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Por: Gral.(r) Manuel E. Caceres
La tentativa de un fraude electoral y el peligo de un colapso institucional han despertado las alarmas en Washington, manifestadas a través de la convocatoria urgente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado del Congreso de Estados Unidos para examinar la situación electoral en Honduras. Esta situación deriva de una causa directa y seria: la creciente evidencia de un intento de falseo electoral y de manejo institucional desde el poder ejecutivo, junto a inquietantes indicaciones de que la cúpula de las Fuerzas Armadas se está alineando con intereses políticos ajenos a la normativa constitucional.
Washington no reacciona ante meras especulaciones; cuando el Poder Legislativo estadounidense convoca una sesión de emergencia sobre una nación centroamericana, es porque detecta intentos sistemáticos de modificar el resultado de las urnas, presiones políticas sobre el sistema electoral y las entidades de seguridad, el riesgo de que la alta dirección militar abandone su neutralidad constitucional, y la posibilidad de que el país inicie una trayectoria de captura autoritaria similar a la vista en Venezuela, Cuba o Nicaragua.
En consecuencia, Honduras ha sido clasificada como un área de riesgo estratégico, donde la estabilidad democrática deja de ser un asunto puramente doméstico para convertirse en una preocupación continental.
La convocatoria de la sesión en el Congreso de EE. UU. se debe a la identificación de señales técnicas que confirman que la nación se encuentra en un momento crucial, donde el desenlace de la transición electoral y el actuar de las Fuerzas Armadas serán determinantes.
**I. Indicadores Técnicos Identificados**
Analistas en Washington han señalado tres ejes principales en el esfuerzo de manipulación institucional y fraude:
1. Intervención mediante fraude orquestado por el Ejecutivo en los organismos electorales, implementando estrategias para distorsionar el recuento y la divulgación de resultados, además de utilizar los recursos estatales para amedrentar a la oposición y a los votantes. Estos patrones concuerdan con tácticas empleadas previamente por regímenes del eje bolivariano.
2. La preocupación por la sumisión del alto mando militar ha generado la mayor alerta en Washington; no solo se trata del intento de fraude, sino de la posibilidad de que parte de la cúpula de las FF.AA. esté siendo coaccionada para favorecer resoluciones políticas ilegales. Para EE. UU., la fidelidad constitucional de las Fuerzas Armadas hondureñas es un cimiento de la estabilidad regional, y cualquier indicio de subordinación partidista o de utilización de los militares para validar un fraude se considera una amenaza para el hemisferio.
3. Activación del Sistema de Alerta Temprana Electoral (EWS) de EE. UU., lo cual sucede ante riesgos tangibles de quiebre democrático, represión previa a las elecciones, interferencia externa o uso inadecuado de las fuerzas de seguridad.
**II. Posibles Respuestas Técnicas de EE. UU.**
**Advertencia Diplomática Inmediata**: El primer paso será una declaración pública enérgica, exigiendo la salvaguarda de la transparencia del proceso, emitiendo advertencias directas a la cúpula de las FF.AA. para que se ciñan estrictamente a la Constitución, y demandando que no permitan que el poder político los involucre en maniobras ilícitas.
Objetivo: Elevar el costo de cualquier transgresión electoral.
**III. Escenario de Presión Directa sobre Entidades y Colaboración**
Restricción de la cooperación de USAID, revisión de la ayuda militar, paralización de capacitaciones e intercambios, y bloqueo de financiamiento multilateral en áreas donde Washington ejerce influencia.
Objetivo: Estas acciones impactarán al gobierno, no a la ciudadanía.
**IV. Represalias Individuales contra Funcionarios y Mandos**
De consumarse la alteración del resultado electoral, Washington podría incluir a altos cargos y jefes militares en la Lista Magnitsky, anular visados, inmovilizar bienes y emitir condenas públicas por subversión del orden democrático.
Este es el mismo mecanismo empleado contra colaboradores del régimen venezolano.
**V. Bloqueo Diplomático Concertado**
Si la administración persiste en prácticas fraudulentas o manipulación militar, se activará un cerco diplomático coordinado con la UE y la OEA, lo que resultaría en el aislamiento de Honduras en foros regionales y la limitación de su reconocimiento internacional. No sería un “aislamiento al estilo Venezuela”, pero sí un ostracismo considerable.
El mensaje de Washington es inequívoco: no se permitirá que Honduras se hunda en el fraude ni en un experimento autoritario impuesto. El gobierno debe entender que cualquier intento de falsear la elección, presionar a las instituciones o comprometer la integridad constitucional de las Fuerzas Armadas acarreará consecuencias inmediatas, directas y personales.
A la alta dirección militar se le recuerda que su compromiso es con la Constitución, no con un partido político; quienes se presten a órdenes ilegales deberán afrontar responsabilidad internacional.
Quienes defiendan la legalidad, la democracia y la voluntad popular contarán con el respaldo de la comunidad democrática del hemisferio.
Se acercan momentos cruciales; el gobierno todavía tiene margen para corregir su rumbo, pero si insiste en desafiar al pueblo y a la Constitución, la respuesta internacional será robusta, unificada e implacable.
Honduras merece comicios transparentes, instituciones respetadas y Fuerzas Armadas ubicadas en el lado correcto de la historia.















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