Primera Plana Salud

Una relación bastante especial

8882264777.png
Ninguna relación entre los seres humanos, salvo la que une a hombre y mujer en un intercambio mutuo, ha despertado la fascinación de los estudiosos como la que se establece entre paciente y médico.

Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

Ninguna relación entre los seres humanos, salvo la que une a hombre y mujer en un intercambio mutuo, ha despertado la fascinación de los estudiosos como la que se establece entre paciente y médico. A raíz de las particularidades de este encuentro, psicólogos, filósofos, sociólogos, astrólogos y hasta teólogos han convertido la relación médico‑paciente en objeto de registro, análisis, extensas reflexiones y numerosas polémicas.

Esta relación constituye el corazón del trabajo profesional, la razón de ser de una profesión que representa una constante reafirmación de las más auténticas virtudes humanas: fe, esperanza, valor, disciplina, confianza, devoción, integridad moral, aceptación de la adversidad como hecho vital y como experiencia racional.

Puede leerse: Los psiquiatras avanzan…

La evolución del vínculo médico‑paciente, desde antes de la era hipocrática, permite observar claramente la estabilidad de sus rasgos esenciales, pese a los cambios que se han introducido en su contexto social. Dichos rasgos están vinculados a la actitud del médico, a las expectativas del paciente y a los componentes básicos del vínculo, aun cuando el entorno social se transforme.

Ministerio de Obras Publicas

El marco de la relación, al ser analizado, ha sido moldeado por acontecimientos histórico‑sociales, políticos o económicos que, en ocasiones, han puesto en riesgo los cimientos del trato interpersonal entre médico y paciente.

No obstante, la persistencia del carácter tan especial de esta relación responde a que se apoya en factores intensamente subjetivos, a veces inalcanzables (González R.).

Características esenciales de la relación:

La autoridad del médico: las vicisitudes y divergencias de este vínculo, parte de la historia misma de la humanidad, revelan los extremos defendidos por quienes sostienen que el tratamiento médico implica un lazo casi místico, y los que se conforman con el servicio técnico comparable al que brinda un mecánico o un plomero. La misma ambivalencia aparece en el texto eclesiástico de hace unos dos mil años: «Honra al médico con el respeto que se debe a quien Dios ha creado para el más alto fin, su curación». Pero, observemos qué indica ese mismo escrito unas treinta líneas más abajo, en una frase sombría: «Que quien peque contra su Hacedor, caiga en manos del médico».

En los albores de la civilización griega, los facultativos eran llamados físicos (del griego *physis*, naturaleza), señalando que su labor surgía de una comprensión básica del orden natural.

El vocablo médico proviene de *mederi*, curar; y la raíz *med* alude a meditar, reflexionar. Finalmente, doctor, en su origen, significaba instructor, maestro, señor. Así, semánticamente, la profesión médica abarca los complejos roles de aprender, conocer, saber, curar y enseñar.

Paterson define la autoridad del médico combinando tres atributos: sapiencia, moral y carisma. El primero es el derecho a ser escuchado, derivado del saber y la experiencia del doctor. La autoridad moral constituye el segundo elemento y se refiere al poder de dirigir y controlar, basado en la bondad y rectitud inherentes a la práctica médica. El tercer componente es la autoridad carismática, el derecho a actuar de cierta manera, inspirado en la gracia divina, reflejando la unidad primordial entre religión y medicina.

Idealmente, el médico debe ser maduro, preocupado por su prestigio profesional (fundado en su competencia y en los comentarios de sus pacientes) y su reconocimiento social, ya que ambos desempeñan papeles de enorme relevancia en esa relación.

Expectativas del paciente: las emociones básicas del individuo enfermo que busca la atención del médico se aglutinan en un conjunto de expectativas de curación y alivio que sostiene a todo ser sano. Casi todos los autores coinciden en describir los fenómenos psicológicos que preceden al primer contacto: indagación ansiosa, verificación de credenciales, idealización esperanzada.

El proceso conlleva una especie de bloqueo selectivo de datos, impresiones o imágenes negativas. De hecho, la psique del enfermo parece adquirir preeminencia proporcional a la magnitud de su sufrimiento. El paciente percibe en el médico y en la relación que establecerá con él el factor determinante que impulsa las energías curativas.

Continuaremos analizando esta apasionante relación.

TRA Digital

GRATIS
VER