Salud

Coherencia poblacional

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Las tasas de crecimiento demográfico de RD han ido disminuyendo en las últimas décadas de manera preocupante.

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Con motivo de la reciente aprobación del Código Penal, al abordar el tema de las tres causales, el presidente Abinader presentó una visión incorrecta del asunto, al mencionar que “no podía interferir con los sentimientos religiosos de los legisladores”. No es el único con esa perspectiva equivocada.

Aunque es cierto que no debería interferir, también lo es que la protección que una nación brinda a la vida, la familia, la salud integral, los contenidos educativos y la libertad religiosa, además de afirmar valores trascendentales, constituye una cuestión de Estado primordial: cómo preservar y fortalecer la Integridad Demográfica.

Es necesario que el liderazgo nacional modifique su enfoque tradicional: está comprobado que las naciones que descuidan este aspecto fundamental, o peor aún, que se someten dócilmente a las manipulaciones progresistas woke de ciertas ONGs y el Imperialismo Globalista, de clara tendencia antinatalista, ponen en grave peligro su identidad y existencia. En consecuencia, la integridad demográfica es tan importante o más que la integridad territorial, y ambas están íntimamente relacionadas.

En el caso dominicano, esta afirmación adquiere un carácter existencial. Las tasas de crecimiento demográfico de RD han ido disminuyendo en las últimas décadas de manera preocupante. Se ven afectadas tanto por la emigración de millones de compatriotas, infravalorados a pesar de sus enormes contribuciones, como por las tasas de natalidad y fertilidad reducidas; y peor aún, por la ausencia de políticas públicas centradas en la familia, como cimiento de la nación y la humanidad. Al sumar a esto el desafío de la convivencia insular con un Haití fallido, que expulsa a su población, completamos el panorama de horror de la “balcanización” en curso…

Por lo tanto, el liderazgo nacional debe ser interpelado a rectificar, a ir más allá de las estadísticas convenientes y, además, a prestar especial atención al perfil de morbilidad de los dominicanos. La alta incidencia de enfermedades como diabetes, hipertensión, obesidad, cánceres y accidentes de tránsito, así como los trastornos de conducta derivados del aumento de las adicciones, revelan problemas serios.

Esos problemas se agravarán mientras la formación humana integral, la alimentación sana, la prevención y la atención primaria de la salud, continúen relegándose para favorecer políticas de salud curativas, cuando lo que conviene al interés nacional es lo contrario.

Nunca habrá recursos presupuestarios suficientes para curar las enfermedades de los pueblos cuando sus líderes adoptan enfoques erróneos sobre la formación ciudadana y humana, la alimentación y la salud…de los mismos. La integridad demográfica es crucial.

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