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El buque británico RRS Sir David Attenborough parte rumbo a la Antártida para investigar el cambio climático

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Lo que ocurre en la Antártida no se queda en la Antártida”, declaró el oceanógrafo Peter Davis, del BAS, durante una visita al barco en el puerto de Harwich, al este de Inglaterra.

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Londres — El buque británico RRS Sir David Attenborough, uno de los navíos de investigación polar más sofisticados del planeta, zarpará la próxima semana con destino a la Antártida para llevar a cabo decenas de proyectos científicos sobre el cambio climático, en un escenario marcado por el retroceso de Estados Unidos en materia de políticas y programas medioambientales. Operado por el British Antarctic Survey (BAS), el rompehielos de 15 000 toneladas, dotado de helipuerto, laboratorios y tecnología de vanguardia, será fundamental para estudiar fenómenos como la fusión de glaciares, la generación de tsunamis submarinos y el monitoreo de poblaciones de ballenas. “Lo que ocurre en la Antártida no se queda en la Antártida”, declaró el oceanógrafo Peter Davis, del BAS, durante una visita al barco en el puerto de Harwich, al este de Inglaterra. Davis describió como “lamentable” la retirada de Estados Unidos de la investigación científica polar. El RRS Sir David Attenborough — bautizado en honor al célebre naturalista británico — constituye una pieza clave en los esfuerzos del Reino Unido por evaluar el impacto del cambio climático en los ecosistemas antárticos. Entre los socios del BAS se encuentra el Instituto Coreano de Investigación Polar, que colabora en el estudio del Glaciar Thwaites, cuyo deshielo contribuye al aumento del nivel del mar. “Muchos países levantan la mano para decir: comprendemos la importancia de la Antártida y vamos a realizar investigación científica allí”, subrayó Davis. El buque se construyó con una inversión de 268 millones de dólares y se puso en servicio en 2020. Se prevé que llegue a finales de noviembre a la Estación de Investigación Rothera, en la península antártica occidental, una base recientemente ampliada con el moderno edificio Discovery. El expresidente Donald Trump se mostró crítico con la agenda climática internacional, calificando el cambio climático de “estafa”. Durante su mandato, retiró a EE. UU. del Acuerdo de París, recortó fondos a agencias científicas y despidió a cientos de investigadores. Su administración también anunció la finalización del arrendamiento del único rompehielos estadounidense dedicado a la investigación antártica, además de suspender el desarrollo de una nueva nave. En contraste, Washington ha reforzado su presencia militar y de seguridad en el Ártico, donde el deshielo ha despertado el interés global por sus recursos naturales y rutas estratégicas. “La ausencia de la ciencia estadounidense abre oportunidades para otros países”, afirmó Stephanie Martin, coordinadora de un proyecto del BAS sobre poblaciones de ballenas. Sin embargo, advirtió que “también es posible que China y Rusia ocupen ese vacío”. El proyecto ballenero liderado por Martin utiliza drones y sensores acústicos para estudiar especies como la ballena azul y la jorobada, en una iniciativa que busca medir los avances en la recuperación de sus poblaciones tras décadas de caza intensiva. “Somos una noticia positiva porque nos centramos en la recuperación de estas poblaciones”, declaró Martin. Según los datos del BAS, las ballenas jorobadas han recuperado alrededor del 60 % de su número original. No obstante, el kril, su principal fuente de alimento, está amenazado por el calentamiento global y la acidificación de los océanos. El capitán Will Whatley resaltó la capacidad del buque para operar incluso bajo condiciones extremas en los mares del sur. La embarcación cuenta con una grúa de 50 toneladas, robots submarinos y equipos que miden presión, temperatura y conductividad eléctrica del océano. Además, se extraerán núcleos de hielo de varios siglos de antigüedad, lo que permitirá reconstruir climas pasados y entender mejor la evolución del planeta frente a los cambios actuales. El RRS Sir David Attenborough visitará cuatro estaciones antárticas y varios puntos de investigación remotos. Sus hallazgos podrían aportar información esencial sobre la rapidez del calentamiento polar, el incremento del nivel del mar y la biodiversidad marina.

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