Tecnologia

Un salto sorprendente hacia el futuro de la energía eléctrica

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En el último ensayo de la fase inicial del programa llamado Power, la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa de EE.UU.

Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

Un sueño ha pasado de ser una mera utopía a arraigarse en la innovación. En el último ensayo de la fase inicial del programa llamado Power, la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa de EE.UU. (DARPA) consiguió transmitir un haz láser que suministró aproximadamente 800 vatios durante 30 segundos a un receptor ubicado a 8,6 km de distancia.

Por lo que este paso puede significar en un mundo donde la demanda de electricidad crece, y seguirá creciendo, con ímpetu inusitado, no estamos ante un simple avance: asistimos quizás al umbral de una nueva era. Un acontecimiento que no debería pasar desapercibido para estas páginas.

No se trata, por ejemplo, de la propuesta de Nikola Tesla, quien soñó con utilizar ondas de radio de baja frecuencia para transmitir energía a escala planetaria, resonando la Tierra como si fuese una antena universal. Su audaz visión, aunque inspiradora, jamás se materializó: la tecnología y los recursos de su tiempo no alcanzaron para sostener su colosal ambición.

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Tampoco se asemeja al célebre experimento del rayo de Benjamin Franklin, esa descarga atmosférica de fuerza descomunal y naturaleza indómita, sin propósito ni control, apenas testimonio del poder bruto de la electricidad.

Lo que hace DARPA es distinto: transforma la electricidad en un haz de luz, lo envía con precisión quirúrgica a un receptor y allí lo devuelve a su forma original. Una danza de conversión que abre la posibilidad de una comunicación energética limpia y exacta.

Es cierto que aún no podemos cantar victoria: para llegar a su aplicación a gran escala hacen falta nuevas fases de experimentación. Pero el hecho de que, en pequeña medida, la tecnología ya funcione de manera eficaz nos concede un motivo legítimo para soñar con certeza.

Para apreciar la magnitud de lo que se vislumbra, basta señalar que, con esta tecnología, la humanidad podría reducir drásticamente la necesidad de tendidos de cables de alta tensión, torres, postes y transformadores. Países en desarrollo, hoy limitados por baja cobertura eléctrica, podrían electrificarse con mayor rapidez y a menor costo.

Y si esto fuera poco, la transmisión eléctrica por cable pierde actualmente entre 5 % y 10 % de la energía en forma de calor. Con sistemas ópticos de alta precisión, esas pérdidas podrían reducirse, aumentando la rentabilidad de cada kilovatio generado.

Asimismo, la integración de energías renovables a gran escala se abarataría. Sería posible enviar electricidad solar desde desiertos, plataformas marinas, o incluso desde el espacio, directamente hacia los centros de consumo, sin depender de interminables kilómetros de cableado.

Pedimos disculpas si esta noticia despierta en los dominicanos la impaciencia por el día en que esa luz, transformada en electricidad, recorra las arterias de la nación como un nuevo pulso vital.

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