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El Día Mundial de la Parálisis Cerebral se conmemora cada octubre.
El término Parálisis Cerebral fue acuñado por Sigmund Freud en 1877 y hoy constituye una de las discapacidades más frecuentes atendidas en neurología y rehabilitación infantil.
Surge a raíz de una lesión no progresiva del cerebro, ocurrida durante el embarazo, el alumbramiento o en la etapa posnatal.
Se denomina Parálisis Cerebral a un conjunto de desórdenes que pueden afectar funciones cerebrales y del sistema nervioso como la motricidad, el aprendizaje, la audición, la visión y el razonamiento.
Existen diversas variantes de parálisis cerebral, entre ellas: espástica, discinética, ataxica, hipotónica y mixta.
El siglo XXI está revolucionando la manera de vivir con parálisis cerebral. La tecnología asistiva ha pasado de ser un lujo a convertirse en una herramienta esencial para la autonomía personal.
Así lo comunicó el portal Central Médica, que actualmente destaca tres áreas de innovación:
1. Robótica y exoesqueletos: la robótica aplicada a la fisioterapia permite a niños y adultos ejecutar movimientos asistidos que estimulan la plasticidad neuronal y mejoran el equilibrio, la marcha y la fuerza muscular. En España, centros como el Hospital Niño Jesús o el Institut Guttmann han incorporado exoesqueletos pediátricos desarrollados por compañías locales, con resultados prometedores.
2. Comunicación aumentativa y accesibilidad digital: los sistemas de seguimiento ocular, los pulsadores adaptados y las tabletas con software especializado facilitan la comunicación de personas no verbales. Estas herramientas han abierto un nuevo escenario educativo y social, donde la voz puede ser una mirada, un gesto o una interfaz táctil.
3. Inteligencia artificial y domótica: los asistentes virtuales, los hogares inteligentes y las aplicaciones de control por voz o movimiento permiten a muchos usuarios gestionar luces, puertas o electrodomésticos sin asistencia física. Esta tecnología no solo potencia la autonomía, sino también la autoestima y la sensación de control sobre la propia vida.
La Fundación Nido para Ángeles atiende actualmente a más de 260 niños y jóvenes, ofreciendo servicios de salud, educación, apoyo psicológico y social.
Así lo informó la periodista Hainan Reynoso Uribe en una entrevista reciente concedida a este medio.
Sin embargo, los retos son considerables: de un presupuesto anual de 55 millones de pesos, el Estado cubre alrededor del 50 %, mientras que la otra mitad debe financiarse mediante donaciones, seguros médicos y campañas de recaudación.
Un obstáculo pendiente es la inclusión de la fundación como prestadora del Seguro Nacional de Salud (Senasa), el seguro público que cubre a la mayoría de sus usuarios.
“Si pudiéramos canalizar servicios a través de Senasa, sería una fuente vital de ingresos para garantizar la sostenibilidad”, señaló Despradel.
Aclaró que apenas tres seguros privados aportan cerca de tres millones de pesos, muy por debajo de lo necesario para costear terapias, personal y servicios básicos.
La presidenta de la organización benéfica reconoce los logros alcanzados, pero subraya que aún queda mucho por conseguir y que la cuestión económica representa una limitante ante la alta demanda de atención.
Como parte de la conmemoración del Día Mundial de la Parálisis Cerebral, el próximo 6 de octubre la fundación lanzará un video de sensibilización que busca generar empatía y movilizar a la sociedad con un llamado a la acción y solidaridad.
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