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Ayer, la tonelada métrica de cacao se cotizaba a US$6,182 por tonelada, de acuerdo con el mercado de precios recabado por Bloomberg. Este valor resultó ligeramente superior al registrado el día 17 de este mes, pero mostró una disminución del 2.17% respecto a la jornada precedente.
Según una investigación realizada por el Centro de Estudios Económicos y Sociales Padre José Luis Alemán, S.J., de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM), la producción de cacao en la nación ha experimentado un decrecimiento en términos de la superficie de siembra, a la par de una caída en el precio del rubro en los mercados internacionales.
El estudio revela que, entre el 31 de diciembre de 2022 y la misma fecha de 2024, el precio transnacional de la tonelada métrica de cacao se incrementó en US$7,303 (un 177%), al pasar de US$4,162 a US$11,545. No obstante, posteriormente, el 17 de octubre de 2025, el precio descendió hasta situarse en US$5,876.
Este trabajo fue desarrollado por el equipo de análisis económico (EAE), el cual, a través de sus publicaciones de Coyuntura Económica, ofrece mensualmente una investigación sobre temas de relevancia económica en la República Dominicana. El estudio se llevó a cabo bajo la coordinación de Luis Humberto Vargas.
Vargas, en el transcurso de su investigación, constató que ni el aumento de la cotización internacional y el precio doméstico de los granos de cacao y sus derivados en años anteriores, ni el consecuente ascenso del valor exportado y los ingresos de productores agrícolas, agroindustriales, comerciantes locales y foráneos, así como de las entidades financieras, han logrado frenar la progresiva merma de los procesos de producción, la acumulación de excedentes y el deterioro de los ecosistemas cacaoteros en la República Dominicana.
El experto señaló que en el período de 36 meses, comprendido entre 2022 y 2024, la superficie cosechada se redujo en un 47% (equivalente a 1.45 millones de tareas), pasando de 3.10 a 1.65 millones de tareas. De manera similar, la cantidad producida experimentó una caída del 35% (687,734 quintales), disminuyendo de 1.95 millones a 1.27 millones de quintales.
“Sin embargo, el rendimiento de quintales por tarea experimentó un avance mínimo, pasando de 0.63 en 2022 a 0.71 en 2024, debido a que la disminución del área cosechada fue más que proporcional al descenso en la porción producida”, establece el informe.
Al examinar el comportamiento de la producción de cacao durante los últimos tres años, Vargas sostiene que, en los primeros ocho meses de los años 2013, 2024 y 2025, la producción nacional de cacao y sus productos elaborados, como el chocolate y la manteca, se dirigió en gran parte hacia los mercados internacionales, superando la demanda de importación tanto en valor como en volumen.
El economista apunta que la balanza comercial de este rubro reflejó un balance positivo de US$1,035 millones. Este monto se desglosa en US$497 millones (48%) provenientes del régimen nacional y US$535 millones (equivalentes al 52%) generados a través de las zonas francas industriales. El resultado final fue que las exportaciones (US$1,130 millones) superaron ampliamente a las importaciones (US$95 millones).
Según el economista Vargas, las transacciones internacionales de cacao y sus derivados de la economía dominicana con el resto del mundo, durante este lapso de 24 meses, representaron apenas el 4.31% de las exportaciones totales (US$26,199 millones), el 0.16% de las importaciones generales (US$59,266 millones) y contribuyeron en un 3.13% a la mitigación del déficit total de la balanza comercial (US$33,066 millones).
A nivel global, señala, se proyecta un exceso de oferta cercano a 186,000 toneladas métricas para la temporada 2025-2026. Este superávit se debe primordialmente a la recuperación de la región geográfica más importante en la producción del planeta, África, con especial énfasis en Costa de Marfil, que es el país líder en la producción mundial.
La falta de inyección de capital y de tecnología apropiada, la formación insuficiente de los productores, la ausencia de una financiación adecuada, y la diseminación de enfermedades, plagas y larvas entre las plantaciones, mazorcas, frutos o suelos, en un contexto histórico de escasa ayuda estatal, son algunos de los factores que han contribuido al desmantelamiento de las plantaciones, la reducción de las tierras sembradas y cosechadas, el declive de la producción y la destrucción de las unidades económico-familiar-ambientales en las zonas rurales.














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