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A continuación, 17 datos que ilustran la abundancia de su vida profesional y personal, y los hechos que lo transformaron en un referente dentro y fuera de la pantalla.
Durante su niñez, una experiencia de salud marcó a Redford de forma profunda. A los 11 años, mientras se recuperaba de una poliomielitis, su madre lo llevó al Parque Nacional de Yosemite. Esa visita lo impactó tanto que, años después, pasó dos veranos trabajando en el Yosemite Valley Lodge y en Camp Curry.
“Me dio la oportunidad de estar allí todos los días, de caminar hasta Vernal Falls o Nevada Falls. Simplemente, me introdujo en lo más profundo. Yosemite me reclamó”, recordó el actor tiempo después.
El deporte también fue un pilar en su infancia y adolescencia. Destacó en varias disciplinas y, al final, obtuvo una beca de béisbol para la Universidad de Colorado. Sin embargo, su paso por la universidad fue breve.
Como le dijo a People, “me convertí en el borracho del campus y me fui antes de poder empezar”. Abandonó la carrera en el segundo año y se mudó a Europa, donde convivió con bohemios franceses e italianos y se enfrentó a realidades y debates políticos totalmente nuevos para él.
La vida sentimental de Redford incluyó dos matrimonios. Se casó con Lola Van Wagenen en 1958, con quien tuvo cuatro hijos, y se separó de forma amistosa en 1985.
Posteriormente, mantuvo una relación con la pintora Sibylle Szaggars y, pese a su escepticismo inicial, contrajeron matrimonio en 2009.
Las tragedias acompañaron su temprana adultez. En 1955, antes de cumplir los 20, perdió a su madre por septicemia y, unos años después, junto a Lola sufrió la pérdida de su primer hijo, Scott, a causa del síndrome de muerte súbita del lactante.
“La gente piensa que ha sido fácil para mí. Es duro vivir con eso. Y esa idea es completamente falsa”, declaró a People.
Aun con los numerosos galardones de la industria, Redford consideraba a sus hijos su mayor tesoro.
“Si alguien me preguntara ‘¿Cuál es tu mayor logro?’, contestaría ‘Mis hijos. Son lo mejor de mi vida’”, confesó al mismo medio.
Su llegada a Broadway fue decisiva. Se mudó a Nueva York para estudiar diseño en el Pratt Institute, pero pronto descubrió su pasión por la actuación.
Una audición en la Academia Estadounidense de Artes Dramáticas lo reveló: “De pronto, sentí un impulso hacia algo crudo, pero que me hacía sentir bien”, contó al Washington Post. Luego debutó en Broadway con Tall Story y El árbol más alto.
Según Ann Hornaday del Washington Post, sus colegas esperaban que llegara tarde, cosa que él tomó con humor: “He escuchado eso. Es un mito”, dijo entre risas.
“Me encanta montar a caballo, disfruto de las acrobacias. Y Paul [Newman] y yo teníamos una gran relación”, confesó en 2011.
Su amistad con Paul Newman se forjó entre bromas continuas. Newman le regaló una almohada bordada con el lema “La puntualidad es cortesía de los reyes”.
Redford respondió con un viejo Porsche desguazado, convertido en escultura de jardín como obsequio.
Casi rechaza el papel en The Way We Were junto a Barbra Streisand, porque consideraba poco atractivo al personaje de Hubbell Gardiner. Solo aceptó tras cambiar el guion y confirmar: “¿Ella no va a cantar, verdad?”.
Su interés por temas de actualidad lo llevó a impulsar la adaptación de Todos los hombres del presidente incluso antes de que el caso Watergate cerrara. Contactó a Bob Woodward mientras el escándalo aún se desenvolvía para proponer una película.
En 1981, tras ganar el Oscar a Mejor Director por Gente corriente, fundó el Instituto Sundance para respaldar el cine independiente.
“Siempre he tenido la teoría personal de que, justo en el momento del mayor logro, hay que detenerse, volver a cero y no dar nada por sentado”, comentó sobre esa decisión.
También se destacó como negociador: convenció al escritor Norman Maclean de permitir la adaptación de A River Runs Through It, prometiendo ser fiel al texto y consultarlo durante todo el proceso.
Su vínculo con Gabriel García Márquez fue clave para el origen de Diarios de motocicleta, película que produjo tras obtener los derechos de la viuda del Che Guevara durante un viaje a Cuba con el autor colombiano.
En 2016, Barack Obama le entregó la Medalla Presidencial de la Libertad, acompañada de figuras como Robert De Niro y Diana Ross.
“No creo que nadie lo viera venir”, comentó sobre lo que sintió en la ceremonia.
Por último, aunque anunció su retiro tras The Old Man & the Gun en 2018, Redford admitió meses después que quizá fue apresurado declarar su adiós definitivo a la actuación: “Creo que fue un error decir que me retiraba porque nunca se sabe”.
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