Economicas

Fracasan en matemáticas, leen sin entender

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Ocho de cada 10 niños dominicanos tienen serias dificultades en matemáticas y no entienden lo que leen al terminar la primaria en la educación pública.

Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

Ocho de cada 10 niños dominicanos tienen serias dificultades en matemáticas y no entienden lo que leen al terminar la primaria en la educación pública. Llegan a la secundaria con problemas de lectura y sin saber resolver operaciones básicas. Son cifras que impactan y muestran un panorama desolador. El edificio de la educación dominicana se construye sobre una base débil. Hablamos de los futuros ingenieros, médicos, abogados, periodistas y demás profesionales que deben servir a la sociedad. Hace poco más de un año asistí, invitado por el Banco Popular, al acto donde Acción Empresarial por la Educación (EDUCA) presentó los resultados de los Centros Educativos de Innovación (CEI), como parte del Congreso Internacional de Educación Aprendo 2024. La presentación comparaba las Evaluaciones Diagnósticas Nacionales del Ministerio de Educación (MINERD) en 3ro de primaria (2023) y 6to (2018).

Nos muestra que, en lengua española, la mitad de los niños (51.1 %; 5 de 10) apenas logra aprendizajes mínimos o elementales. Un 31.2 % (3 de 10) alcanza un nivel aceptable y 17.7 % (casi 2 de 10) logra un desempeño satisfactorio. En los CEI, los resultados fueron más bajos: 62.6 % (6 de 10) en elemental; 27.1 % (casi 3 de 10) en aceptable y 10.3 % (1 de 10) en satisfactorio.

Al pasar a matemáticas, a nivel nacional, 48.8 % (1 de cada 2) fracasa en operaciones básicas. Un 27.5 % (casi 3 de 10) se mantiene en aceptable y 23.7 % (casi 2 de 10) alcanza un dominio satisfactorio. En los CEI, 60.1 % (6 de 10) quedó en elemental; 23.2 % (2 de 10) en aceptable y 16.8 % (casi 2 de 10) en satisfactorio.

Ya en sexto de primaria (2018), en lengua, 19.6 % (2 de 10) permanecen en nivel elemental, 53.0 % (5 de 10) en aceptable y 27.3 % (casi 3 de 10) en satisfactorio. En los CEI: 22.7 %, 53.5 % y 22.3 % respectivamente. Y en matemáticas, el panorama fue mucho más grave: a nivel nacional, 63.8 % (6 de 10) se quedó en elemental; 32.1 % (3 de 10) en aceptable y apenas 4.1 % (menos de 1 de 10) en satisfactorio. En los CEI: 69.4 %, 27.7 % y solo 2.1 %.

Más allá de los resultados, EDUCA propone con los CEI un modelo pedagógico que busca inspirar a los estudiantes a desarrollar sus capacidades, motivar a los docentes a reinventar su práctica, a involucrar a las familias y abrir la escuela a la comunidad.

Si vamos a estudios externos también hay carencias. El Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (PISA) de la OCDE, que mide cada tres años a jóvenes de 15 años en matemáticas, lectura y ciencias, volvió en 2022 a colocar al país en los últimos lugares de América Latina.

Nos situamos en 339 puntos en matemáticas, solo por encima de Paraguay (338) y muy por debajo del promedio OCDE (472). En lectura: 351 puntos, último lugar de la región; promedio OCDE: 476. Y en ciencias: 360 puntos, entre los dos más bajos; promedio OCDE: 485.

El estudio ERCE 2019 de la UNESCO mostró que en 3ro de primaria el 80.1 % quedó en el nivel más bajo en lectura y matemáticas, frente a 47.7 % en promedio regional. En 6to, 40.7 % permaneció en el nivel más bajo en lectura (23.3 % regional) y 77.0 % en matemáticas (49.2 % regional).

¿En qué hemos fallado?

El compromiso de los padres, tutores y la comunidad es vital.

Aún el sistema no ha logrado traducir la teoría pedagógica en práctica real. Muchos docentes no entienden los contenidos del currículo por competencias, lo que impide que las planificaciones se conviertan en aprendizajes efectivos.

La asistencia también es un problema. La de adolescentes de 12 a 17 años bajó de 82.3 % a 79.1 % entre 2022-2023 y 2023-2024 (Educa/MINERD). A esto se suman las constantes paralizaciones del gremio de maestros. Cada día de huelga se calcula en pérdidas de unos RD$760 millones. Y persiste la politización de los nombramientos, debilitando la meritocracia.

Otros retos son la repitencia, sobreedad, abandono escolar, desigualdad territorial y la enseñanza centrada en la memorización. Además, la escuela compite con la distracción constante del celular, donde jóvenes se enganchan viendo antivalores. Igualmente, con hogares disfuncionales que empujan a muchos adolescentes al embarazo precoz o actividades ilícitas.

Hay un denominador común, muchachas que abandonan la escuela y terminan vendiendo números de lotería en los barrios, y muchachos que se convierten en “delivery” de un colmado. Los que permanecen se enfrentan a la inteligencia artificial, muchas veces usada para copiar tareas en vez de aprender y razonar, en casos sin filtro de maestros.

La UNESCO acaba de advertir en la Cumbre Mundial sobre Docentes en Chile que la profesión vive una “crisis sin precedentes” e hizo un llamado a revalorizarla.

El 25 de agosto inició el Año Escolar 2025-2026 con una matrícula de 2,062,061 estudiantes en el sector público. Como en ciclos anteriores, comenzó marcado por la escasez de aulas, la entrega tardía de útiles escolares, escuelas sin terminar, deficiencia de baños y el reto de garantizar los alimentos.

Se han logrado avances en financiamiento, pero la calidad del aprendizaje, la formación docente y la gestión institucional siguen siendo los desafíos. Desde que en el 2013 el país conquistó el 4 % del PIB para educación, han corrido más de 40,000 millones de dólares de presupuesto, pero el aprendizaje sigue estancado.

La educación es un derecho constitucional, y hay que educarse para exigir derechos y cumplir deberes, por la libertad. Sí, porque la cadena de la ignorancia acecha y hay que abrir la mente y levantar las manos para romperla, por la dignificación de todos. Siempre se ha dicho que la educación es el otro nombre de la libertad.

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