Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.
El catedrático de economía Víctor Matheson, del College of the Holy Cross en Worcester, Massachusetts, opina que solo con que Vlad Guerrero Jr. sea fundamental para que los Azulejos lleguen a la Serie Mundial, la inversión ya habrá merecido la pena.
Es factible que Rogers Communications, dueña de los Azulejos de Toronto, ya esté cosechando los réditos inesperados de la fuerte inversión realizada en el dominicano Vladimir Guerrero Jr., a quien le ofrecieron un acuerdo por catorce temporadas y 500 millones de dólares.
Desde que rubricó su lucrativo pacto en abril pasado, Guerrero Jr. es visto por numerosos expertos deportivos como un factor decisivo para que el equipo aspire a la Serie Mundial.
Y algunos economistas especializados en el ámbito deportivo sostienen que, incluso con 500 millones de dólares, el aparente costo colosal de mantener a la súperestrella en el plantel se justifica desde una óptica mercantil. “Si alcanzas la Serie Mundial y es un fichaje tan relevante como el de Vlad el que lo consigue, lo más probable es que valga la pena”, comentó Víctor Matheson, profesor de economía en el College of the Holy Cross en Worcester, Massachusetts.
Matheson asegura que únicamente por los ingresos generados por la venta de boletos para los juegos de la Serie Mundial, Rogers pudo haber recuperado lo desembolsado a Guerrero hasta el momento.
Esto se basa en su estimación de ganancias adicionales por entradas —calculada a partir de lo que otros clubes han obtenido históricamente— incluso después de deducir lo que la franquicia debe compartir con los jugadores y la liga.
“Solo este año, solo con la venta de boletos se cubre el sueldo completo de este deportista, lo cual es bastante positivo. Y claro, eso es apenas una parte de los ingresos, ¿verdad?”.
De hecho, existen muchas otras fuentes de ingreso para Rogers.
Rogers es dueña del equipo, además del parque de pelota, conocido antes como SkyDome y ahora Rogers Centre. Por ende, no solo capta ganancias de los Azulejos, sino también por la restauración, bebidas y artículos promocionales vendidos en el estadio.
Posee la cadena televisiva que retransmite la mayoría de los encuentros de los Azulejos en Canadá, Sportsnet, y uno de los principales proveedores de cable que muchos canadienses usan para contratar dicho canal, Rogers Cable.
Es notable que la empresa reportara un alza del 26% en sus ingresos por medios y deportes en sus resultados trimestrales más recientes, contrastando con los ingresos por servicios móviles, considerados “estables”, y los de cable, que apenas crecieron un 1%.
La corporación ha manifestado su intención de convertir a los Blue Jays, junto con su control sobre Maple Leaf Sports and Entertainment (MLSE), en una de las “mejores organizaciones deportivas” a nivel mundial.
“Este es nuestro tercer pilar de crecimiento, aparte de lo inalámbrico y el cable”, señaló Tony Staffieri, director ejecutivo de Rogers.
Rogers anticipa además un incremento aún mayor de ingresos gracias a la participación de su equipo en la postemporada beisbolera. “El gran desempeño de los Blue Jays en los *playoffs* de la MLB y la Serie Mundial impulsará un mayor crecimiento en el cuarto trimestre”, indicó el director financiero de Rogers, Glenn Brandt, en una reciente conferencia telefónica con inversionistas.
A pesar de todo, existe incertidumbre para Rogers.
Pese a los positivos resultados del 2025, invertir 500 millones de dólares durante los próximos 14 años en un jugador superestrella no garantiza el éxito financiero, advierte Matheson.
Subraya que si los Azulejos atraviesan una mala racha, Rogers deberá continuar abonando el salario de un primera base muy costoso por más de una década.
“Es un riesgo mucho mayor en un mercado más reducido como Toronto, donde una temporada deficiente, como la anterior, puede resultar bastante onerosa cuando tienes un jugador con un sueldo anual de 35 millones de dólares en la plantilla”, concluyó. Pero los clubes de grandes plazas a menudo requieren contratar figuras de renombre para comunicar al público que su franquicia и su ciudad justifican el coste de una entrada o de artículos alusivos, explica Matheson.
Eso podría explicar, en parte, por qué una entidad como Rogers y sus propietarios ven a Guerrero como una apuesta rentable, según el economista Duane Rockerbie.
“Buscan maximizar el retorno para sus accionistas… necesitan un jugador estrella”, aseveró Rockerbie, quien se dedica a la investigación de economía deportiva en la Universidad de Lethbridge en Alberta.
Rockerbie argumenta que tener una figura de fama mundial atraerá seguidores a los Blue Jays, lo que podría derivar en la compra de otros productos y servicios de los Azulejos o de Rogers.
Lo compara con la estrategia de ventas de un concesionario de vehículos de gama alta. El público se siente atraído por el artículo más costoso y, posteriormente, quizás adquiera otra cosa.
“Tienen un Corvette… no se producen muchos y son muy caros, pero es su modelo insignia. Atrae a la gente. Y luego tal vez compren una camioneta Chevy más modesta o algo así”, ilustró.
Según Rockerbie, incluso si Rogers enfrentara pérdidas con el acuerdo de 500 millones de dólares de Guerrero, podría generar beneficios en todas sus otras actividades comerciales gracias al poder de su estrella y su atractivo.
Desde la perspectiva de los seguidores, el analista deportivo Steve Glynn no encuentra objeción a que Rogers gaste fortunas en un jugador estelar.
“Es mi equipo, así que no me importa si simplemente están pagando su entrada… que gasten ese dinero”, declaró Glynn, quien previamente trabajó para Sportsnet y ahora maneja su propia red de podcasts.
Aduce que son los hinchas de los Azulejos y los abonados de Rogers quienes, en última instancia, cubren el oneroso pacto para retener a Guerrero.
“A fin de cuentas, es mi dinero, ¿no? Todos nosotros pagamos las entradas, la cerveza y el *hot dog* hasta el hartazgo”, comentó.
Glynn también opina que Rogers ya ha “quemado dinero a manos llenas”, y aun así ha conseguido el éxito.
¿Algo que, según él, los aficionados no deberían esperar? Que Rogers, a través de MLSE, dueña del club de la NHL de Toronto, también adquiera un trofeo de la Copa Stanley mediante contratos de súperestrellas. “El hockey maneja un tope salarial riguroso que impide a los equipos exceder cierto límite en salarios de jugadores… en hockey no se puede comprar un campeonato”, explicó Glynn. “Eso, y que los Leafs están maldecidos”.














Agregar Comentario