Economicas

Esquemas Ponzi: falacias vanas y consecuencias onerosas

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Aunque con frecuencia se presentan como inversiones serias o actividades empresariales válidas, su diseño está hecho para enriquecer a unos pocos a expensas de una gran mayoría.

Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

Las estafas piramidales, también llamadas esquemas Ponzi o esquemas multinivel ilegales, son sistemas de captación de capital que ofrecen rendimientos veloces mediante el reclutamiento constante de nuevos miembros. Aunque con frecuencia se presentan como inversiones serias o actividades empresariales válidas, su diseño está hecho para enriquecer a unos pocos a expensas de una gran mayoría.

Fundamentalmente, el mecanismo se sostiene cuando los miembros iniciales obtienen retornos usando los fondos entregados por los recién llegados. Conforme se incorporan más personas, el dinero aparente aumenta, creando una “percepción de triunfo”. No obstante, este aumento no proviene de transacciones comerciales legítimas de bienes o servicios, sino del flujo incesante de nuevos colaboradores. Cuando se interrumpe el ingreso de nuevos fondos, la estructura se viene abajo.

Un ejemplo claro ocurrió en el caso de Wilkin García Peguero, conocido como “mantequilla”, quien ejecutó uno de los fraudes de este tipo más conocidos en el país, impactando a más de $600$ individuos y causando perjuicios calculados en RD$150 millones.

El emprendimiento de “mantequilla” funcionaba con la lógica piramidal tradicional: los abonos a los inversores iniciales provenían del capital aportado por los miembros subsiguientes. No existía una actividad productiva real generadora de los beneficios prometidos. Al disminuirse el caudal de nuevos participantes, el esquema se derrumbó y “mantequilla” anunció su insolvencia, dejando considerables deudas.

La realidad es que la mayor parte de los implicados, especialmente quienes se unen al final, terminan perdiendo lo apostado, y las ganancias quedan reservadas para quienes se ubican en la cúspide.

Adicionalmente, estos modelos son ilícitos y tienden a explotar a sectores sociales con menor acceso a recursos, ofreciendo autonomía financiera y solidez cuando, en realidad, provocan endeudamiento y pérdida de confianza.

En resumen, los esquemas piramidales son un riesgo tanto financiero como moral. Es crucial formarse, corroborar la legitimidad de cualquier propuesta de inversión y decantarse por modelos empresariales transparentes y duraderos. La promesa de obtener dinero sin esfuerzo usualmente oculta un fraude costoso. Este texto fue publicado originalmente en El Día

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