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Las guaridas financieras encubiertas

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Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

Es asombroso lo que sucede en este siglo XXI con las considerables inversiones de empresas e individuos que buscan una multiplicación rápida de sus patrimonios, moviéndose con prisa de forma secreta y silenciosa a lugares donde no haya que declarar. Para lograr estos propósitos se eligen los llamados paraísos fiscales, es decir, un territorio donde no existen impuestos.

Se trata de lugares que usualmente se concentran en ciertas partes del mundo, pero al mismo tiempo, es una actividad económica que busca privilegios sobre el resto. Por tales motivos, su propósito es atraer fuertes inversiones, constituir sociedades, acoger a personas físicas con grandes capitales y fomentar la especulación financiera a través de la tasa de interés y la confidencialidad.

Las enormes transacciones financieras ilegales, el desarrollo con poca regulación de la banca off-shore, los altos volúmenes de dinero provenientes de actividades sospechosas, ventas ilegales de armas y el desarrollo de los paraísos fiscales han creado un ambiente de tensión en las finanzas internacionales. Literalmente, esto implica riesgos potenciales para los mercados financieros, producto de esta suma de adversidades que son la expresión concreta del lavado de dinero que predomina a nivel mundial.

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El blanqueo de capitales, o lavado de dinero, se refiere a cualquier actividad ilegal cuyo objetivo es ocultar el origen de la generación de riquezas injustificables para conseguir que estas entren en el circuito económico de forma legal. En este sentido, el principal canal de conversión son las entidades financieras, ya que gozan de la confianza de ser depositarias del efectivo del público y que constantemente ingresan a la economía para financiar las actividades productivas y que gestionan el sistema de pagos.

Los principios en los que se basa el funcionamiento de los paraísos fiscales es ofrecer a las personas físicas y jurídicas extranjeras la no obligación de pagar impuestos en un entorno de gran estabilidad macroeconómica, social y política. Igualmente, el atractivo de estos lugares viene acompañado de la falta de información financiera a las autoridades fiscales extranjeras y de esta forma evadir el pago de impuestos en sus países de origen donde se crea la fortuna invertida.

La práctica de la tributación a nivel mundial ha establecido que es completamente ilegal que cualquier contribuyente que no declare ingresos en cualquier lugar del mundo cometa un delito o infracción cuyo desenlace se define en los tribunales con penalidades financieras o de prisión, según las leyes de cada país. Pues resulta que estos flujos financieros representan una pérdida significativa de recursos para los diferentes países, ya que al evadir impuestos se convierten en un verdadero obstáculo para lograr el progreso económico y avanzar hacia un desarrollo sostenible e inclusivo, al tiempo que dañan la confianza en las instituciones que impulsan la lucha contra la pobreza.

Los paraísos fiscales como tales han tenido un desarrollo espectacular desde finales del siglo XX, cuya dimensión ha encontrado su viabilidad a través de la expansión de la denominada banca transfronteriza, o banca off-shore, impulsadas por la desregulación de los mercados financieros, la tecnología y la globalización financiera. Por su grado de ocultamiento, estas zonas han generado grandes escándalos que ponen de manifiesto la pretensión de imponer un cambio de paradigma financiero en el siglo XXI, en el entendido de que el capital financiero especulativo y oculto ha de ser la nueva forma para la configuración de una estructura económica basada en no pagar impuestos, debilitar financieramente al Estado y construir una nueva élite financiera global.

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