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“Ciertos periodistas eligen ofrecer la noticia más rápido, en lugar de que esté mejor redactada”

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Estefanía García es, indudablemente, una de las personas con las que he compartido labores que pone mayor énfasis en la calidad dentro de nuestra profesión de comunicadores.

Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

Estefanía García es, indudablemente, una de las personas con las que he compartido labores que pone mayor énfasis en la calidad dentro de nuestra profesión de comunicadores. Su trabajo como coordinadora de Gestión de Contenidos en el Instituto Politécnico Loyola lleva impreso un sello de excelencia, lo que supone un desafío constante, pues lo compagina con la dedicada crianza de sus tres hijos junto a su esposo. A continuación, les comparto sus reflexiones sobre los desafíos de la ortografía y el periodismo en la era de la inmediatez digital.

JP- ¿Cómo surge tu vocación por el ámbito de la comunicación?

Estefanía- Desde mi juventud, mientras cursaba apenas el nivel secundario, detecté en mí diversas cualidades que, posteriormente, me llevaron a vincular mis habilidades con la carrera de Comunicación Social. Me gustaba expresarme en público, no me intimidaba el miedo escénico, me desenvolvía con gran soltura y tenía la capacidad de captar la atención de mi audiencia solo con el tono de mi voz.

A pesar de ser consciente de estas aptitudes, al finalizar el bachillerato, estuve a punto de inscribirme en la carrera de Ingeniería Civil, puesto que siempre fui muy buena en matemáticas, incluso participé en olimpiadas, logrando obtener algunas distinciones a nivel distrital.

En 2007, al realizar el proceso de ingreso en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), se me exigió entrevistar a un profesional de la carrera que había elegido cursar. Paradójicamente, el día que debía entregar el resultado de la entrevista, llegué a la oficina de Orientación Institucional con todas las respuestas proporcionadas por una periodista (una vecina de mi infancia que, en ese momento, laboraba en el canal 8 de San Cristóbal) y no por un ingeniero civil, como el evaluador de la UASD esperaba basándose en mi perfil de nuevo ingreso.

Me decidí finalmente por Comunicación porque, aunque destacaba en matemáticas, las tareas inherentes a la ingeniería no me resultaban tan atractivas. En cambio, las labores dentro de la Comunicación, tal como aprendí de la periodista que entrevisté, encajaban perfectamente con mi perfil y sentía que podría desarrollarme mejor profesionalmente. Esa jornada tomé una determinación de la que jamás me he arrepentido.

JP- ¿De dónde nace tu inclinación por el tema de la ortografía y el uso apropiado del español?

Estefanía- A medida que avanzaba en mis estudios, especialmente en asignaturas como Lengua Española, Morfología y Sintaxis I y II, y Redacción Periodística, entre otras, fui descubriendo la riqueza del español y cómo, por simple desconocimiento, tendemos a repetir vocablos en una misma frase, en lugar de recurrir a sinónimos. También me di cuenta de cómo podríamos distorsionar un mensaje completo por no distinguir las diferencias de significado entre palabras homófonas. Todo esto me impulsó a profundizar cada vez más en las normas de redacción, ortografía, gramática y afines.

Al incorporarme a trabajar en periódicos, frecuentemente me asignaban notas de prensa que requerían corrección o edición. En mi empeño por mantener el estándar de un buen comunicador profesional, siempre aclaraba mis dudas, ya fuera consultando el diccionario panhispánico de dudas o haciendo una búsqueda rápida en internet.

Tras mi salida de los medios impresos y mi entrada en el campo de la comunicación corporativa, mi afición por el manejo correcto del lenguaje, tanto oral como escrito, no decayó. Al contrario, cada vez que tengo la oportunidad, actualizo mis conocimientos, ya que muchas normas se modifican con el tiempo. Un ejemplo claro es el uso del acento ortográfico (tilde) en las mayúsculas. Antiguamente no se tildaban porque las máquinas de escribir (mecanografía) carecían de esa opción para las letras capitales. Sin embargo, con la llegada de las computadoras, esta regla cambió. Si no me mantengo al día, podría caer en el error de no acentuar las mayúsculas basándome en una regla obsoleta. A mis allegados, que a veces no comprenden por qué las mayúsculas deben llevar tilde, les explico con un tono bromista que no es lo mismo enunciar BEBÉS Y MAMÁS que decir BEBES Y MAMAS.

Otra motivación que me impulsa a querer aprender siempre más sobre el español y a utilizarlo correctamente es que, sin importar si eres ingeniero o si solo manejas cifras y fórmulas, tu primer contacto con la empresa donde aspiras a desarrollarte profesionalmente es, sin duda, un currículum vitae (CV). Si tu hoja de vida está mal redactada, desde ese momento se empieza a juzgar tu competencia.

Después del CV, y antes de iniciar las funciones propias del puesto al que aplicas, tu segunda carta de presentación es tu desempeño comunicativo. La manera en que te expresas es crucial para revelar quién eres y cuál es tu formación. De ahí mi insistencia en manejar una comunicación oral de calidad, a la par de una comunicación escrita impecable.

Reconozco que soy muy observadora cuando escucho a otros hablar y a menudo corrijo mentalmente las palabras que pronuncian de forma inapropiada. Quizás sea un poco intensa, lo admito, pero es un ejercicio que hago de manera interna, a veces incluso de forma involuntaria.

JP- ¿Qué descubriste al trabajar en periódicos en relación con el proceso de edición?

Estefanía- Me di cuenta de que muchos periodistas (aunque no todos) privilegian la velocidad al narrar la noticia, en lugar de la calidad de la redacción. En ese afán por “lograr la primicia periodística” o por alcanzar la inmediatez que ahora demandan muchos medios digitales, se dejaba de lado la maestría del buen escribir.

JP- Eres una magnífica profesional y también una excelente madre. ¿Crees que es posible llevar ambas facetas a plenitud? ¿Algún consejo que puedas ofrecer a otras madres que albergan una ambición profesional?

Estefanía- Sí, absolutamente, es posible conducir ambas cosas al mismo tiempo y obtener resultados sobresalientes en ambas. La Biblia, en Eclesiastés 3, menciona que “todo tiene su momento”. El trabajo tiene su espacio y la maternidad (aun siendo una labor de tiempo completo) también tiene su tiempo. Afortunadamente, muchas madres podemos trabajar durante los horarios en los que nuestros hijos están en el colegio, lo que evita restar tiempo a su crianza por realizar actividades remuneradas.

Las mujeres poseemos la habilidad de gestionar múltiples tareas simultáneamente, quizás por eso se nos ha confiado la administración del hogar, tal como se detalla en varios pasajes de Proverbios, Tito y Efesios. Esta capacidad nos permite desempeñar ambas funciones con plenitud.

A las madres que tienen el deseo de formarse profesionalmente les diría que nunca es tarde; cada amanecer es una oportunidad para comenzar. Ser madre puede ser el motor que necesitan para emprender una carrera y superarse tanto personal como profesionalmente.

Lo que siempre deben tener presente es que, si trabajamos por y para la familia, debemos ser vigilantes para no invadir los momentos familiares con responsabilidades laborales. Es fundamental ser celosos con el tiempo dedicado a la familia, pues a menudo decimos que trabajamos para ofrecer calidad de vida a nuestros hijos. Sin embargo, la calidad de vida que ellos de verdad requieren no es meramente material; necesitan tiempo, ser escuchados, crear recuerdos juntos, entre otras cosas.

JP- ¿Qué enseñanzas te ha dejado tu trayectoria en el IPL?

Estefanía- He aprendido que siempre hay temas nuevos por dominar, siempre existe una forma de ejecutar las tareas de manera óptima, aunque en principio nos parezca difícil o inalcanzable. He consolidado una máxima que siempre oí en mi casa: “las cosas se hacen bien o no se hacen”. El IPL te anima constantemente a practicar el *magis*, a dar esa milla extra para que las cosas no solo se hagan bien, sino mejor.

JP- ¿Alguna recomendación para otros periodistas que lean esta entrevista para que mejoren su dominio del español?

Estefanía – Les aconsejaría leer copiosamente: buenos libros, periódicos (si es en formato impreso, mejor). Que cultiven la curiosidad e investiguen el significado de palabras desconocidas que encuentren en sus lecturas. Adicionalmente, los invitaría a mantenerse en constante formación, ya que, como mencioné antes, nuestro idioma es vasto y las instituciones encargadas de salvaguardar su uso correcto, como la Real Academia Española (RAE), emiten actualizaciones de forma regular que son vitales para comunicarnos y escribir con propiedad.

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