CHICAGO (AP) — Chicago ha entrado en lo que muchos consideran un nuevo y tenso capítulo de la campaña de la administración del presidente Donald Trump contra la inmigración, la cual ya ha resultado en miles de detenciones.
Mientras un director de la Patrulla Fronteriza, conocido por dirigir operativos intensos y polémicos, fue reasignado a Carolina del Norte, oficiales federales continúan efectuando capturas de inmigrantes en la tercera urbe más grande del país y sus alrededores.
Un número creciente de litigios derivados de esta ofensiva están avanzando en los tribunales. Las autoridades indagan las acciones de los agentes, incluyendo un tiroteo con desenlace fatal. Los activistas señalan que se mantienen alerta por si la situación se recrudece, mientras que muchos habitantes en este bastión demócrata, donde pocos recibieron bien la ofensiva, siguen intranquilos.
“Percibo una atmósfera de paranoia sobre cuándo podrían regresar”, comentó Santani Silva, quien trabaja en una tienda de antigüedades en Pilsen, un vecindario con alta población mexicana. “La gente sigue con temor”.
Durante más de dos meses, la región de Chicago fue el epicentro de una operación agresiva dirigida por Gregory Bovino, un alto mando de la Patrulla Fronteriza con experiencia en campañas similares en Los Ángeles y próximamente en Luisiana.
Oficiales armados y con el rostro cubierto emplearon camionetas SUV sin identificación y helicópteros por toda la ciudad de 2.7 millones de habitantes y sus afueras, enfocándose en presuntos infractores y personas indocumentadas con historial criminal. Las capturas frecuentemente provocaban altercados tensos con transeúntes, abarcando desde distritos pudientes hasta zonas suburbanas de clase obrera.
Si bien la intensidad ha disminuido en la semana desde que Bovino se marchó, aún se reportan detenciones. Defensores que monitorean a los agentes de inmigración indicaron que confirmaron 142 avistamientos diarios en el pico de la operación el mes pasado. Actualmente, esa cifra ronda los seis diarios.
“Esto no ha terminado. No creo que se detenga”, afirmó Brandon Lee, de la Coalición de Illinois para la Defensa de Inmigrantes y Refugiados.
Broadview, un suburbio de Chicago con unos 8,000 residentes y sede de un centro de detención del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE), ha soportado la mayor parte de la operación.
Las manifestaciones frente a la instalación se han vuelto cada vez más caldeadas, al punto de que los agentes utilizaron agentes químicos que los vecinos sintieron. La policía de Broadview también abrió tres investigaciones penales sobre los métodos empleados por los federales.
Los líderes comunitarios tomaron la decisión poco común de declarar estado de emergencia civil esta semana y trasladar las asambleas públicas al entorno virtual.
La alcaldesa de Broadview, Katrina Thompson, declaró que la comunidad ha enfrentado amenazas de bomba, amenazas de muerte y protestas violentas a causa de la campaña.
“No voy a permitir que amenazas de violencia o intimidación obstaculicen las funciones esenciales de nuestra administración”, puntualizó Thompson.
El Departamento de Seguridad Nacional informa más de 3,000 aprehensiones, pero la entidad solo ha facilitado detalles de unos pocos casos donde inmigrantes indocumentados también contaban con antecedentes penales.
La administración Trump difunde a través de redes sociales fotografías de supuestos criminales violentos capturados en operativos migratorios, aunque aun los datos del propio gobierno federal presentan un panorama distinto.
De 614 inmigrantes detenidos en los últimos meses en torno a Chicago, solo 16, lo que representa menos del 3%, tenían historial criminal calificado como de “alto riesgo para la seguridad pública”, según información gubernamental compartida ante el tribunal como parte de un acuerdo de 2022 sobre arrestos del ICE. Dichos registros incluían casos de violencia doméstica e infracciones por manejar bajo los efectos del alcohol.
Un juez en estos asuntos dictaminó que cientos de inmigrantes retenidos eran elegibles para fianza, aunque un tribunal de alzada suspendió su libertad. Los abogados anticipan que muchos más casos seguirán a medida que consigan información del gobierno sobre las detenciones.
Ed Yohnka, de la Unión Americana de Libertades Civiles de Illinois, involucrada en varios litigios, cuestionó: “Nada de esto ha encajado completamente. ¿De qué iba todo esto? ¿Qué propósito cumplió? ¿Qué se logró con esto?”.
El número de demandas generadas por esta ofensiva está creciendo, abarcando el uso de la fuerza por parte de los agentes y las condiciones en el centro de Broadview. En días recientes, personal eclesiástico interpuso una demanda contra la administración Trump, alegando que se les impedía el acceso para ofrecer asistencia espiritual en una instalación.
Los procuradores federales también han retirado repetidamente cargos contra manifestantes y otros transeúntes, incluyendo el descarte de acusaciones contra una mujer que fue impactada por varios disparos de un agente de la Patrulla Fronteriza el mes pasado.
Entretanto, agentes federales también son objeto de investigación por la muerte de un hombre abatido a tiros por agentes del ICE durante una parada de tráfico. La presidenta de México ha solicitado una indagatoria exhaustiva, mientras que el ICE ha asegurado no haber empleado fuerza desmedida.
Un informe forense obtenido por The Associated Press esta semana reveló que Silverio Villegas González pereció por un impacto de bala a “corta distancia” en su cuello. La defunción fue clasificada como homicidio.
En octubre, el cuerpo del hombre de 38 años, quien residía en Estados Unidos por dos décadas, fue sepultado en Michoacán, en el oeste de México.
Muchos de los corredores comerciales que solían estar animados en las comunidades principalmente inmigrantes del área de Chicago, y que se habían visto afectados, comenzaban a mostrar señales de reactivación, con algunos vendedores ambulantes regresando lentamente a sus puntos habituales.
Andrea Meléndez, dueña de Pink Flores Bakery and Cafe, mencionó haber notado un repunte en las ventas esta semana tras meses de dificultades.
“Como un negocio nuevo, me asusté un poco al ver caer las ventas”, comentó. “Pero esta semana siento un poco más de optimismo de que las cosas pueden mejorar”.
Eleanor Lara, de 52 años, ha preferido evitar salir de su casa en Chicago a menos que sea estrictamente necesario durante meses, por temor a que un encuentro con oficiales de inmigración traiga graves consecuencias.
A pesar de ser ciudadana estadounidense, siente miedo y carga consigo su acta de nacimiento. Está casada con un venezolano en situación migratoria incierta.
Esta nota fue adaptada del idioma inglés por un editor de AP utilizando asistencia de tecnología de inteligencia artificial generativa.
Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.















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