un lado y por el otro”, apostillan en la zona.
Frente a la discriminación y rechazo, es determinante tomar medidas en el ámbito educativo, como defiende Ángeles Arjona Garrido, Directora del Centro de Estudio de las Migraciones de la Universidad de Almería.
“El colegio se convierte en el lugar de éxito para las trayectorias de integración. Si los tratamos mal de inicio, ellos se van a sentir reidentificados con su grupo, y eso es un error” en ese objetivo de lograr un sentimiento de pertenencia de estas segundas generaciones.
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