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Científicos del Laboratorio de Inmuno-Endocrinología, Diabetes y Metabolismo del Instituto de Investigaciones en Medicina Traslacional (IIMT), afiliado al CONICET y la Universidad Austral, hallaron que las células pancreáticas productoras de insulina tienen la capacidad de aprender a defenderse del daño.
Esta revelación, difundida en la reconocida publicación científica internacional Cell Death & Disease, abre nuevas vías para desarrollar terapias destinadas a robustecer las células beta y contribuir a la prevención o manejo de la diabetes.
La diabetes abarca un grupo de afecciones metabólicas que impactan a más de 500 millones de individuos globalmente, generando una considerable carga sanitaria y social.
Las formas más comunes son la diabetes tipo 1, que frecuentemente aparece en la juventud temprana o adolescencia, y la tipo 2, que afecta aproximadamente al 10-12% de la población mundial.
La investigación demuestra que las células beta del páncreas, encargadas de generar insulina, pueden aprovechar situaciones de estrés leve para adaptarse y resistir agresiones posteriores que, de otra manera, las eliminarían.
“Aquello que se veía como perjudicial podría, en realidad, ser protector”, señala el Dr. Marcelo Perone, investigador del CONICET y responsable del Laboratorio de Inmuno-Endocrinología, Diabetes y Metabolismo del IIMT.
“Descubrimos que cantidades muy reducidas de una sustancia inflamatoria, la interleuquina-1 beta (IL-1β), movilizan defensas que tornan más robustas a las células productoras de insulina ante futuros embates”.
En circunstancias normales, concentraciones elevadas de IL-1β causan la destrucción de las células beta, impulsando el desarrollo de la diabetes.
No obstante, el equipo observó que si la exposición es mínima y temporal, esa misma molécula activa una respuesta de protección que incrementa la aptitud celular para enfrentar agresiones inflamatorias subsecuentes y preservar su función.
“Este fenómeno se conoce como hormesis, una respuesta de ajuste al desafío que puede resumirse con la cita de Nietzsche: ‘lo que no te aniquila, te fortalece'”, comenta Perone.
“Dicho de otro modo, bajo ciertas condiciones, un indicio que suele ser nocivo puede convertirse en una oportunidad para potenciar a la célula”.
El estudio, cuya autora principal es la Bioquímica Carolina Sétula como parte de su tesis doctoral, fue guiado por el Dr. Perone con la colaboración de otros expertos del IIMT. Además, intervinieron el Dr. Eduardo Spinedi (CENEXA, UNLP-CONICET) y el Dr. Raghavendra Mirmira (Kovler Diabetes Center, Universidad de Chicago).
“Entender los procesos internos de las células al activarse este mecanismo nos permitirá, en el futuro, diseñar fármacos que incrementen la tenacidad de las células beta”, añade Perone.
“El propósito es favorecer que el cuerpo mantenga su habilidad intrínseca para producir insulina y abrir caminos hacia nuevas estrategias terapéuticas contra la diabetes”.
Este descubrimiento ofrece una perspectiva renovada sobre el funcionamiento de las células pancreáticas y su reacción ante la inflamación, representando un progreso prometedor en la búsqueda de tratamientos que mejoren la viabilidad y el desempeño de las células beta.















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