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Moscú/Washington. – El presidente ruso, Vladimir Putin, ha intensificado la tensión geopolítica al confirmar este domingo la exitosa prueba de su misil de crucero de propulsión nuclear Burevestnik (conocido en la OTAN como Skyfall), enviando un mensaje inequívoco a la Casa Blanca y al mundo occidental: el Kremlin no retrocederá en sus exigencias sobre el conflicto ucraniano.
Este anuncio se interpreta como una réplica tanto al llamado de alto el fuego inmediato del expresidente estadounidense Donald Trump como a las recientes sanciones impuestas por Washington contra el sector petrolero ruso.
Putin subraya que cualquier proceso de paz con Ucrania debe contemplar la retirada de las fuerzas ucranianas de las cuatro regiones que Rusia se anexionó ilegalmente y el abandono de las aspiraciones de Kyiv de integrarse en la OTAN, condiciones que tanto Ucrania como sus aliados rechazan de plano.
El Burevestnik es el primer misil de crucero con propulsión nuclear del mundo, proporcionándole un rango de alcance virtualmente ilimitado y la capacidad de permanecer en vuelo durante varios días, lo que le permite iniciar ataques desde trayectorias impredecibles.
El jefe del Estado Mayor ruso, Valery Gerasimov, comunicó a Putin que el ensayo, llevado a cabo el 21 de octubre, fue un “éxito completo”. El proyectil recorrió 8,680 millas (aproximadamente 13,970 kilómetros) en un vuelo de 15 horas utilizando combustible nuclear. Gerasimov aseguró que el misil “demostró una alta capacidad para evadir los sistemas de defensa aérea y antimisiles”.
Putin dio la orden para acondicionar las instalaciones necesarias para el despliegue del misil, en lo que describió como una respuesta al escudo antimisiles que Estados Unidos desarrolló después de retirarse del pacto de la Guerra Fría en 2001.
El desarrollo del Burevestnik ha suscitado considerable escepticismo entre los expertos occidentales debido a los enormes desafíos técnicos y los riesgos radiológicos inherentes a su sistema de propulsión. Algunos especialistas han llegado a apodarlo el “Chernóbil volador”.
Un incidente previo en 2019 resultó en la muerte de al menos cinco ingenieros nucleares en una explosión que, según las autoridades estadounidenses, ocurrió durante un intento de recuperación de un prototipo fallido en el Mar Blanco.
A pesar de los riesgos, Putin defendió el logro:
” Cuando anunciamos el desarrollo de un arma de esta naturaleza, incluso expertos de altísima cualificación me comentaron que era… inalcanzable en un futuro próximo. Y ahora las pruebas decisivas han culminado”.
Esta demostración de capacidad nuclear de Putin forma parte de una estrategia más amplia que incluye ejercicios de la tríada nuclear rusa, lanzamientos de prueba de misiles balísticos intercontinentales y el apoyo a la retirada de un acuerdo con EE. UU. sobre la eliminación de plutonio apto para armamento.
Putin tildó las nuevas sanciones estadounidenses contra las principales empresas petroleras rusas de “acto hostil” y lanzó una advertencia clara de que Rusia no será intimidada:
” Ningún país ni pueblo que se respete toma decisiones bajo presión”. Además, alertó de una respuesta “muy seria, por no decir impactante” si Ucrania ataca territorio ruso con armas occidentales de largo alcance.
El expresidente Donald Trump reaccionó con irritación a la prueba rusa.














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