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El Nordland es el tren más largo de Noruega. Con sus más de 700 kilómetros de recorrido, esta línea férrea sirve para dejar atrás las tierras del sur noruego y adentrarse en los territorios de ese norte salvaje donde reinan las nieves, los páramos y las condiciones extremas. El tren parte de Trondheim, una ciudad que simboliza como ninguna otra, la lucha entre las dos realidades históricas de un país modelado por enormes fuerzas naturales y culturales; una ciudad que, además, sirve de puerta de entrada a una Noruega muy diferente a la de las grandes ciudades del sur. Aquí el territorio se pliega a las fuerzas de la naturaleza y el paisaje se convierte en una sucesión de fiordos y montañas que, en su tiempo, supuso todo un desafío para los ingenieros y trabajadores. En esta primera entrega de la guía del Nordland nos detendremos en la ciudad que sirve de estación de salida Trondheim y Stiklestad (iconos azules en el mapa).
En esta primera etapa recorreremos los primeros 100 kilómetros de la ruta. El Nordland es una línea que une Trondheim con Bodo, ya en el extremo norte del país (dentro del Círculo Polar Ártico). El trayecto completo dura unas diez horas y el servicio diurno sale a las 7.49 de la mañana y llega a su destino poco después de las 17 horas. Si quieres ir dando saltos entre estaciones lo mejor es optar por usar la línea a través de los trenes regionales y de cercanías que van uniendo las diferentes localidades o completar algunos trayectos en autobús. Vale la pena convertir estos 729 kilómetros en un viaje de varios días. Lo que hay que ver es mucho y muy bueno. Da, incluso, para un viaje largo de varias semanas. Otra opción es aprovechar el recorrido del Nordland y hacer el recorrido en coche de alquiler.
Kilómetro 0; una visita a la capital cristiana de Noruega.- La importancia de Trondheim en la historia del país es central; hasta el punto de que sirvió de capital durante la Edad Media como símbolo del punto y aparte que supuso la implantación del cristianismo como religión oficial del estado y el abandono de la tradición ‘pagana’ vikinga. No fue este un camino sencillo y pacífico. Fue un periodo de ruptura protagonizado por dos figuras clave en la historia del país: Olav I y su hijo Olav II (siglos X y XI). Fue una época convulsa que no sólo supuso la ‘muerte’ de los viejos dioses. También supuso la desaparición de la vieja nobleza vikinga y la unificación del país bajo un solo poder centralizado. De ahí la importancia de la ciudad que sirvió de primera corte de la monarquía noruega hasta bien entrado el siglo XIII. Hoy Trondheim es la tercera ciudad en importancia del país y sigue siendo una prestigiosa sede universitaria (su universidad es la más antigua del país y la segunda en número de alumnos). También cuenta con un atractivo centro histórico y algunos centros culturales de gran interés.
El primer nombre de la ciudad fue Nidaros (algo así como desembocadura del Río Nid -actual Nidelva-) aunque también se la empezaba a conocer como Trondemir, que se puede traducir como ‘lugar próspero’ o ‘lugar donde se vive bien’. Los años de gloria de la ciudad se extendieron más allá de su papel como capital, ya que hasta el XVI este era uno de los puertos más activos y ricos del país. El gran edificio histórico de la vieja capital es la Catedral de Nidaros (Kongsgårdsgata, 2) una gran catedral gótica que se completó en el siglo XIII y que fue cabecera de la iglesia noruega hasta la reforma protestante (cuando pasó a Oslo). En torno a la catedral puedes ver varios edificios históricos notables como el Pabellón del Tesoro Real (Kongsgårdsgata, 1), donde se guardan las joyas y reliquias de la monarquía noruega) o el Palacio Arzobispal, donde puedes ver un pequeño museo con interesantes restos arqueológicos encontrados en el lugar. Otro edificio vinculado a la catedral es la Armería Real, donde aparte de armaduras, espadas y todas esas cosas hay un interesante museo sobre la resistencia noruega durante la ocupación alemana (Segunda Guerra Mundial).
El otro gran centro patrimonial de la vieja Nidaros es el eje que forman la Plaza del Torvet, los viejos muelles del Río Nidelva y la Fortaleza de Kristiansten (ya en la otra orilla del río). En el Torvet te vas a encontrar con algunos edificios notables en una trama urbana bastante abierta donde las edificaciones se relacionan unas con otras a través de grandes jardines. No estamos ante un burgo medieval al uso. Pero hay monumentos notables como el Stiftsgården (Munkegata, 23), un gran palacio de madera del siglo XVIII que ejerce de residencia oficial de la familia real cuando se encuentra en la ciudad y de centro de exposiciones. Y después está el río. El paisaje urbano aquí se convierte en un amontonamiento de grandes almacenes y edificios de madera (pintados de colores chillones) con salida al agua que se deja ver desde algunas plazas y callejones (los mejores miradores son la Plaza del Piren y el Viejo Puente, otra de las joyas históricas del lugar). Para terminar el paseo por la ciudad hay que llegar hasta la Fortaleza de Kristiansten (Kristianstensbakken, 60), un castillo del siglo XVII que protagonizó varios hechos de armas notables durante las guerras con Suecia. A los pies del castillo se encuentra el barrio de Bakklandet un lugar de casitas de madera y callejitas estrechas donde se conserva el empedrado (este lugar está lleno de restaurantes y cafeterías).
El Museo de la Universidad (Erling Skakkes gate, 47).- Es uno de los grandes museos del país y merece la pena ir a verlo. Las colecciones universitarias son enormes pero destacan las de carácter natural y, sobre todo, las arqueológicas. Las salas dedicadas a los ‘tesoros vikingos’ y a los orígenes medievales de la ciudad son una pasada y uno puede pasarse horas admirando piezas de marfil, espadas, estatuas…
El Museo Popular de Trondelag (Sverresborg Alle, 13).- Una de las instituciones culturales más prestigiosas de todo el país. Este museo explora la historia de la zona central de Noruega a través de una cuidada reproducción de ambientes que recrean 1.000 años de cultura a través de edificios originales trasladados hasta aquí desde toda la región. Hay mucho para ver, pero la gran joya del museo es la stavkirke (iglesia de madera) de Haltdalen, una de las preciosas iglesias medievales que protagonizaron el tránsito entre el paganismo vikingo y el cristianismo (esta iglesia es del siglo XII). Aquí puedes ver granjas, casas tradicionales, cabañas laponas o talleres artesanales que sirven para ejemplificar costumbres y oficios. Es una maravilla este sitio.
Kilómetro 34. Cataratas de Storfossen (Hommelvik).- Si vas en transporte público puedes llegar en bus público hasta Bakken desde la estación de Hommelvik (el trayecto desde Trondheim requiere de transbordo). En coche el paseo apenas supone 35 kilómetros desde el centro de la ciudad. Estas cascadas son muy bonitas de ver. Los saltos de agua se encuentran en una zona boscosa muy bonita. Uno de los últimos tramos de bosques antes de internarse en el ‘infierno’, los páramos que nos vamos a encontrar cuando viajemos hacia el norte.
Kilómetro 98. Stiklestad (Verdalsøra).- Un lugar mítico para todos los habitantes de Escandinavia. En este lugar murió el rey Olaf II durante una batalla sangrienta que tuvo lugar el 29 de julio del año 1030. Este enfrentamiento se pinta como uno de los últimos signos de resistencia de la religión vikinga frente al cristianismo (la batalla la ganaron una coalición de nobles y grandes propietarios contra el ejército del rey), pero la cuestión es mucho menos épica: la clave del asunto fue la unificación política de noruega y la desaparición de las viejas redes de dependencia de la sociedad vikinga. Hoy el lugar es una especie de lugar de peregrinaje nacional donde se glorifica, por igual, la figura de Olav II (que tras su muerte sería elevado al estatus de santo) y la de los ‘campesinos’ que le hicieron frente. En el campo de batalla se encuentra el Centro Cultural Nacional de Stiklestad que aúna una iglesia medieval (erigida en el lugar donde murió el rey), una granja del siglo XII, un museo etnográfico y un centro cultural en el que se explica el hecho histórico y los últimos momentos de la sociedad politeísta vikinga.
Kilómetro 132. Grabados rupestres de Bardal (Steinkjer).- Los grandes paneles con grabados rupestres con escenas de caza y animales son corrientes en los países escandinavos. Aprovechamos la ruta hacia el norte para hacer una parada en el pequeño pueblo de Steneijer y visitar uno de estos ‘helleristningsfelt’ (literalmente grabado en la piedra) que hablan de las sociedades anteriores a los vikingos. Estos grabados ‘cabalgan’ entre las últimas fases de la edad de piedra y las primeras de los metales (entre 3000 y 1300 AC) y muestran una sociedad cazadora que sabía navegar (pueden verse botes, ballenas, peces…). Es un lugar muy interesante para ver.
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