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Washington.- La administración estadounidense dio inicio a un cierre administrativo tras el fracaso de la última votación en el Senado destinada a impedir la paralización del presupuesto, lo cual dejará sin sueldo a cientos de miles de empleados estatales.
Inmerso en un cierre del gobierno, EE.UU. atraviesa una nueva ola de incertidumbre después de que el presidente Donald Trump y el Congreso no consiguieron pactar una solución para mantener operativos los programas y servicios gubernamentales antes del plazo del miércoles.
Se pronostica que cerca de 750 mil trabajadores federales serán suspendidos de forma temporal, y algunos podrían ser despedidos por la administración Trump. Numerosas dependencias cerrarán, tal vez de manera definitiva, pues Trump ha amenazado con “realizar acciones irreversibles y negativas” como represalia. Su plan de deportaciones avanzará sin pausa, mientras la educación, el medio ambiente y otros servicios quedarán paralizados. Se prevé que los efectos económicos se propaguen a todo el país.
Los senadores demócratas rechazaron una iniciativa legislativa republicana destinada a continuar la financiación del gobierno, desencadenando un cierre por primera vez en casi siete años.
El Senado votó en contra de la propuesta, cumpliendo la advertencia demócrata de cerrar la administración si el presidente Donald Trump y los republicanos no atendían sus exigencias en materia de salud. La votación, 55 a 45, sobre un proyecto para prolongar la financiación federal siete semanas, no alcanzó los 60 votos requeridos para superar la obstrucción y aprobar la norma.
“No deseamos que se cierre”, declaró Trump desde la Casa Blanca antes de la medianoche límite.
Sin embargo, el presidente, que sostuvo reuniones privadas con la alta dirección legislativa esta semana, no logró negociar un pacto entre demócratas y republicanos para prevenir el cierre.
Esta constituye la tercera ocasión en que Trump encabezó una interrupción del financiamiento federal —la primera desde su retorno a la Casa Blanca este año— un récord llamativo que evidencia la fractura en torno a las prioridades presupuestarias y un entorno político que premia las posturas rígidas frente a compromisos más tradicionales.
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