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RUSIA — Según un comunicado oficial difundido este jueves. La medida entrará en vigor el 1 de septiembre y se aplicará en paralelo a la instalación obligatoria de RuStore, la tienda competidora de la App Store de Apple, en los iPhone. Asimismo, a partir del 1 de enero, el programa Lime HD TV, que brinda acceso sin costo a los canales de televisión estatales, se instalará de forma automática en los televisores inteligentes del país.
Max, lanzada en marzo por el grupo estatal de redes sociales VK como sustituto de VK Messenger, permite a los usuarios enviar mensajes, hacer llamadas de audio y video, y transferir dinero. Según VK, la plataforma sumará próximamente funciones adicionales, como la integración de una aplicación de reservas de viajes. Hasta ahora, cerca de 18 millones de personas se han registrado en Max, según informó la agencia de noticias estatal rusa TASS.
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El desarrollo e imposición de Max forman parte de un esfuerzo del Kremlin por controlar la comunicación digital y limitar el uso de aplicaciones extranjeras. Rusia ha prohibido plataformas como Facebook, Instagram y X, e impuso recientemente restricciones a las llamadas de voz en WhatsApp y Telegram, justificándolo como una medida para “contrarrestar a los delincuentes”.
A diferencia de Max, WhatsApp y Telegram ofrecen cifrado de extremo a extremo, lo que protege los datos de los usuarios. Investigadores y organizaciones de derechos humanos señalan que la estrategia rusa busca presionar a la población para migrar a plataformas estatales. Anastasiia Kruope, de Human Rights Watch, indicó que la promoción activa de alternativas rusas “obligó a un número creciente de usuarios a cambiar a navegadores y redes sociales rusos”.
Por su parte, Andrei Soldatov e Irina Borogan, del Centro de Análisis de Políticas Europeas, calificaron de “ataque sostenido” las acciones del Kremlin contra WhatsApp, diseñadas para “hostigar a los rusos para que cambien de WhatsApp a Max”. Señalaron que es probable que la política funcione “especialmente si no se le da otra opción a la población”.
El grupo VK, responsable de Max, fue cofundado por Pavel Durov, creador de Telegram, en 2006. Durov renunció como CEO en 2014 tras enfrentamientos con el Estado ruso sobre censura y la negativa a entregar datos de usuarios. El actual director ejecutivo de VK, Vladimir Kiriyenko, es hijo de Sergey Kiriyenko, primer jefe de gabinete adjunto de Vladimir Putin, lo que refuerza el vínculo directo entre la app y el gobierno ruso.
La estrategia recuerda a la plataforma china WeChat, que integra mensajería, pagos y servicios, y donde la vigilancia estatal es una práctica común. Con Max, Rusia busca replicar un modelo similar para aumentar el control sobre las comunicaciones de sus ciudadanos, a la vez que debilita la influencia de servicios extranjeros.
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