Salud

Discapacidad intelectual, la condición más frecuente en las escuelas públicas de la República Dominicana

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El sistema educativo público cuenta con al menos 20 413 estudiantes que presentan Necesidades Específicas de Apoyo Educativo (NEAE).

Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

El sistema educativo público cuenta con al menos 20 413 estudiantes que presentan Necesidades Específicas de Apoyo Educativo (NEAE).

“Iniciamos la trayectoria escolar en una escuela normal; nos topamos con numerosos obstáculos y, hasta ahora, el modelo educativo no se ajusta a este tipo de niños”, relata Tania Serrano, madre de dos pequeños con Trastorno del Espectro Autista (TEA). “Los docentes no están preparados para atender a niños con esa condición”.

Tras el diagnóstico de Luis y Anyelis, ambos a los tres años, los especialistas sugirieron matricularlos en centros especializados o con grupos reducidos, pero la situación financiera de la familia no lo permitió, por lo que optaron por una escuela salesiana cercana a su vivienda.

Allí el mayor sufrió acoso escolar y una falta de comprensión por parte del profesorado, lo que llevó a Tania a retirarlo; hoy tiene 15 años y sigue las indicaciones de psicólogos y psiquiatras que lo acompañan externamente.

El Centro Educativo Estados Unidos de América, ubicado en la Avenida México del Distrito Nacional, lo acogió después de esa experiencia y ha sido su colegio desde que ingresó a la secundaria.

Con el apoyo de maestras y del equipo de Psicología y Orientación, Luis, quien también padece Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH), ha empezado a integrarse, a seguir las clases, a permanecer en el aula y a mostrar entusiasmo por realizar sus tareas.

Este adolescente es uno de los 4 794 alumnos con TEA que, al 27 de agosto del presente año, el Ministerio de Educación (Minerd) registraba como estudiantes con NEAE.

El TEA constituye la segunda condición más frecuente, solo superada por la discapacidad intelectual, que afecta a 7 736 estudiantes. Después de Santo Domingo, la zona educativa de La Vega es la que más registra este tipo de casos.

En total, el sistema público tiene 20 413 estudiantes con NEAE, entre los que se incluyen altas capacidades, discapacidad auditiva, limitaciones físico‑motoras, sordoceguera, entre otros.

A mediados de 2024 se promulgó la ordenanza 05‑2024, que establece los lineamientos para la educación inclusiva en la República Dominicana.

En ella, los NEAE se definen como “aquellos que pueden presentar una situación de discapacidad, trastorno de atención y aprendizaje, vulnerabilidad socioeducativa, altas capacidades intelectuales, retraso madurativo, incorporación tardía a la escuela y condiciones personales que requieren medidas específicas para apoyar su aprendizaje”.

La Dirección de Educación Especial del Minerd es la encargada de diseñar planes, programas y proyectos que garanticen la accesibilidad para estos niños, incluyendo aulas regulares con adaptaciones y aulas específicas para la inclusión educativa.

También se contemplan aulas de transición a la vida adulta y laboral, aulas especializadas para estudiantes sordos, el programa técnico‑profesional DUAL, espacios para estudiantes con sordoceguera y discapacidad múltiple, aulas hospitalarias y atención educativa domiciliaria para casos graves que impiden la asistencia continua.

Según la ordenanza mencionada, las aulas específicas dentro de centros regulares pueden acoger hasta 15 alumnos y cuentan con orientadores, psicólogos, docentes y un auxiliar de apoyo.

“No obstante, para Lucía Vásquez Espínola, directora de Educación Especial del Minerd, los estudiantes regulares son los más beneficiados: ‘Los ves colaborando en el recreo, en la hora del almuerzo, recibiéndolos cuando llegan en su bus’”.

“Lo hermoso de esto es que genera empatía entre los demás estudiantes”, afirma Vásquez Espínola, quien añade que esto sensibiliza a la sociedad: “Tenemos niños más conscientes de que hay otro ser humano con derecho a aprender de forma diferente”.

“En casi cuatro años que él lleva en esa escuela, se han logrado cosas que ni imaginaba”, dice entre lágrimas Tania, recordando que pensaba que Luis no podría culminar sus estudios.

“Es impresionante; no es solo él quien recibe ese acompañamiento. La docente tiene varios niños con la misma condición o incluso más graves, y les brinda su amor y tiempo. Lamentablemente, la Secretaría de Educación rara vez ofrece capacitaciones para esas personas”.

Tania Serrano ha compartido con el cuerpo docente del liceo las indicaciones y recomendaciones del equipo de psicólogos, psiquiatras y neurólogos que atienden a sus hijos.

Sin embargo, ella no es la única madre que reclama y desea que todos los maestros del país estén formados para trabajar con estudiantes con NEAE.

Yordane Ciprián, madre de dos hijas—una de ellas diagnosticada con TEA grado 3 desde los siete años—también ha escuchado docentes con la intención de formarse en educación especial.

“El gobierno debería preocuparse por capacitar a los maestros de escuelas públicas para que puedan atender a niños con autismo. El año pasado la maestra de mi hija me comentó que le gustaría que les enseñaran cómo dar clases a esos niños porque ellos no saben”, relata Ciprián.

Después de una extensa búsqueda, hace algunos años lograron un cupo en una de las aulas específicas del Centro Educativo Alma Rosa Chothen, en Santo Domingo Este.

Ciprián agradece enormemente el apoyo recibido y los avances observados en su hija, quien ha mejorado un 95 % según la psicóloga. Con la terapia psicológica y psiquiátrica externa, su hija de 15 años ha sido trasladada a un aula regular.

Una situación similar vivió el hijo de Margarita Castillo, un niño de nueve años diagnosticado con autismo nivel 3, que con seguimiento ha descendido a nivel 2 y también ha sido transferido a un aula regular después de estar en una especializada de la misma institución.

Anthony, de nueve años, fue diagnosticado con TEA grado 1 en 2019. Está cursando cuarto de primaria en la Escuela Víctor Garrido Puello e ingresó al sistema público en 2022 con el acompañamiento de una maestra adicional, conocida como “sombra” o “fantasma”.

“Después la retiré, porque la escuela nos brinda el apoyo necesario, tanto la dirección como la coordinación… lo recibieron muy bien desde el inicio y ha progresado bastante”, cuenta su madre, Maireni Corporán.

Anthony también se ha beneficiado del servicio de transporte Trae.

“Yo lo llevo a la parada y él viaja solo, conoce la parada donde debe bajarse y el personal lo sabe”, explica. Antes, Corporán invirtió tiempo en explicar la condición del niño a conductores y asistentes.

Desde el Minerd se han entregado aproximadamente 60 autobuses accesibles para que niños con cualquier tipo de discapacidad puedan asistir a la escuela, según la directora de Educación Inclusiva.

“Al conversar con tutores que apoyan a esos niños, vemos la necesidad de transporte y hemos trabajado arduamente para ofrecerlo, incluso en zonas rurales, para que no dejen de asistir por falta de movilidad”, añadió Vásquez Espínola en entrevista con periodistas de Listín Diario el 19 de septiembre.

En todas estas historias se repite el problema del acoso por parte de docentes y compañeros. Sin embargo, las familias se han encargado de sensibilizar al ecosistema educativo mediante charlas a otros padres y estudiantes.

Los conceptos de acompañamiento y dedicación aparecen constantemente. Cada una de estas madres coincide en que, pese a las dificultades, el sistema público les ha brindado los apoyos y recursos necesarios para el progreso educativo y el aprendizaje de sus hijos.

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