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El propósito de Casa Báez Segura es irradiar alegría y apoyo mutuo

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Y así fortalecer el equipo.

Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

Su pasión reside en servir con excelencia, porque para Yokasta Segura de Báez, CEO y fundadora de la fundación Casa Báez Segura, cuando se trata de ayudar a la niñez, su enfoque se centra en que ellos merecen lo mejor, en grado superlativo.

Con un aura de humildad y sencillez, y a la vez con una personalidad decidida, de compromiso y de fe, Yokasta nos contó que sintió el llamado de ayudar a niños de sectores empobrecidos de la República Dominicana como un llamado de Dios.

Y así se puso manos a la obra para brindarles, a través de la creación de Casa Báez, educación, alimento, el amor de Dios y el disfrute de eventos culturales, coloridos y elegantes con el objetivo de fortalecer su ilusión.

Esta vocación viene de lejos, pues relata que tras haber colaborado con fundaciones reconocidas, como Unicef y Saint Jude hospital, quiso involucrarse en un proyecto donde gestionara todo el proceso, desde comprar un pequeño obsequio, envolverlo, llevarlo y tocar la vida de los niños, de una manera distinta.

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Y a esta se refiere en ofrecer todo lo contrario de las demás organizaciones, explicando que casi siempre la perspectiva es un poco triste, de que los niños están desamparados y el que ayuda se contagia por la desesperanza de estos pequeños que reciben.

“Lo que Casa Báez Segura representa es que cada niño es muy importante, que Dios es muy bueno y que Él quiere traer mucha felicidad, y que quiere que los niños lo conozcan así, con esa exuberancia” expresó sobre esta fundación con sede en Miami.

La fundación no solamente trabaja en la República Dominicana, pero sí está muy enfocada en este país. Y es que siendo Yokasta dominicana no lo pensó dos veces para dar rienda suelta a esta iniciativa que dice fundó con sus propios recursos, desde su carrera como profesional en la industria del Derecho con más de 20 años en el sistema financiero.

Explica que aún no considera necesaria la donación monetaria de parte de personas e instituciones altruistas, prefiere incentivar a quienes deseen sumarse a la causa, que lo hagan de forma más integradora, aportando sus fortalezas en diferentes áreas de conocimiento: si sabe preparar Cup Cake, si hace fotos, o donar comida… y así fortalecer el equipo.

Su labor altruista se hace evidente al conocer lo que es sentirse limitado. Yokasta se remonta al pasado y recuerda cómo junto a su madre supo lo que es no tener para desayunar, no contar con agua o no tener un baño propio. Su realidad cambia con el tiempo gracias al apoyo brindado por su padre.

Para mantener este programa de asistencia en el país, Yokasta se auxilia de personas que ya tienen un fin social establecido o de líderes comunitarios reconocidos en localidades, hasta ahora, como Gualey, Boca Chica, Hacienda Estrella y El Dajao en Villa Mella y Villa Consuelo, lugar donde creció junto a su madre. Cada comunidad requiere de una necesidad particular.

Como persona de fe, Yokasta trabaja con niños desde 0 hasta los 13 años de edad en el área espiritual y en la psicológica, consciente de que “el niño no es ni malo ni bueno, es simplemente producto de su medio ambiente”.

En esta cruzada busca que los pequeños sean suplidos de alimento. También reciben educación todos los sábados a través de un programa escolar donde reciben su merienda.

En la parte educativa tiene el programa “After School Programs”, aprendizaje después de la escuela para contrarrestar el tiempo de ocio.

La parte que más disfruta es la de crear experiencias memorables donde los ‘chicos’, con la compañía de algunos padres, salen entusiastas de sus comunidades para vivir un día completo de actividades que incluye expresiones artísticas. “Traemos profesionales del violín y ellos experimentan esa música clásica, no el reggaetón de siempre, son experiencias que los dejan marcados”.

Las caritas de los pequeños se iluminan con las fiestas asombrosas que realiza Yokasta Segura de Báez. “Hay personas que dicen ¡Wow!, que exagerado, pero sí es exagerado porque Dios es abundante, Él es maravilloso, Él es grande y Él da de a mucho”.

Recuerda que en el desarrollo de una cena de Navidad la temática consistió en que los niños estuvieran dentro de un castillo, con las sillas doradas, las mesas con mantelería de ensueño y un menú exquisito, suficiente para repetir y que pudieran compartir con los suyos.

Otra experiencia más es la de participar en el entrenamiento de Etiqueta y Protocolo, en el cual los niños disfrutan de una ambientación de un restaurante, donde se les sirve un desayuno para conocer la función de las cuberterías y el comportamiento social en una mesa. Esta puesta incluye una historia bíblica de superación

De esta manera Yakosta busca romper un poco con la mentalidad de pobreza, con el lenguaje de escasez. Impulsa a los niños de que, “si tú te esfuerzas, si haces las cosas bien, si tú haces tu parte, tú vas a ser bendecido y te va a ir bien.”

A su programa le sigue dando forma, pues busca seguir materializando obras para el crecimiento de los niños a los que alcanza su altruismo.

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