Economicas

La gran batalla

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Toda esa intensidad cotidiana no solo me conmovió, sino que me llevó a bajar a la zona colonial.

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Era un día cualquiera del pasado agosto, pero el calor sofocante daba la impresión de no serlo, como si estuviéramos en medio de una gran contienda, una batalla abierta para liberarnos, ¿quién sabe de qué? Del calor. Se combatía con todo, no cabía duda, las bocinas incesantes de los motores y los pitidos repetidos de coches, camiones y autobuses, sumados a los gritos de los peatones, terminaban de dar el toque bélico a nuestro modernísimo y pacífico Santo Domingo con sus túneles, elevados, líneas de metro, guaguas voladoras, biónicos y motoconchos. Toda esa intensidad cotidiana no solo me conmovió, sino que me llevó a bajar a la zona colonial.

Por costumbre, me quedé en la calle El Conde con Sánchez, casi media hora anduve por la calle peatonal y, como siempre, me la pasé preguntando direcciones, como un turista. No es algo que me proponga, sencillamente así lo hago y para qué negarlo, nunca recuerdo los nombres de las calles de la zona colonial. En el parque Duarte, casi vacío, vi a un moreno calvo que caminaba seguido por una pareja de extranjeros. Se detuvieron frente a la estatua en el centro del parque, mientras el moreno, el guía, decía: -La estatua representa a Juan Pablo Duarte, fue quien nos independizó.

Seguí caminando sin rumbo fijo y al pasar por el bar de Yura, este me grita: -Ey, Homero, ‘tas perdío, mira ven los jueves que se pone bueno. Aproveché para saludarlo, pasar al baño y hablar un rato. Al salir del baño, miré hacia el parque afuera, vacío, y miré mi reloj, 5:43 pm y al verme Yura, me dice: -A esta hora hubiera gente por to’ los lados, pero los bolones de hierro que han puesto, impiden el parqueo al lado de la calle y la gente no se queda.

Los árboles están verdes, algunos con flores rojas. El canto de cotorras es constante. Unos extranjeros, las únicas personas en el parque, toman fotos. Yura me dice:

-Un año y tres meses con el acceso a to las personas cerrado y uno cogiendo prestado para poder pagar los servicios básicos, y el paqueo demolido; el de la José Reyes, con un letrero que anuncia PROXIMAMENTE NUEVO PARQUEO, y construyeron un parqueo en Villa Francisca, diciendo que ese es el parqueo de Ciudad Nueva, y está más cerca del barrio chino que de la zona colonial.

Yura bebe un trago de agua y suspira, mientras termina diciéndome: -Gastando millones de pesos en inauguraciones, montajes de equipos, bocinas, brindis y bocadillos. Otro gobierno hubiera hecho más, sin tanto bulto.

Me río ruidosamente, como diciendo sin dudarlo. Miro hacia afuera y todo tiene un aspecto extraño, es la Zona Colonial, pero todo es como más gris de lo normal, como si estuviera ausente. ¿Será el polvo de la construcción o la falta de vida normal o el poco movimiento? Muy limpio todo, pero muy vacío y con una luz parduzca que sube del polvo del suelo, que hace que la poca gente que anda por aquí parezcan todos extranjeros, aunque sean de Jánico.

Debe ser un nuevo plan de turismo, ¿Habrá que seguir esperando resultados o esperar a que de nuevo cierren toda la zona colonial y nos expliquen a los ciudadanos qué pretenden hacer y por qué carajo duran tanto en todo? ¿O solo desean que, como ya han hecho muchos de los residentes originales, se cansen de la brega que es vivir actualmente en la zona colonial y se muden, para reemplazarlos por nuevos residentes con más recursos económicos o incluso extranjeros?

Ahora lo entiendo, la gran refriega que me sugería el tremendo calor es la lucha que a capa y espada se está llevando a cabo por la zona colonial. Yo soy de los que opina que debemos seguir luchando, resistir a nuestro gobierno, pues como dice la máxima del pensador norteamericano Edward Abbey: Un patriota debe siempre estar dispuesto a defender su país contra su gobierno.

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