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Este texto es una crónica que destaca lo más sobresaliente del San Carlos.
Se convirtió en la mente del conjunto desde su llegada en 1988, reemplazando al brillante Edgar de la Rosa; un base con excelente dominio del juego y habilidad para elevar el nivel de sus colegas. Permaneció más de diez años con Las Cinco Esquinas.
Un deportista aguerrido y seguro, siempre listo para aportar un extra en ambas mitades del terreno. El local del Ensanche La Fe resultó clave para lograr los primeros cinco títulos de la verde y amarilla.
Brindaba velocidad y carácter en el contorno, capaz de modificar el tempo del encuentro con sus lanzamientos desde fuera del arco. El antiguo “samejiano” se convirtió en el pionero triple del baloncesto dominicano.
Delantero: Vinicio Muñoz.
Considerado el gran referente del baloncesto dominicano, lideró dentro y fuera de la pista, siendo pieza fundamental en los primeros triunfos del club después de su paso por la fusión Mauricio/Barias. “El Fino” estuvo en la escena de la cerveza entre 1978 y 1981 y resultó esencial para la excelencia sancarleña.
Para quien escribe, Evaristo Pérez Carrión representa a San Carlos. En su época, su papel con los areperos era tan crucial que la directiva prefería pagarle a “Felo” el doble que al refuerzo extranjero del momento, algo fuera de lo común entonces. Dominante en la zona pintada, sólido en defensa y rebotes, un pilar estructural del equipo. Campeón en 1978, 1979, 1980, 1981, 1982, 1987, 1988 y 1989. Maravilloso recorrido por San Carlos.
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