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Alaska Marine Lines (AML) llevó a cabo el transporte de cinco tanques de grandes dimensiones desde el noroeste del Pacífico hasta la zona norte de Alaska, optando de manera estratégica por mover las estructuras en posición vertical sobre la embarcación.
“Desde la mirada de un experto en logística, este representó un excelente ejemplo práctico. Nuestra idea inicial contemplaba trasladarlos sobre estructuras de soporte horizontales en la barcaza, pero durante una reunión de planificación en las dependencias del fabricante de los tanques, Brian Ward, director de Operaciones Marítimas de Alaska Marine Lines, propuso el movimiento vertical de los tanques, de 36.000 kilos cada uno”, detalló Tom Hendrix, consultor de Materiales y Logística para Santos, cliente de Lynden.
AML recurrió a la empresa de ingeniería Hockema para trabajar conjuntamente con el fabricante TBailey en la incorporación de placas de refuerzo con puntos de amarre en los tanques —de 7,35 metros de diámetro por 19,88 metros de altura—, con el fin de consolidarlos y hacer factible su transporte en vertical.
“Esto se integró en la fase de diseño y producción desde el inicio, lo que supuso un ahorro considerable de tiempo y dinero al proyecto, además de optimizar el espacio en la barcaza”, apuntó Hendrix.
El planteamiento original exigía el uso de grúas adicionales para inclinar los tanques a una posición horizontal durante la carga en el Puerto de Anacortes, y dos grúas en la zona norte para reubicarlos nuevamente de forma vertical.
“Optimizamos nuestro plan para adquirir los aparejos de izado finales y dejarlos fijos a los tanques, lo que eliminó el riesgo y la exposición adicionales derivados de montar y desmontar las eslingas de elevación, tanto en las maniobras de descarga como en el lugar de trabajo. AML también nos ofreció usar sus propias eslingas sin fin de 4,8 metros, las que se emplean para el amarre en el mar, para sujetar los tanques a los camiones que los trasladaron los últimos 88 kilómetros hasta su destino final”, explicó Hendrix.
Los tanques se recogieron en el Puerto de Anacortes, en el estado de Washington, y se embarcaron en la barcaza rumbo a Punta Oliktok, justo al oeste de la bahía de Prudhoe, en Alaska. “Lo más extraordinario de este traslado fue la magnitud de los tanques y, sobre todo, su transporte vertical. Hasta donde yo sé, esta maniobra nunca se había ejecutado antes, al menos no por AML. La participación temprana en la planificación junto al cliente y al fabricante fue crucial, permitiéndonos ajustar el diseño de manera colaborativa”, afirmó Ward.
Este innovador método vertical también favoreció la rapidez de las operaciones de carga y descarga en ambos puertos. “Jon Satre y el equipo de AML facilitaron el preacondicionamiento de los tanques en el patio del fabricante antes de la carga en Anacortes para acelerar aún más el proceso. La planificación detallada, la implicación activa y el intercambio de ideas aportaron un valor inmenso al proyecto. Fue una transición fluida y sin contratiempos de principio a fin”, concluyó Tom Hendrix.














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