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Gisèle Pelicot regresa al juzgado para confrontar a uno de sus supuestos agresores en Francia

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Los jueces también impusieron a 50 de esos hombres penas de entre 3 y 15 años por los mismos delitos.

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En diciembre, el tribunal de Aviñón condenó a su exmarido Dominique Pelicot a la pena máxima de 20 años de prisión por administrarle ansiolíticos entre 2011 y 2020 con el objetivo de somnolizarla y abusar sexualmente de ella junto a desconocidos.

Gisèle Pelicot había logrado, hace casi un año, que 51 hombres fueran sentenciados por violarla o agredirla sexualmente en Francia; ahora vuelve a los tribunales porque uno de ellos ha recurrido la decisión, caso que la ha convertido en un icono feminista a nivel mundial.

Su historia ha impactado al mundo entero. Los jueces también impusieron a 50 de esos hombres penas de entre 3 y 15 años por los mismos delitos. Aunque inicialmente 17 apelaron, al final sólo uno mantuvo su recurso.

El juicio de apelación se iniciará el lunes en Nimes, sur de Francia, y se prolongará entre tres y cuatro días. Gisèle acudirá a este nuevo “trance” de manera combativa, con el objetivo de “cerrar verdaderamente esta página”, declaró a la AFP Antoine Camus, uno de sus abogados.

“Preferiría quedarse donde está para centrarse en su nueva vida y en su futuro”, añadió el representante legal de la mujer de 72 años, que publicará sus memorias el 17 de febrero bajo el título *Un himno a la vida*.

En la audiencia solo se enfrentará a un acusado: Husamettin D., de 44 años, quien en diciembre fue sentenciado a nueve años, aunque no ingresó de inmediato a la cárcel por problemas de salud.

“Yo no soy un violador; esa palabra me sobrepasa”, dijo en el juicio de primera instancia. El obrero sostiene que Dominique Pelicot, a quien conoció en internet en 2019, lo manipuló haciendo creer que su esposa había consentido y que ella fingiría estar dormida. Él niega cualquier participación.

En la noche del presunto abuso, el acusado asegura que se percató de que algo no estaba bien al oír a la mujer roncar. Afirmó que se retiró rápidamente, pero no consideró necesario alertar a la autoridad.

“Jamás tuvo la intención de violar a nadie”, explicó a la AFP su defensor Jean‑Marc Darrigade. “Respeta plenamente a Gisèle Pelicot. Resulta inapropiado que su recurso se interprete como un nuevo ataque”.

El exmarido de la víctima, que se encuentra recluido, comparecerá como testigo. Su abogada, Béatrice Zavarro, mantendrá la postura del juicio inicial: “Soy una violadora, al igual que todos los hombres de esta sala”.

Gisèle Pelicot no comprende esa “negación persistente”, sobre todo cuando existen videos, señaló Camus. “Necesita que la justicia le afirme: ‘Todas esas agresiones fueron, efectivamente, violaciones’”.

Los demás condenados que presentaron recursos fueron desistiendo uno a uno, citando la presión mediática y el temor a recibir una condena mayor, sobre todo ahora que habrá un jurado popular, según sus defensores.

Más de 100 periodistas se acreditaron nuevamente para este proceso que ha sobrepasado las fronteras francesas y ha generado intensos debates sobre violencia sexual, consentimiento, sumisión química y la propia definición jurídica de violación.

Al renunciar al juicio a puerta cerrada en Aviñón para que “la vergüenza cambie de lado”, Gisèle Pelicot, reconocible por su corta cabellera pelirroja y sus gafas de sol, se transformó en un símbolo feminista y su rostro ha dado la vuelta al planeta.

En Mazan, el pueblo donde se cometieron la mayoría de los abusos, la sombra del caso también recae sobre sus habitantes, quienes desde entonces reciben una pregunta constante de los turistas: “¿Dónde está la casa de los Pelicot?”.

“Es complicado para todos. Es algo que permanecerá en nuestra memoria durante bastante tiempo”, comentó a la AFP la concejala Maria Dufour.

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